La búsqueda de gas natural lleva a las petroleras a nuevos extremos

13 agosto, 2014
GASNATURAL

GASNATURAL

Con una inversión de US$ 54.900 millones, la estadounidense Anadarko optó por explorar GNL en Mozambique. A ella se suman la italiana Eni y la británica BG.

Pocos caminos conducen a este pueblo pesquero en la costa oriental de África. El agua potable y la electricidad escasean. Las amenazas incluyen a víboras venenosas, mosquitos trasmisores de malaria y rebeldes armados.

Pese a todo, este es el lugar donde Anadarko Petroleum Corp. quiere construir uno de los mayores proyectos que jamás haya afrontado una empresa energética occidental. Ha prometido instalar hectáreas de viviendas con aire acondicionado, una pista de aterrizaje y un puerto, y trasladar a casi tres mil habitantes que actualmente viven en chozas de barro.

La búsqueda de petróleo ha llevado a empresas a lugares remotos a lo largo de la historia de la industria. Anadarko, sin embargo, no está allí en busca de oro negro. La compañía estadounidense busca algo más abundante, aunque menos lucrativo: gas natural ubicado a unos 50 kilómetros de la costa.

No obstante, hay más de una contra para uno de los mayores descubrimientos energéticos de las últimas décadas. Los clientes viables más cercanos están a un hemisferio de distancia y podría costar decenas de miles de millones de dólares acceder al gas. Compradores con abundantes recursos han expresado su interés en el proyecto, pero algunos aún deben comprometerse.

“El petróleo probablemente sea más fácil”, admite Don MacLiver, el ejecutivo a cargo del desarrollo del proyecto en Mozambique. De todos modos, al igual que muchas petroleras, Anadarko, con sede en Texas, tiene que adaptarse a las oportunidades disponibles.

Este es el desafío para muchas firmas energéticas: el gas natural, no el petróleo, representa dos tercios de las reservas de hidrocarburos descubiertas en la última década, según la consultora IHS Inc. Además, muchos de los mayores hallazgos están muy lejos de viviendas y empresas que pueden consumir el combustible.

El proyecto en Mozambique, que ha representado unos US$ 1.000 millones en costos para Anadarko hasta ahora, está entre las iniciativas más extremas para convertir esos descubrimientos tan grandes en energía que se pueda vender en el mercado. Como los clientes están tan lejos, Anadarko planea construir plantas que enfrían el gas a temperaturas que lo convierten a un estado líquido, para que pueda ser cargado en tanques refrigerados y ser trasladado por mar como el petróleo.

Exportar este combustible puede brindarles a las empresas una fuente de ingresos más prolongada y estable que bombear petróleo, aunque sin el alto margen de ganancias que deja el crudo.

Otras energéticas trabajan en proyectos similares. La italiana Eni SpA, por ejemplo, planea uno cerca del de Anadarko. Compañías como la británica BG Group y la noruega Statoil ASA planean otro emprendimiento de este tipo para comercializar el gas que han hallado cerca de la costa de Tanzania, al norte de Mozambique.

Analistas estiman que la demanda global de gas natural licuado, o GNL, se duplicará en 20 años, impulsada por economías de rápido crecimiento en Asia. La demanda europea de gas transportado por mar también podría aumentar, conforme los países buscan alternativas al combustible que llega por gasoductos desde Rusia.

“Nunca en la historia de la industria hemos visto esta cantidad de capacidad planeada”, dice Chris Holmes, director sénior de IHS, en referencia a los proyectos de exportación de gas licuado.

De todos modos, los proyectos en el este de África deberán competir contra muchos otros, incluidos algunos en regiones similarmente remotas pero políticamente menos problemáticas, como Australia y Alaska. El gas de Mozambique también deberá competir con el gas de esquisto en Estados Unidos, donde la infraestructura existente reduce el costo de exportación.

La apuesta de Anadarko en Mozambique es audaz. Con un valor de mercado de US$ 54.900 millones, se convertiría en la primera firma estadounidense de su tamaño en extraer, licuar y exportar gas. Hasta ahora, ese tipo de proyectos habían quedado reservados para gigantes como Exxon Mobil Corp. y Royal Dutch Shell PLC, que tienen ingresos 30 veces mayores.

El costo previsto de perforar los pozos y construir las dos primeras plantas de enfriamiento en Palma es de US$ 16 mil millones, una cifra superior al Producto Interno Bruto del país en 2013, de US$ 15.300 millones. Con una participación de 26,5%, Anadarko afrontaría alrededor de US$ 4.200 millones en costos.

La empresa tiene planes aún más ambiciosos, como construir hasta 14 plantas de licuación en Mozambique en las próximas décadas. Pero el costo podría subir: desde 2000, el gasto en la construcción de proyectos de GNL se ha más que triplicado, según la consultora Merlin Advisors LLC. Ejecutivos de Anadarko confían en que podrán controlar los costos.

De todas maneras, producir GNL es tan costoso, que Anadarko y sus socios -entre ellos, empresas de Japón y Tailandia y la energética estatal de Mozambique- no se comprometerán con el proyecto sin alguna garantía de que podrán obtener una ganancia. El consorcio busca compradores asiáticos para cerca de 60% del GNL, aunque por ahora solo reveló acuerdos tentativos. El 40% restante sería vendido en el mercado.

Anadarko planeaba tomar una decisión final sobre si avanzar con el proyecto este año, pero ahora señala que podría definirlo en 2015.

En tanto, no cesan las complicaciones en tierra. Palma es una de las zonas menos desarrolladas de esta ex colonia portuguesa. Incluso hoy, las mujeres llevan baldes de agua sobre sus cabezas y los pescadores trabajan desde pequeños botes de madera. La zona de 6.900 hectáreas que pretende explotar Anadarko incluye varios pueblos y un total de tres mil habitantes deberán ser reubicados. La petrolera trabaja en un plan para compensarlos, que incluye nuevas viviendas, pero la mudanza ha generado resistencia.

Fuente: Diario Financiero

Noticias Relacionadas