Revista Nueva Minería

El nuevo vicepresidente ejecutivo de la Empresa Nacional de Minería acepta el desafío encomendado por el presidente Gabriel Boric, luego de tres períodos desempeñándose en el mismo cargo. No obstante, recalca que esta vez la entidad tiene mayores posibilidades de “abrirse al futuro”, con un rol más activo.

Por Camila Morales
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No cabe duda que Jaime Pérez de Arce tiene una larga trayectoria que respalda su llegada a la Empresa Nacional de Minería (Enami). Ocupó el mismo cargo bajo la administración de Ricardo Lagos y posteriormente en dos ocasiones bajo los gobiernos de Michelle Bachelet. En su cuarta designación, el vicepresidente ejecutivo regresa agradecido del respaldo que tuvo su designación.

“Los trabajadores y asociaciones mineras respaldan mi vuelta. En ese sentido estoy contento y muy comprometido en hacer las cosas bien”, comenta Pérez de Arce en entrevista con Revista Nueva Minería y Energía. A continuación, algunas de sus impresiones, proyecciones y anuncios, a solo meses de asumir la vicepresidencia ejecutiva de la entidad.

¿Qué ha significado para usted regresar a la cabeza de Enami por cuarta vez?

Ha sido emocionante, en el sentido de que considero que Enami es una empresa muy importante e interesante por lo que hace. Es una empresa estatal que beneficia a un sector privado muy importante en el país. Es de una naturaleza única prácticamente en el mundo, al hacer fomento productivo en una alianza público privada. Por otra parte, ha sido un tremendo compromiso que el presidente Boric depositara su confianza en mi persona, y que los trabajadores y asociaciones mineras respaldan mi vuelta. En ese sentido, estoy contento y muy comprometido en hacer las cosas bien.

¿Cuáles son los mayores desafíos de encabezar una entidad tan relevante para la pequeña y mediana minería en Chile?

Hay desafíos muy ambiciosos, como la construcción de una nueva fundición y refinería polimetálica en Paipote, que estará adaptada a los más altos estándares productivos y ambientales. Esto contribuirá a agregar valor a lo que hacemos en Enami. Nosotros aportamos al país poco más de 10 ó 12 millones de toneladas en forma de concentrado, ese es un volumen grande, de manera que de materializarse nuestro proyecto va a contribuir a disminuir ese volumen. Eso trae consigo una refinería polimetálica.

Otro desafío es fortalecer la minería artesanal y pequeña, potenciando los instrumentos de fomento que tiene la Enami, que están establecidos en un decreto supremo desde el año 2013, el decreto 76. No obstante, estamos en un proceso de revisión de ese decreto por el nuevo contexto que se caracteriza por una visión del Estado más proactivo, que permite un desarrollo más sustentable en el tiempo, sobre todo en la zona centro y norte del país.

Un tercer desafío es el tema del depósito de litio. Nuestro directorio ha aprobado de forma unánime que retomemos el tema de la nueva fundición y que podamos desarrollar en el salar Infieles y Aguilar un proyecto de explotación de litio, el cual será con una alianza público privada, donde éste último traiga nuevas tecnologías. Es una de las condiciones que colocaremos en este proceso, además de una participación mayoritaria del Estado.

Estamos viviendo tiempos complejos, por eso necesitamos tener una mirada a largo plazo. Estamos trabajando en la elaboración de un plan estratégico de la Enami que nos permita tener una visión compartida de lo que haremos en los próximos 5 años. Ahora ya tenemos un primer borrador. Necesitamos que este plan sea legítimo, por eso realizaremos talleres de trabajo con los sindicatos y trabajadores para recoger ideas que puedan enriquecer este plan.

Tomando en cuenta lo que señala respecto a la fundición Paipote, la inserción de nuevas tecnologías y una mayor participación del Estado, ¿considera que estos factores van a ser valorados por la sociedad luego de lo que ocurrió en la fundición Ventanas? La sociedad parece estar reticente a tener una fundición cerca de sus hogares…

Nuestro proyecto de fundición justamente busca recurrir a las tecnologías más avanzadas para no perjudicar a la comunidad. Este proyecto ya tiene cerca de 4 años de trabajo previo, es un proyecto que probablemente pueda iniciar su producción en este periodo de gobierno. Es un proyecto que la comunidad de Paipote conoce y cuenta con el respaldo de la Región de Atacama.

Por lo tanto, frente a mayores exigencias de captación, que nos parece bien, se hace indispensable contar con tecnologías nuevas. La fundición tendrá una captación sobre el 99%, que además permitirá darle más valor a la producción de los pequeños y medianos mineros. De hecho, las propias autoridades ambientales respaldan este proyecto, porque se resolverían los problemas medioambientales que tiene esta fundición.

¿Cuáles serán las principales medidas que impulsará Enami este 2022?

Primero, estamos muy atentos a la fundición Hernán Videla Lira, para que cumpla estrictamente con el plan de operación, con pleno respeto y capacidad de no generar episodios ambientales. Eso significa que vamos a estar en cierta medida sacrificando cierta capacidad productiva, en favor de tener un ambiente sano. Otra medida estará focalizada en reestructurar nuestra deuda de corto plazo y proyectarla hacia un plazo más largo. Vamos a fortalecer y rediseñar nuestros instrumentos de fomento con el sector minero, para que tenga el mayor impacto posible. Queremos incluir en esos instrumentos de fomento la manera en que nos vamos a medir. Es decir, no solo importa que la Enami otorgue un crédito, sino medirlo de manera transparente, para que las cosas que nos proponemos generen un impacto real.

Por otra parte, también nos preocupa nuestra propia excelencia operacional, para fortalecer la producción de la pequeña y mediana minería. Por último, cabe destacar que para hacer posible este proyecto de nueva fundición necesitamos recuperar la confianza de los pequeños y medianos mineros para poder sostener este proyecto, que supone más del doble de la capacidad actual que tiene Paipote.

¿Cuál es el detalle de la medida incluida en el plan “Chile Apoya” impulsado por el gobierno que se enfoca en apoyar a la pequeña minería a través de Enami?

Esta es una línea de crédito blando que posibilita que productores de minería metálica y no metálica puedan acceder a este financiamiento para reactivar sus operaciones. Está destinado a financiar repactación de deudas tributarias, permisos, servidumbres, arriendos de equipos, remuneraciones, fabricación de faenas, entre otros. Los montos del crédito van entre 15 millones hasta 25 millones de pesos, con condiciones favorables como son el pago a 48 meses, considerando 3 meses de gracia, una tasa de interés del 3% anual y también asistencia técnica especial para cada productor o productora, que le permita llevar adelante su plan de inversión. Hasta la fecha hay 135 solicitudes de crédito, el 80% de estas solicitudes están entre la Región de Antofagasta y la Región de Coquimbo. Luego de las postulaciones viene una etapa de evaluación y selección de las solicitudes, que se darán a conocer a fines de septiembre, de manera que el proceso de entrega de los créditos debería ser en octubre de 2022. Son 1.000 millones de pesos a repartir.

¿Cuál será el foco o las medidas que impulsará la entidad para aportar en el viejo anhelo de hacer más sustentable la pequeña y mediana minería?

Primero, el propio proyecto de nueva fundición apunta en esa dirección. Luego, el tema de la disminución de los pasivos ambientales, en este caso, los tranques de relaves. En este punto lo que buscamos es no solamente recuperar metales valiosos, sino también buscar tecnologías que nos permitan utilizar el resto de los recursos que quedan, de manera que podríamos reutilizar tranques activos y no necesariamente construir nuevos.

Por otra parte, buscamos promover el cumplimiento en materia de seguridad. Tenemos un instrumento que se llama `programa de apoyo a la producción segura`, que les permite generar las condiciones de trabajos adecuadas para la seguridad y salud de las personas. Y también trabajamos en un cambio cultural para que en el mediano plazo la pequeña minería se desarrolle de manera más sustentable, con las mejores prácticas de la economía circular.

De todas formas el estándar de la pequeña minería actualmente en Chile ya es bastante más alto que en otros países de la región…

Claro, por supuesto, y además es importante darse cuenta que la existencia de la Enami permite que los pequeños mineros sean empresarios formales, porque nosotros los obligamos a formalizarse. Eso no ocurre en otros lugares, por eso es tan valorada la Enami en otros países mineros de la región. Es un punto que a veces no se percibe, pero la Enami al año vende más de US$ 1.000 millones. Es un valor superior al litio, por ejemplo. Está permanentemente entre las 10 ó 15 empresas con mayores exportaciones de nuestro país.

En una entrevista señaló que espera poner énfasis en fomentar “políticas de innovación y desarrollo metalúrgico” que contribuyan al fortalecimiento de Enami. ¿Nos podría contar más detalles de las políticas que irán en esa dirección?

La Enami es innovadora por esencia y le resulta más fácil hacer esa innovación por su tamaño y escala productiva. Nos estamos vinculando con un conjunto de centros de innovación y desarrollo, como la Universidad de Concepción y la Fundación Chile. En el negocio del litio estamos buscando nuevas tecnologías que estén probadas, que destaquen en la recuperación del oro. Estamos haciendo pruebas en la zona de Vallenar respecto a la recuperación de cobalto. También nos interesan las tierras raras. Estamos trabajando con pequeños productores para ver cómo apoyarlo e ingresar a este negocio. Es decir, queremos abrirnos a otros minerales que nos sean el cobre, el oro y la plata.

Dentro de las prioridades que tiene el Ministerio de Minería está el potenciar y promover el modelo virtuoso de relación público – privada que representa Enami, ¿de qué manera buscan fortalecer aquello?

La Enami es un modelo de alianza público – privada. Su ley fundante es muy relevante en ese sentido, le da flexibilidad al respecto. Al mismo tiempo, tenemos el decreto supremo 76 del año 2003, que establece los instrumentos de fomento en las distintas fases del desarrollo minero. Por lo tanto, diría que la estamos desarrollando para explotar nuestras propias pertenencias mineras también, y eso hacerlo con privados.

Porque en general la Enami no hace la minería, la Enami se dedica a los procesos metalúrgicos para transformar el mineral concentrado. Por eso es de nuestro interés poner en explotación aquellos yacimientos. Antes de fin de año vamos a licitar las operaciones de la mina Esperanza, en Chañaral, y estamos desarrollando estudios en otro lugar de esa zona que se llama Pastenes.

A lo largo de la entrevista percibo bastante ambicioso el rol que tiene la Enami en este gobierno. ¿Considera que quizás es uno de sus períodos más desafiantes como vicepresidente ejecutivo?

Sí, por supuesto. Ahora tenemos un programa de gobierno que se refiere a la Enami. Esto nos deja la ventanas abiertas para poder proponer medidas en varios temas. Sí, es ambicioso, pero creo que nos ayuda un clima laboral bueno, tenemos una buena relación con nuestras comunidades. Yo diría que probablemente es mi período más ambicioso en Enami, en el sentido que tenemos la posibilidad de abrirnos a un futuro mucho mejor, para un sector que es muy relevante y lo va a seguir siendo.

¿Algún mensaje que desee transmitir a quienes forman parte de la pequeña y mediana minería en Chile?

Queremos invitarlos a que participen en estas jornadas de trabajo que tenemos proyectadas realizarlas en Copiapó, Antofagasta, La Serena y Santiago. Porque nos interesa el cómo hacer las cosas, y desde ese punto de vista tener como parte de nuestro modelo de gestión no solo soluciones técnicas y eficientes, sino que también sean legítimas. Para eso se requiere la participación de nuestros sindicatos, de las asociaciones mineras, una gestión que respete a las personas, que esté abierta al diálogo y a la crítica. Queremos ser una empresa transparente, erradicando el maltrato y el abuso. Es importante el qué hacemos, pero también el cómo lo hacemos.