Indígenas de la región en pie de guerra con sus gobiernos por mineras

12 julio, 2012
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12-07-2012 Pulso – Noticias
Indígenas de la región en pie de guerra con sus gobiernos por mineras
Países de Latinoamérica se han visto en crisis por masivo rechazo y violentas protestas a estos proyectos privados

Los indígenas han ganado la batalla, en Bolivia por lo menos. El presidente Evo Morales anuló el martes una concesión minera de la compañía canadiense South American Silver (SAS) para la exploración de la mina Mallku Khota tras fuertes protestas de representantes de este sector.

SAS esperaba explotar a partir de 2015 el yacimiento de plata, indio y galio que había descubierto, con una inversión de US$50 millones. Pero, esto inició violentas protestas para exigir la expulsión de la empresa.

Tras dos meses de manifestaciones, Morales finalmente cedió. “La empresa (SAS) enfrentó a hermanos, cuñados, primos, vecinos, ¿cómo entre hermanos vamos a estar enfrentados por una empresa trasnacional que viene a saquear nuestros recursos naturales?”, dijo el presidente al justificar el acuerdo firmado por indígenas y ministros en La Paz.

Más importante resulta tomando en cuenta que es el segundo caso de nacionalización en el país en menos de un mes. Anteriormente, la mina de estaño y zinc, Colquiri, que explotaba el grupo suizo Glencore, también sufrió el mismo destino. Pero, a diferencia de Mallku Khota, Colquiri fue explotada por décadas, así y todo el gobierno ya informó que no pagará compensaciones económicas a Glencore.

Un patrón en la región

En Chile, el mayor proyecto minero del país, Cerro Casale, del grupo canadiense Barrick, también tiene conflictos con indígenas. La Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (Conadi) ha criticado fuertemente la iniciativa debido a que se encuentra en una zona tradicionalmente nativa, algo que dicen no se consideró cuando se elaboró el estudio de impacto ambiental.

En tanto, en Perú, Ecuador y Argentina el conflicto ya ha empeorado. Ha habido diversas movilizaciones en rechazo a distintos proyectos mineros con, sorprendentemente, amplio apoyo por parte de sus presidentes.

El caso más emblemático este año ha sido el de Minas Conga, en Perú. El proyecto de oro y cobre de US$4.800 millones de la empresa estadounidense Newmont, está detenido desde noviembre a causa de las fuertes protestas de pobladores por temor a la contaminación al agua.

El presidente peruano, Ollanta Humala, ha advertido a los manifestantes que no tolerará actos violentos que atenten contra la propiedad privada. Ya van 15 muertos en protestas sociales desde que asumió el gobierno.

Ecuador, en tanto, ha tenido marchas de indígenas desde marzo en rechazo a proyectos de minería. Su mayor descontento es por la autorización a la minera china Ecuacorriente para explotar durante 25 años un yacimiento de cobre y otros minerales en una reserva que consideran parte de sus territorios ancestrales.

El presidente Rafael Correa ha asegurado que está dispuesto a dialogar con los dirigentes indígenas, aunque dijo que sólo lo haría “con la gente bien intencionada, sana; para eso no necesitan marchas”.

En Argentina, las protestas han sido más pacíficas, como la que se hizo en rechazo de las empresas Pascua Lama y Veladero, subsidiarias de la transnacional Barrick Gold.

La presidenta Cristina Fernández ha dado su apoyo. “Muchas veces se habla a través de slogans, pero no se puede prescindir de la minería, pues ha contribuido a crear puestos de trabajo altamente calificados, y bien remunerados”, aseguró al inaugurar la mina Cerro Vanguardia en marzo.

Impacto externo

Estos conflictos no sólo están afectando a la política interna sino a la imagen externa de los países, lo que podría terminar dando malas señales a los inversionistas a futuro.

Según Juan Carlos Hidalgo, analista para América Latina de Cato Institute, estas crisis son una prueba de fuego para el compromiso de los distintos países y, en particular, de sus presidentes con la inversión extranjera directa. “Resulta claro que aquellos presidentes que han mostrado menos compromiso con la inversión extranjera directa han sido los más proclives a ceder ante las presiones de estos grupos”, sostuvo.

Además, no cabe duda de que aquellas empresas que quieran invertir miles de millones de dólares en proyectos mineros van a tener más cuidado en países que han demostrado defender a los indígenas, como Bolivia.

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