Generación Distribuida: Con miras hacia un desarrollo masivo

19 septiembre, 2022
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El gobierno espera que al término de su período se logre alcanzar 500 MW de energía renovable instalados en generación distribuida, incluyendo sistemas unitarios y comunitarios.

Por Daniela Tapia
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Generar energía cerca de los puntos de consumo, es decir, cerca de cada hogar o incluso en cada hogar, es lo que persigue la generación distribuida. Si bien en Chile se han dado pasos importantes en este ámbito gracias a la Ley 20.571 que otorga el derecho de generar la propia energía, autoconsumirla e inyectar los excedentes a la red, los avances se han dado de manera paulatina.

Según el Anuario Estadístico 2021 publicado por la Comisión Nacional de Energía (CNE), la capacidad instalada en generación distribuida superó los 100 MW y las 10 mil instalaciones durante 2021, registrando un crecimiento de 34 MW al aumentar de 73.505 kW a 107.933 kW entre 2020 y 2021. En el mismo período las unidades instaladas evolucionaron positivamente, creciendo en más de 3.100 instalaciones desde 7.129 a 10.297.

Aunque las cifras han evidenciado un crecimiento, desde la Asociación de Distribuidoras de Energía Eléctrica Latinoamericanas (Adelat) señalan que a nivel local el despliegue ha sido probablemente más lento de lo esperado, considerando que hace casi seis años ya existe la posibilidad de inyectar a la red los excedentes de energía.

“En la región el despliegue tampoco ha sido tan rápido, a excepción de algunas zonas de Brasil. Estamos lejos aún de algunas regiones del mundo, donde hasta una de cada tres viviendas tienen hoy sistemas fotovoltaicos”, dice el director ejecutivo de la entidad, Ignacio Santelices.

El plan del gobierno

Con el objetivo de incrementar los niveles de desarrollo en generación distribuida, según la reciente “Agenda de Energía 2022-2026: hoja de ruta en materia energética” presentada por el Ministerio de Energía, se busca impulsar una reforma a la Ley Eléctrica para mejorar el segmento de distribución y así comenzar a implementar la digitalización de su programación y operación, lo que permitirá que incrementalmente más actores puedan participar e interactuar con el sistema eléctrico.

Pero la meta es ambiciosa. El documento explicita que se espera terminar el período de gobierno con 500 MW de energía renovable instalados en generación distribuida, incluyendo sistemas unitarios y comunitarios.
“Es un hecho que aún persisten barreras para lograr que la energía distribuida se masifique y llegue a todas y todos. Es por eso que implementaremos un “Plan de Energía Distribuida” con acciones concretas para promover y habilitar el despliegue masivo de soluciones energéticas distribuidas, eléctricas y térmicas, y el desarrollo de una demanda energética eficiente. Estas acciones contemplarán el fortalecimiento regulatorio, programas de inversión pública y privada, financiamiento, información, capacitación y desarrollo de capital humano, coordinación de actores, entre otras”, consigna el informe.

Para contribuir a esta meta de alcanzar 500 MW en generación distribuida residencial, comercial e industrial, se implementará el programa “Casa Solar Social” que buscará disminuir los costos de inversión en sistemas solares fotovoltaicos mediante un proceso de compras agregadas o de proyectos de propiedad conjunta en residencias de familias vulnerables.

“Esto pondrá las soluciones de generación distribuida al servicio de las familias, disminuyendo el gasto en las cuentas de electricidad y fomentando el desarrollo de la generación distribuida residencial. Apoyaremos el desarrollo de soluciones para familias individuales y también iniciativas comunitarias”, según lo estipulado en la “Agenda de Energía 2022-2026”.

En línea con estas metas planteadas por la actual administración de gobierno, Santelices cree que, en términos generales, la normativa chilena está bien diseñada al entregar señales de precio adecuadas y permitir la generación comunitaria, además de la generación individual.

“Existe el desafío regulatorio de definir cómo se van a remunerar las redes de distribución cuando se masifique la generación distribuida, tema que debemos empezar a conversar desde ya dado los tiempos que toma cualquier cambio legal”, sostiene el ejecutivo.

También manifiesta que otros de los retos que asoman son más bien de carácter administrativo, financiero y de capacidades.

“Por un lado, debemos simplificar y agilizar el proceso de conexión a la red que puede demorar entre tres y cuatro meses. Por el otro, debemos empujar modelos de financiamiento que permitan pagar la inversión con los ingresos provenientes de la generación de energía, pues tener que pagar por anticipado la inversión es prohibitivo para parte importante de la población”, concluye el líder de Adelat.

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