Gas Natural: El potencial de una fuente poco aprovechada

3 agosto, 2020
Gas Natural

(Foto: ESAN)

Según las proyecciones, el gas natural tendría buenas perspectivas de desarrollo en el sector residencial, comercial e industrial, por su condición de combustible limpio. Aunque su desafío es transformarse en una opción competitiva en la matriz energética chilena.

Por Daniela Tapia
Revista NME
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Es un combustible abundante que se encuentra en muchos ambientes geológicos alrededor del mundo. Se trata del gas natural, cuyas reservas actuales, según algunos estudios, permiten asegurar el suministro mundial por los próximos 100 años y más.

En varios países se ha consolidado como una alternativa energética viable gracias a sus ventajas, en términos de baja emisión de gases de efecto invernadero (GEI) y de contaminantes locales. ¿Pero por qué en Chile no ha despegado como se pensaba, considerando los atributos que posee?

Desde la Asociación de Empresas de Gas Natural (AGN) tienen una respuesta. Sostienen que si bien es un sector que fue pensado para estar en la base de la generación, hoy tiene un despacho spot, que llega incluso a operar sólo algunas horas en el día.

“Lo anterior ha tenido como consecuencia un aumento menor en la capacidad instalada durante las últimas décadas”, señala Carlos Cortés, presidente de la asociación.

Los números avalan esta realidad. Actualmente, la mayor parte del consumo de gas natural (GN) corresponde a generación eléctrica en unidades de ciclo combinado, que en 2019 representó algo más de 7 millones de m3/día; un valor menor que lo consumido respecto al período pre-crisis del gas argentino. En tanto, el sector residencial, comercial e industrial representa hoy del orden de los 4 millones m3/día, un crecimiento calificado como lento, pero sostenido.

Las apuestas en la descarbonización

Para revertir estas cifras, los actores del sector tienen sus ojos puestos en el plan de descarbonización de la matriz llevado a cabo por el gobierno, además de los objetivos que se ha propuesto el país con miras a alcanzar la carbono neutralidad al 2050. ¿La razón? Creen que en estas apuestas está la oportunidad para potenciar al gas natural como una opción energética competitiva.

En Valgesta Energía, por ejemplo, suponen que en la medida que las energías renovables variables (ERV) aumenten su participación en la matriz, junto con la necesidad de suplir la energía que las plantas a carbón dejarán de aportar al sistema, el GN va a tener un rol aún más relevante, incrementando su participación en comparación de lo que aporta hoy.

“Esto dependerá fuertemente de dos aspectos: la disponibilidad de gas (hoy existe capacidad ociosa de GN en el sistema) y de la entrada de nuevas tecnologías, como por ejemplo, sistemas de almacenamiento”, comenta Ramón Galaz, fundador de la consultora.

Una opinión que comparten en la AGN, quienes van más allá al afirmar que esta opción será el reemplazo natural del carbón.

“Dos aspectos que le dan una especial ventaja al gas, es que hoy Chile cuenta con toda la infraestructura disponible de abastecimiento de combustible (5 gasoductos y 2 terminales), y de generación de electricidad con sus 4.800 MW hoy instalados. Además, el gas podrá dar rápida respuesta a los cambios en la demanda eléctrica frente a la variabilidad en la oferta de generación renovable”, asegura el líder de la entidad.

Mientras que en Synex Ingenieros Consultores también creen que el plan de descarbonización llevará hacia un mayor uso del GNL (y/o gas argentino), pero éste será lento y sólo en las centrales de ciclo combinado existentes.

Al respecto, Sebastián Bernstein, socio de la firma, plantea que no se instalarán más centrales de este tipo, ya que su costo total de desarrollo no compite económicamente con una combinación de centrales eólicas, solares y, a más largo plazo, sistemas de almacenamiento.

Ahora bien, a mediano plazo, con la instalación de varios miles de MW de generación renovable variable, el especialista considera que se requerirá la operación de unidades termoeléctricas económicas que cuenten con el atributo de bajo tiempo de partida y parada para absorber rampas, tipo turbinas a gas o motores diésel operados con gas.

“Pero vemos que ya existe una capacidad instalada en unidades de este tipo, que eventualmente habría que reconvertir de petróleo diésel a gas”, explica Bernstein, y prevé que el aumento de consumo de gas por este efecto sería de pequeña magnitud.

Ajustes pendientes

En 2017 se promulgó la Ley del Gas, la que fue modificada tras una larga discusión en el Congreso. Hoy la normativa se encuentra en fase de implementación, con algunos de sus reglamentos complementarios por dictarse.

Aunque en la AGN valoran la normativa, también creen que hay avances regulatorios que se pueden hacer para visibilizar las ventajas que posee el gas natural y así avanzar hacia las metas de reducción de emisiones de GEI.

De acuerdo a algunos estudios citados por la asociación, el uso del gas natural permitiría reducir las emisiones totales de CO2 del país en 12 millones de toneladas hacia 2030.

“Avanzar en esta línea requiere de una modernización del impuesto verde (incorporándolo en el costo variable en la decisión del despacho), y una señal de precio al alza de la tonelada de CO2 emitida”, expresa Cortés.

Otro punto que requiere ser revisado, a juicio de la asociación, tiene relación con el Impuesto Específico a los Combustibles (IEC), el cual representaría una barrera para el desarrollo del gas natural en el mercado del transporte vehicular. En efecto, expresan en la AGN, el diésel paga un IEC de $2,32 por Mega Joule, mientras que el gas natural vehicular tributa $2,98 por Mega Joule.

“Esto quiere decir que hay una diferencia impositiva de 38% que favorece al combustible más contaminante. En el caso de los vehículos para el transporte de carga, el diésel tiene un beneficio tributario consistente en la recuperación de hasta el 80% del impuesto pagado”, asevera Carlos Cortés.

Para la entidad, esto favorece el uso del diésel como combustible, en desmedro de alternativas menos contaminantes. Por ello, proponen modificar el IEC de acuerdo a GEI generados por tipo de combustible. ¿La idea? Que al menos se garantice la equidad tributaria entre los combustibles en términos energéticos, con el objetivo de que el gas natural pueda competir con el diésel, como ocurre en la mayoría de los países desarrollados, aseguran en la AGN.

Perspectivas favorables

Al igual que el resto de los mercados, el gas natural también está enfrentando los impactos que ha provocado la pandemia del Covid-19.

En este sentido, la demanda de este recurso se ha visto particularmente afectada, siendo el sector comercial el que ha experimentado las disminuciones más importantes, de acuerdo a las estimaciones realizadas.

En cuanto a las exportaciones argentinas de gas hacia Chile -que se reanudaron en 2018 tras la crisis ocurrida en el año 2004-, los análisis apuntan a que éstas dependerán del desarrollo de los yacimientos de gas no convencional en Neuquén, especialmente de Vaca Muerta.

“Actualmente, los inversionistas en estas áreas han visto señales preocupantes en los precios internacionales de los hidrocarburos y en las políticas internas de Argentina, por lo cual se postergará el momento de contar con ese gas los 12 meses del año”, dice Sebastián Bernstein, quien agrega que en todo caso, Vaca Muerta será un proveedor muy importante de gas natural para Chile.

¿Qué futuro le depara a este recurso? En general, los expertos concuerdan que el gas tiene buenas perspectivas de desarrollo en el sector residencial, comercial e industrial, por su condición de combustible limpio en términos de bajas emisiones locales y de CO2.

Así lo manifiesta Sebastián Bernstein. “Las redes se están extendiendo desde Santiago al norte y sur del país, llegando en la actualidad desde Antofagasta hasta Puerto Montt, por lo que el gas natural tiene el desafío de desplazar el consumo de leña en ciudades del sur con alta contaminación”, argumenta el ejecutivo de Synex Ingenieros Consultores, aunque advierte que en el sector eléctrico, su consumo caerá a partir del 2021 y sólo crecerá lentamente en los próximos años.

Por su parte, Ramón Galaz, de Valgesta Energía, proyecta que el precio internacional del GN va a la baja, por lo que se prevé que a futuro pueda llegar a niveles similares a los del carbón.

“Tomando en cuenta la preocupación que existe por el cambio climático y la necesidad de avanzar hacia tecnologías más limpias y eficientes, lo esperable es que el desarrollo tecnológico apunte a usar alternativas que aporten mayor flexibilidad al sistema eléctrico chileno”, señala el especialista, añadiendo que las plantas a gas natural más eficientes y los sistemas de almacenamiento parecen ser las fuentes mejor posicionadas hacia el futuro.

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