Revista Nueva Minería

Aunque las mujeres representan menos del 15% de la dotación de la industria, Chile ha logrado avances y consensos orientados a equilibrar la balanza, generando equipos diversos tanto en faenas como a nivel ejecutivo.

Por Fabiola Romo
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En noviembre pasado, la Sociedad Nacional de Minería (Sonami) contabilizó 28.513 personas en la dotación total de mujeres en la industria, incluyendo tanto trabajadoras propias como contratistas. Si dicha cifra se compara con los 249.421 trabajadores promedio mensual registrados en dicha fecha, entre la mediana y la gran minería, la inclusión femenina parece pequeña.

En este escenario, la presidenta de la Asociación de ingenieros metalúrgicos y profesionales afines de Chile (IMetChile), Roxana Uribe Acuña, considera que -a estas alturas del desarrollo- la inclusión laboral de la mujer no debiera ser tema, sino obedecer a la naturalidad y al derecho de las personas a trabajar.

“Hombres y mujeres tienen el derecho de trabajar en lo que deseen y en lo que le permitan sus competencias personales y técnicas, es decir, las oportunidades deben ser para mujeres y hombres por igual, no solo en la minería, sino que en cualquier industria, en Chile y en el mundo”, enfatiza la presidenta de IMetChile.

En este ámbito, claro que ha habido avances si se observa que en los años ochenta las mujeres se desempeñaban principalmente en áreas administrativas, pero muy poco en las técnicas u operativas. “Era muy común que te preguntaran cómo se te ocurrió estudiar metalurgia”, relata Roxana Uribe Acuña.

Según la ingeniera civil metalúrgica, a pesar de los avances tecnológicos el trabajo en la minería sigue siendo duro, especialmente, en las faenas que están a gran altura geográfica, que son muchas. “Hay que estar dispuesto a sacrificar en gran medida la calidad de vida, pero, así y todo, hay mujeres que lo hacen y eso es lo importante: que hayan tenido la oportunidad de elegir y que las nuevas generaciones tengan más oportunidades de hacerlo”, comenta.

En este sentido, se espera que la presencia femenina aumente no sólo en los cargos administrativos y operativos, sino también en la alta dirección. “Pero que no sea por cuoteo, sino porque realmente -como sociedad y como grupos directivos- estemos convencidos de la importancia de lo que podemos aportar las mujeres en el desarrollo de las compañías mineras y también de otras”, añade Roxana Uribe Acuña.

Nuevas generaciones

En la actualidad el porcentaje de participación laboral femenina en la minería es muy bajo. No obstante, lo mismo sucede con el número de mujeres graduadas de ingeniería. “Obviamente, las empresas reciben mayor cantidad de postulantes hombres. Por eso, es importante despertar el interés de las generaciones femeninas jóvenes por las ciencias y, muy especialmente, por estudiar ingeniería en cualquiera de las especialidades, para que en el futuro -ojalá- se logre el equilibrio”, afirma Roxana Uribe.

Por su parte, la exministra de Minería y gerente de Operaciones de Ciptemin, Aurora Williams, valora los consensos que hoy existen, pues, décadas atrás no se aceptaban mujeres en faena. “Hoy día la mujer está integrada al mundo minero y hay que reconocer los importantes avances que ha tenido la industria al fijarse métricas, políticas internas y un conjunto de medios a través de los cuales poder disponer del talento de mujeres para sus faenas”, sostiene.

Igualmente, la exministra coincide con la presidenta de IMetChile sobre la necesidad de acercar tempranamente a las mujeres a las carreras STEM (estas son carreras de Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas). Además, Aurora Williams considera importante que ellas puedan mantenerse en la industria y avanzar en su carrera laboral. En este sentido, destaca el trabajo que se está haciendo en los establecimientos de educación técnico-profesional para acercar a las mujeres al mundo STEM.

“Distintas investigaciones han demostrado que la equidad de género no sólo reporta beneficios sociales y de responsabilidad social empresarial, sino que también mejora la competitividad y la rentabilidad de los negocios en cualquier ámbito económico, puesto que equipos más diversos entregan mayor creatividad mayores habilidades de liderazgo. Además, las mujeres pueden incidir decididamente en tasas de accidentabilidad más bajas y mejorar el clima laboral”, afirma la exsecretaria de gobierno.

Promoción y contratación

En septiembre, Natalia Pizarro, vicepresidenta de Personas y Desempeño de SQM sostuvo en sus manos el Premio Impulsa 2022, otorgado a la empresa por poseer el mejor indicador de género de la industria minera. Según ella, los desafíos en materia de inclusión van más allá de la incorporación de la mujer a la minería. “Se relacionan también con la promoción o asignación de mayores responsabilidades dentro de una organización y para lograrlo, es indispensable conectarse con una mayor cantidad y diversidad de instituciones técnicas que formen alianzas con las empresas productivas para que se desarrollen competencias acordes con los requerimientos actuales y futuros”, dice.

En este contexto, la ejecutiva confía en que la colaboración entre la academia y las empresas dará sus frutos. Igualmente, cree necesario promover un desarrollo más equitativo mientras se amplían las áreas de trabajo.

“Es fundamental también preguntarnos cómo fomentamos el interés de nuestras estudiantes en estas funciones desde el colegio. Además, necesitamos que aumente la investigación como una apuesta del país para el progreso y por, sobre todo, ser un espacio para el desarrollo y crecimiento del talento local, en especial de las comunidades vecinas donde concentramos nuestras operaciones”, comenta la ejecutiva de SQM.

Madeleine Valderrama, fundadora de Altum Lab, startup que -con ayuda de la inteligencia artificial- ayuda a anticipar la materia prima que se procesará para disminuir costos operativos, reconoce que varias mineras se han certificado en la norma NCh 3262/2012, que promueve la igualdad de género en las organizaciones. Además, valora que hayan surgido asociaciones como la Red de Ingenieras de Minas Chile y Women in Mining Chile. Sin embargo, cree que falta aumentar la velocidad de contratación y promoción de mujeres. “No por consumar un plan ejecutivo o alcanzar metas de inclusión anual, sino porque somos resilientes, valientes, criteriosas y capaces de cohesionar equipos”, afirma.

Finalmente, Claudia Pohl, socia de Ad-Infinitum invita a aumentar la presencia femenina en la industria porque somos, definitivamente, complementarios. “Pienso que equiparar la participación entre hombres y mujeres sólo suma en una organización”, concluye.