Encadenamientos como soporte frente a los ciclos del precio del cobre

23 abril, 2021
minería cobre

“El fomento al desarrollo de encadenamientos productivos aguas arriba en la industria minera, lejos de ser un fomento a la cobre-dependencia, puede llegar a ser precisamente un soporte y un foco de desarrollo contra-cíclico que reduzca nuestra alta dependencia a las fluctuaciones de precio del commoditie”.

(*) Jorge Cantallopts, director de Estudios y Políticas Públicas Comisión Chilena del Cobre (Cochilco).

De acuerdo con estimaciones que hemos realizado en Cochilco, reconstruyendo series de Cuentas Nacionales desde el año 1960, en Chile la minería ha representado en promedio un 9,6% del PIB, con una ponderación mínima de 4,6% en el año 1998 y una máxima de 20,7% en el 2006. Esta ponderación está altamente correlacionada con el precio del cobre, nuestro principal producto minero.

Si específicamente analizamos las series del PIB en dólares corrientes trimestrales desde el año 1996 a la fecha y su correlación con el precio del cobre, encontramos una correlación superior a 0,72, lo que implica que desde el año 1996 a la fecha, un 72% de las fluctuaciones trimestrales de la economía chilena se mueven de manera sincrónica por las fluctuaciones nominales del precio del cobre.

Si bien esto no es señal estadística de dependencia, sí al menos es evidencia de relación, más considerando que la economía chilena no parece tener un efecto directo en la cotización del cobre en los mercados internacionales.

Resulta difícil de entender que una participación del 9,6% pueda explicar por sí sola dichas correlaciones, por lo que es fundamental entender todos los encadenamientos que genera la minería en la economía real y también todas las implicancias monetarias y financieras que tiene en nuestra economía las variaciones de precio de un producto, que representa cerca del 50% de las exportaciones.

Los encadenamientos que genera una actividad del volumen de la minería en Chile o los que se producen por efecto de la enorme ponderación del cobre en nuestra matriz exportadora son muy diversos, y en muchos casos, tan complejos e interconectados unos con otros, que no es posible estimarlos todos con precisión.

Estos encadenamientos van de los clásicos efectos multiplicadores de las compras e inversiones de la minería en otros sectores de la economía, desarrollados por Leontief, como aquellos derivados del efecto en el tipo de cambio de las fluctuaciones en el precio del cobre y otros efectos en variables financieras.

Poder analizar en detalle cada uno de esos efectos es clave para entender los impactos de la minería, promover su crecimiento y focalizar los esfuerzos de política pública en el desarrollo de la actividad minera y el diseño de herramientas de política macroeconómica contra-cíclicos.

Adicionalmente, estas mediciones pueden ayudar a dimensionar la capacidad de desarrollo sostenible de la minería, teniendo en consideración las concepciones modernas de la sostenibilidad que apuntan a incrementar el desarrollo económico, mejorar la inclusión social y a reducir los impactos ambientales.

Variables influyentes

Precisamente para poder saber el efecto real que tiene la minería en el desarrollo económico, debemos hacer esfuerzos por entender todos los efectos que tiene la actividad en las variables económicas. Estos esfuerzos metodológicos deben ser específicos y lo más robustos y transparentes posibles. De la misma manera, la diversidad de efectos impide la utilización de una metodología única que abarque todas esas potenciales relaciones e inducciones.

Las metodologías más tradicionales se enfocan en medir los efectos inducidos de una actividad en el resto de la economía, para lo cual se utilizan habitualmente modelamientos estadísticos asociados a modelos basados en sistemas de cuentas nacionales, mientras que modelos más sofisticados y modernos permiten hacer estimación de los efectos inducidos en variables aparentemente no relacionadas, como el tipo de cambio o las tasas de interés, que a su vez gatillan una serie de efectos en la llamada economía real.

Concentrándonos en esta oportunidad en el análisis de los encadenamientos más tradicionales, es decir, aquellos que se derivan de la operación minera, es posible estimar de manera robusta y transparente los efectos indirectos inducidos por la minería.

Utilizando las matrices insumo producto del Banco Central de Chile desde el año 2008 al 2017, podemos estimar los aportes en valor agregado de la minería derivados del proceso de compras intermedias asociado al gasto operacional (OPEX) y al proceso de inversiones asociado al gasto de capital (CAPEX).

Es importante considerar el gasto operacional que, particularmente está directamente vinculado con los niveles de producción, mientras que el gasto de capital está vinculado a los procesos de formación bruta de capital, es decir, compra de equipos, construcción de infraestructura productiva y movimientos de tierra previos a la entrada en operaciones de un yacimiento.

Los resultados de las estimaciones realizadas, que se encuentran en un estudio de Cochilco, que entrega los resultados como valor agregado en millones de dólares y también como en efecto multiplicador, muestran que en el año 2008 los efectos inducidos considerados en el estudio tenían un multiplicador del PIB de 0,41, es decir, que por cada dólar de PIB directo que aporta la minería se creaban 0,41 dólares adicionales en los efectos inducidos del OPEX y CAPEX.

En el año 2017 este multiplicador pasó a 0,61. El mismo estudio muestra que el año 2015 se alcanzó un máximo con un multiplicador de 0,89.

Conclusiones

Los resultados de estas estimaciones, además de permitirnos dimensionar mejor el aporte de la minería a la economía chilena, permite visualizar una serie de relaciones que tiene la minería con el resto de la economía, y en particular, el efecto del precio del cobre sobre ésta.

En el caso del efecto directo de la minería en el PIB, como se mencionó al comienzo, la correlación es de 0,72, que si bien no es posible asignar directamente como causa efecto, sí muestra al menos una alta relación de la economía con los ciclos de precio del metal, que no están necesariamente explicados por la producción chilena de cobre.

Un dato clave es que el PIB minero medido en dólares corrientes, presenta una correlación de 0,9 con el precio del cobre entre el año 2008 y el 2017.

Uno de los resultados más interesantes que surge del análisis de los efectos indirectos de la actividad se obtienen al analizar la correlación entre los efectos indirectos en el PIB, inducidos por las compras intermedias, y las inversiones sectoriales con el precio del cobre.

En el caso de compras intermedias, es decir el gasto operacional, el indicador de correlación es de 0,027, lo que es un número llamativamente bajo. De la misma manera, el efecto inducido por el proceso inversional o gasto de capital tiene una correlación con el precio del cobre de 0,0012, lo que es aún menor.

Al analizar la correlación total de los efectos inducidos medidos en el estudio con el precio del cobre, ésta es de 0,008 para el período 2008-2017.

Si bien la metodología y el indicador no permiten establecer que no existan ciclos en los efectos inducidos, estos resultados sí nos permiten decir con un alto nivel de certeza, que al menos esos ciclos no están tan simultáneamente relacionados con el precio del cobre como los efectos directos y que, por lo tanto, esos impactos inducidos pueden incluso, jugar un efecto amortiguador del efecto de los ciclos de precio del cobre en la economía chilena.

Con esto, lo que se deduce es que el fomento al desarrollo de encadenamientos productivos aguas arriba en la industria minera, lejos de ser un fomento a la cobre-dependencia, puede llegar a ser precisamente un soporte y un foco de desarrollo contra-cíclico que reduzca nuestra alta dependencia a las fluctuaciones de precio del commoditie.

No obstante, estos resultados paradojalmente no logran explicar la altísima correlación del resto de la economía no minera con el precio del cobre, por lo que se debe seguir analizando y entendiendo dichos vínculos.

*Artículo preparado para Revista Nueva Minería y Energía por Jorge Cantallopts, director de Estudios y Políticas Públicas Comisión Chilena del Cobre (Cochilco).

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