El cambio profundo de Chuqui

7 noviembre, 2017
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(Foto: Codelco)

(Foto: Codelco)

El proyecto que cambiará la explotación de Chuquicamata de rajo abierto a subterránea continúa avanzando, pero sufrirá importantes cambios, los que apuntan a simplificar las fases constructivas y operativas de la iniciativa original. ¿La idea? Optimizar el sistema de manejo de minerales, lo que permitirá dar continuidad a la extracción de mineral de Chuqui y sustentar el ramp up y el régimen de producción.

Por Daniela Tapia
Revista Nueva Minería y Energía
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Luego de un siglo de extracción, en 2018 la mina a tajo abierto más grande del mundo, Chuquicamata, cerrará sus faenas al aire libre para sumergirse bajo tierra y pasar a la fase subterránea.

Convertido en el buque insignia de la cartera de inversiones de Codelco, el proyecto Chuquicamata Subterránea continúa avanzando, pero sufrirá importantes cambios.

Tras la última entrega de resultados, el presidente ejecutivo de Codelco, Nelson Pizarro, sostuvo que los porcentajes de avance del proyecto podrían variar una vez que culmine el trabajo interno que lleva adelante la minera (que al cierre de esta edición aún estaba en proceso), con el objetivo de optimizar la iniciativa.

“Chuquicamata Subterránea sigue avanzando. Estamos reportando un progreso del 51,4%, pero creo que este número podría sufrir una variación cuando terminemos el proceso de reformulación que estamos llevando a cabo”, ratificó el timonel de la cuprífera.

El objetivo de dicha reformulación está vinculado a reducir la inversión total del proyecto, y estaría directamente relacionada con la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) presentada por Codelco en mayo pasado para introducir adecuaciones constructivas y operacionales a Chuquicamata Subterránea.

Según indica dicha DIA, el propósito del proyecto -estimado en US$1.400 millones de los US$4.200 millones que cuesta la iniciativa total- apunta a simplificar las fases constructivas y operativas de la iniciativa original.

“Dado que el diseño, construcción y operación (de Chuquicamata Subterránea) fue concebido bajo condiciones de mercado diferentes, actualmente se requiere realizar adecuaciones en el proyecto original con la finalidad de gestionar el riesgo de pérdida de su valor, manteniendo el método de explotación”, informó la cuprífera estatal en el documento ingresado al Servicio de Evaluación Ambiental (SEA).

Para ello, se prevé optimizar el sistema de manejo de minerales, lo que permitirá dar continuidad a la extracción de mineral de Chuqui y sustentar el ramp up y el régimen de producción, considerando la explotación de las reservas del proyecto original en 3 niveles principales de extracción, y no en 4 niveles como fue ambientalmente aprobado anteriormente.

A la fecha, Codelco tiene estimado que la transformación de Chuquicamata hacia una mina subterránea se traduzca en una tasa de producción en régimen de 140.000 toneladas de mineral por día (tpd), lo que significará una producción de 366.000 toneladas de cobre fino y más de 18.000 toneladas de molibdeno fino al año.

Y es que pasar de una operación en superficie a una subterránea no es tarea sencilla. Menos, si se consideran las dimensiones del proyecto estructural de Codelco. Son muchos los factores que deben ser tomados en cuenta para planificar y desarrollar una transformación de esta magnitud. Desafíos que van desde un cambio de cultura minera para los trabajadores involucrados hasta aspectos técnicos relacionados con el proyecto propiamente tal.

Sus avances

Dada la envergadura del proyecto, los trabajos que se han ido realizando dan cuenta de los progresos que ha tenido la iniciativa, los que hablan por sí solos. Así, durante el segundo semestre del año 2016, se dio inicio a los desarrollos subterráneos para la construcción de los niveles de hundimiento y producción, sumado a las excavaciones que darán cabida al nuevo sistema de transporte de minerales al interior de la mina. Además, destacan los avances en las obras subterráneas de infraestructura permanente para el sistema de inyección y extracción de aire.

En tanto, durante este año finalizó la excavación del túnel de transporte y la estación de transferencia para el sistema de transporte principal con 6,5 km de longitud y 35.000 m3 de volumen excavado, respectivamente. Además, se iniciaron los trabajos de preparación de plataforma para la correa overland, con 5,6 km de longitud, que lleva los minerales desde los túneles principales hacia la planta concentradora de la División Chuquicamata.

Otra obra de importancia que se realizó este año fue la construcción de la subestación principal Tchitack, cuyo significado en lengua kunza es “corazón”. Esta obra proporcionará la energía eléctrica a toda la infraestructura del proyecto tanto en superficie como en interior mina, lo que la convierte en uno de los ejes centrales para las etapas de construcción, puesta en marcha y operación de la mina subterránea.

Destacan los avances en las obras subterráneas de infraestructura permanente para el sistema de inyección y extracción de aire. (Foto: Codelco)

A su vez, en el primer semestre de este año, se desarrollaron más de 75 kilómetros de túneles, chimeneas y piques de este proyecto, de un total aproximado de 140 kilómetros que es necesario completar al año 2020, cuando se haga la entrega a la División Chuquicamata del proyecto.

Así las cosas, Chuquicamata Subterránea continúa su construcción de acuerdo a lo planificado, con un inicio de producción programado hasta el momento, para el año 2019.

Tecnología de punta

Bajo el imponente rajo de la centenaria mina también sorprende la variada gama de innovaciones tecnológicas que contempla la construcción de la nueva apuesta subterránea. Un aspecto que Codelco no dejó al azar.

La cuprífera estatal ha optado por introducir tecnología de punta, como los jumbos semiautomáticos, que permiten tener mayor eficiencia en la perforación, así como en el uso de agua vía perforación semi-húmeda y la operación mediante control remoto de shotcrete.

En la operación de la futura mina subterránea también se implementarán tecnologías como LHD semiautónomos operados desde superficie en el Centro Integrado de Operación y Gestión (CIOG), martillos telecomandados y ventilación bajo demanda, la que permite inyectar la cantidad de aire necesaria en las frentes de trabajo, permitiendo ahorros importantes en materia de energía.

Las fuentes de abastecimiento hídrico que se usarán tampoco escapan al plan estratégico del proyecto. En concreto, serán las mismas que utiliza actualmente la División Chuquicamata, ya que Codelco asegura que el proyecto no incrementa la cantidad de agua necesaria para el proceso productivo. “Esto en relación a la cantidad de agua utilizada actualmente en la explotación por rajo abierto”, agregan desde la empresa.

Y siguiendo la tendencia que apunta a las mejoras medioambientales que en el último tiempo ha incorporado la industria, la mina subterránea tendrá ventajas significativas respecto a la actual operación.

Ejemplo de ello es la reducción en más de un 90% de la cantidad de material particulado generado por la actual explotación a rajo abierto, además de disminuir drásticamente el actual consumo de hidrocarburos y eliminar el movimiento masivo de material estéril y depósito en superficie.

A un siglo de haber entrado en operaciones, y tras haber dado riqueza al país durante todo este tiempo, hoy Chuqui experimenta el paulatino agotamiento de su rajo. Pero lejos de desparecer, la insigne mina ya está embarcada en una transformación radical que le permitirá seguir extrayendo tesoros minerales bajo las profundidades de la tierra.

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