Desalación, una tendencia en aumento

10 julio, 2019

Cada vez más la desalación de agua de mar gana terreno como la mejor opción para la minería. Tendencia que proyecta seguir creciendo, aunque hoy en Chile el foco está puesto en mejorar esta tecnología dado su alto consumo energético, entre otras variables.

Por Daniela Tapia
Revista Nueva Minería y Energía
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Si hace tres décadas nadie preguntaba ni fiscalizaba mucho de dónde sacaban el agua las mineras para el procesamiento de la materia prima, hoy eso ha cambiado.

Las exigencias medioambientales, la importancia de las comunidades y una mayor conciencia por la sustentabilidad, están haciendo que la industria minera mire cada vez más hacia el mar para la extracción del agua que requiere para su funcionamiento.

Así lo confirma el estudio “Proyección de Consumo de Agua en la Minería del Cobre 2018-2029”, que realizó la Comisión Chilena del Cobre (Cochilco). Según el documento, se prevé un sostenido aumento del consumo de agua de mar en las operaciones de la gran minería del cobre en el próximo decenio, llegando a 10,82 metros cúbicos por segundo al año 2029, lo que representa un aumento del 230% respecto al valor esperado para el 2018.

“Con esto, el 43% del agua total requerida en la industria minera del cobre vendrá de agua de mar, pues son cada vez más las mineras que se suman a la construcción de sus propias plantas desaladoras o agua de mar directa para enfrentar la escasez de este recurso”, sostuvo la analista de Cochilco, Camila Montes, durante la presentación del estudio.

La investigadora explicó que este aumento es impulsado fuertemente por la región de Antofagasta, particularmente entre 2019 y 2024, período en el cual se espera la puesta en marcha o ampliación de varias plantas desaladoras. Entre ellas, destacan las de Escondida EWS, planta desaladora Distrito Norte de Codelco, la ampliación de tuberías para Distrito Centinela de Antofagasta Minerals, el uso de agua de mar para la expansión de Sierra Gorda de KGHM y la puesta en marcha progresiva para el proyecto de hierro Dominga a partir del 2020.

Desde la industria defienden esta tecnología dado los beneficios que, según dicen, reporta al sector minero, específicamente en términos de seguridad operacional, independencia de las variaciones climáticas, entre otros factores.

“Si bien las plantas de desalación están en manos privadas, se puede favorecer su uso compartido con las comunidades donde están emplazadas estas instalaciones”, dice Waldo López, gerente de Desarrollo de Negocios de Agua en Acciona, compañía que tiene experiencia a nivel global en el desarrollo de proyectos de desalación de agua de mar.

Y aunque el uso de agua de mar, desalinizada o no, se ha instalado como una opción conveniente para asegurar el suministro de agua de los proyectos mineros, algunos expertos alertan que los costos de bombeo de agua pueden llegar a niveles tales que podrían poner en riesgo la rentabilidad de una determinada iniciativa. Como ejemplo, hoy el consumo energético de una planta desaladora representa entre el 50% al 70% de los costos de operación.

Así lo afirma el profesor adjunto del Departamento de Ingeniería de Minas de la Universidad de Chile, Jacques Wiertz, quien agrega que en el futuro se espera la construcción de plantas desalinizadoras multi-clientes, modalidad que ya parece concretarse con la aprobación ambiental del proyecto Enapac, ubicado en la Región de Atacama.

Trabajando en la eficiencia

Las nuevas tendencias apuntan a disminuir los altos costos de esta tecnología. Entre ellas, destaca la desalación con uso de energías renovables no convencionales, como eólica y solar fotovoltaica, para reducir el consumo de combustibles fósiles. También resalta el desarrollo de membranas de menor costo, como por ejemplo, la tecnología de nanofiltración que se utiliza como sistema de pre-tratamiento.

A juicio de Ulrike Broschek, subgerente de Sustentabilidad de Fundación Chile y líder de Escenarios Hídricos 2030, la nanofiltración genera menores volúmenes de rechazo y tiene menor requerimiento de energía comparado a la ósmosis inversa.

“Operan a menor presión y tienen mayor vida útil. Su aplicación resulta útil en el pre-tratamiento de ósmosis inversa de agua de mar o sólo para eliminar algún compuesto de gran tamaño, además de estar presente en la purificación de agua potable (ablandamiento del agua, decloración y eliminación de micro contaminantes)”, señala la especialista de Fundación Chile.

Varios son los desafíos que representa este tema tanto a corto como a largo plazo. Pues todo indica que el uso de agua de mar desalinizada seguirá intensificándose en los próximos años, en particular para el desarrollo de los proyectos mineros.

Pero a juicio de Jacques Wiertz, de la Universidad de Chile, esta tendencia debería inscribirse en el marco de una gestión integrada de los recursos hídricos, aspecto, que según el especialista, “está muy de moda, aunque no ha tenido muchas aplicaciones en Chile”.

“Esto requiere probablemente un nuevo marco legal e institucional, pero sobre todo avances concretos a través de la aplicación de nuevos modelos de gobernanza del agua”, añade el académico universitario.

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