Desalación: Solución en medio de la sequía y la desertificación

22 marzo, 2024
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En los últimos 20 años, Chile ha liderado el desarrollo de infraestructura de desalación a nivel latinoamericano, tanto para el consumo humano como industrial. Tecnología que necesita nuevos proyectos con urgencia, pues 58 comunas continúan sufriendo una estrechez hídrica severa.

Por Cristián Venegas
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En el mundo operan más de 20 mil plantas desaladoras de agua de mar, con una capacidad que la convierte en la principal fuente de agua no convencional a nivel global. Chile no es la excepción a esta tendencia, con un total de agua desalinizada del orden de 10.000 litros por segundo, lo que corresponde aproximadamente a un 25% del agua potable urbana que se utiliza en el país.

De hecho, según destaca el presidente de la Asociación Chilena de Desalación y Reúso (Acades), Carlos Foxley, Chile es el país de Latinoamérica con la mayor capacidad de desalinización debido al desarrollo de la minería, cuya capacidad instalada actual provee en un 80% a esta industria, porcentaje que se incrementará al 85% el 2025 cuando entren en operación los proyectos en construcción. La industria sanitaria, en tanto, consume alrededor del 16% y el saldo lo consumen diversas industrias como las eléctricas, pesqueras, entre otras.

De modo que la desalación de agua de mar es muy importante para el país, y cada vez lo será en mayor proporción, asegura, pues hacia fines de la década se debiese llegar a producir el equivalente a más de un tercio del agua potable de todas las ciudades de Chile, país que sufre los efectos del cambio climático, con lagos períodos de sequía y una desertificación en avance.

20 años de experiencia

Una de las industrias que ha sido precursora en Chile en la utilización de este recurso es la sanitaria. El gerente general de Aguas Antofagasta, Carlos Méndez, asegura en este sentido, que “somos pioneros y los principales exponentes en desalación para producción de agua potable en Latinoamérica, a partir de una mirada visionaria planteada en 2003, cuando comenzamos a mirar el mar como una incipiente fuente de abastecimiento para complementar la producción cordillerana. En ese momento comenzamos paulatinamente a dar certeza hídrica a esta región”.

Tanto es así que diariamente la producción que suministra la empresa a la región alcanza los 150 mil metros cúbicos de agua potable, para abastecer a las siete localidades donde están presentes. “De este total, el 60% lo cubrimos a partir de agua proveniente de desalación, mientras el 40% restante se obtiene del tratamiento de aguas continentales. Esto refleja la importancia que tiene el uso de la tecnología de desalación en nuestras operaciones”, especifica.

Este convencimiento, añade Méndez, radica en que el 70% de la población regional vive en ciudades costeras, por lo que producir agua potable vía desalación es una solución a la mano y al mismo tiempo la más sostenible actualmente. Así, por ejemplo, la producción actual vía desalación en Tocopilla cubre el 100% de la demanda, a partir de la Planta Desaladora de Tocopilla que está diseñada para ampliarse a fin de acompañar adecuadamente el crecimiento poblacional y desarrollo productivo de ese puerto.

En el caso de Antofagasta, ésta suple sus necesidades de agua potable con un 80% proveniente de desalación y la ampliación de la Planta Desaladora Norte (PDN) de Antofagasta, que permitirá aumentar la disponibilidad de agua potable de la capital regional, para llegar a cubrir el 100% de su demanda con agua proveniente del mar. Más al sur de la región, Taltal, cubre un 31% de sus requerimientos por esa vía. En el caso del mega puerto de Mejillones, actualmente el 100% de su demanda es cubierta con la producción de la PDN de Antofagasta, apunta.

Estrategia exitosa

El agua es uno de los insumos críticos de la minería, industria que utiliza cerca del 80% del agua desalada en Chile. De ese porcentaje Minera Escondida, que el 31 de diciembre de 2019 cesó la extracción de agua continental, produce y consume un volumen significativo. En esa línea, desde la operación de BHP explican que como compañía han sido “pioneros en procesos de desalación, con más de $4.000 millones invertidos en los últimos 15 años”.

Para avanzar en este proceso, explica la cuprífera, “desde el año 2006 hemos ejecutado una estrategia hídrica que inició cuando inauguramos la primera planta desalinizadora. Durante este tiempo hemos realizado un trabajo focalizado en reducir el consumo de agua a través de mejores recuperaciones y eficiencia hídrica. Gracias a estas decisiones, hoy operamos exclusivamente con agua de mar, produciendo 3.800 litros por segundo de agua desalada en nuestras dos plantas desalinizadoras ubicadas en Puerto Coloso, Antofagasta, y a 170 km de nuestra faena”.

Cuellos de botella

Foxley, consultado sobre los obstáculos que debe resolver el sector, indica que “hay dos tipos de cuellos de botella: por un lado los tiempos de tramitación de los permisos, no solo ambientales, sino la concesión marítima y muchos permisos sectoriales, y por otro los modelos de negocio para poder cubrir los costos de una inversión significativa, especialmente si el agua desalinizada debe transportarse a gran distancia y sobre todo, elevarla a gran altura, como es el caso de la mayoría de los valles interiores de Chile”.

Respecto a la legislación actual, en tanto, el ejecutivo de Acades considera que “está dispersa y tenemos que mejorarla. Para eso hay un proyecto de Ley, que surgió en el Senado y que hoy está en la Secretaría General de la Presidencia, como indicación sustitutiva del Ejecutivo, la que esperamos que sea ingresada al Senado los primeros días de marzo. Este proyecto de ley contempla una nueva Concesión de Desalación que reemplazará a las actuales Concesiones Marítimas, principal cuello de botella que tenemos hoy”.

“Además ordena muchos aspectos que hoy están dispersos en la legislación actual, prioriza el consumo humano y facilita construir la infraestructura para el transporte del agua desalinizada al permitir imponer servidumbres de paso para las tuberías, entre muchos otros aspectos. Ante el escenario actual de crisis hídrica en Acades pensamos que es urgente legislar en la línea de lo acordado entre el Senado y el MOP durante el estudio del proyecto de ley”, detalla.

Sobre los plazos para obtener permisos, Foxley dijo que, de aprobarse los proyectos en el caso de las desaladoras, “podríamos pasar de ocho a seis años para conseguir los permisos de un proyecto (…) por supuesto que acortar dos años los permisos es importante, pero cuando 58 comunas de Chile sufren estrechez hídrica severa y están con decretos de emergencia, no se puede esperar seis años para recién poder construir las obras que necesitamos”.

Si bien la desalación es una solución exitosa para hacer frente a la sequía y la escasez hídrica, son muchos también los cuestionamientos medioambientales a esta tecnología. Sobre esta preocupación, el presidente de Acades sostiene que “como en toda actividad humana, hay impacto ambiental. Por supuesto que los impactos al tomar agua de mar, o al devolver agua más salada al mar, o al consumir energía, hoy se conocen, se estudian y existe la experiencia y las tecnologías para limitarlos, mitigarlos y eventualmente, compensarlos”.

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