Desalación en minería: Un campo cada vez más pujante
La construcción de plantas desalinizadoras ha ido cobrando fuerza en el último tiempo, especialmente en la minería. Hoy esta opción está concitando interés legal y las proyecciones en torno a su desarrollo son auspiciosas.
Por Daniela Tapia
Revista NME
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Desde hace un par de años a la fecha que la zona centro-norte del país enfrenta una profunda crisis hídrica. Un panorama que ha obligado a las autoridades a decretar “Zona de Catástrofe” en comunas de las regiones de Atacama, Coquimbo, Valparaíso, Metropolitana, O’Higgins y El Maule, donde ya conocen sus nocivos efectos.
Ante esta realidad, diversos actores y organismos han puesto de manifiesto el problema, destacando la necesidad de incorporar con urgencia nuevas fuentes de agua y hacer más eficiente la gestión de este recurso.
De ahí que la construcción de plantas desalinizadoras ha ido cobrando fuerza en el último tiempo, convirtiéndose en una opción relevante especialmente para el presente y futuro de la industria minera en Chile. De hecho, cada vez son más los proyectos mineros que están incorporando el uso de agua mar y desalinizada en sus operaciones.
Es así como, por ejemplo, la minería privada tiene instaladas plantas desalinizadoras de agua de mar con una capacidad sobre los 5 m3/s; las sanitarias le siguen con aproximadamente un tercio de la minería; y la industria con alrededor de la mitad de las sanitarias.
Ello indica que es, por lejos, la principal industria que utiliza agua de mar desalinizada en sus procesos. Asimismo, el uso del agua de mar en la actividad minera representa aproximadamente un 30% del consumo de agua fresca en dicha actividad.
En la empresa de ingeniería de origen israelí IDE Technologies respaldan estos números y aseguran que la desalación se ha posicionado como una alternativa técnica y económicamente factible.
Y si bien el consumo de energía ha sido históricamente uno de los principales costos operacionales de este tipo de plantas, la tecnología de desalinización ha avanzado en la optimización del consumo y su recuperación, y al mismo tiempo, el costo de la energía ha disminuido de forma considerable. Así, al menos, lo expresa Juan Pablo Negroni, country manager para Chile y la región de IDE Technologies.
“Las plantas desaladoras son amigables con el medioambiente y las comunidades. En ese aspecto, la innovación es fundamental, siendo la recuperación de energía uno de los tópicos más significativos para seguir haciendo el proceso más eficiente y amigable”, señala.
Otro punto que releva el ejecutivo es que además del uso de energía renovable, el desafío de las plantas desaladoras es ser capaces de reducir o eliminar la descarga de salmuera. “En IDE Technologies estamos trabajando en ello, por lo que ya tenemos algunas soluciones al respecto que pronto serán implementadas comercialmente”, adelanta Negroni.
Interés legal
Al consenso al que han llegado diversos especialistas es que la solución al problema de la mega sequía debiera provenir de un conjunto de ideas y medidas.
En este sentido, distintos organismos y compañías, como IDE Technologies, celebran la creación del Ministerio de Obras Públicas y Recursos Hídricos, junto a la Subsecretaría de Recursos Hídricos, iniciativas que buscan, entre otros objetivos, incentivar el empleo responsable de este recurso.
“En la actualidad hay más de 50 plantas desaladoras de agua de mar operativas en el país, y se espera que ese número aumente en los próximos años gracias -entre otros aspectos- al proyecto sobre Estrategia Nacional de Desalinización que se analiza en el Poder Legislativo”, agregan en la firma israelí que ha estado presente en Chile desde hace más de 30 años y que hoy tiene contratos con Codelco y BHP.
Y es que el fomento a la desalinización ha concitado interés legal, por lo que actualmente en el Senado se está tramitando un proyecto que busca regular la desalinización de agua de mar, creando una nueva concesión y estableciendo una nueva causal de ingreso obligatoria al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental, calificando al agua desalada como un bien nacional de uso público, entre otros factores.
Según el exdirector de la Dirección General de Aguas (DGA) y actual socio de Carcelén, Desmadryl, Guzmán y Tapia Abogados, Matías Desmadryl, calificar de bien nacional de uso público al agua desalada es un tema sensible, ya que más que fomentar o permitir la incorporación de estas nuevas fuentes de agua, las podría trabar.
“Se introduciría una incertidumbre tan grande que nadie va a querer invertir en plantas para que posteriormente, por un mandato legal, el agua que se produzca será un bien de la nación toda. Qué sentido tiene eso, ninguno. El Estado igualmente puede regular el otorgamiento de la concesión, su explotación, e incluso los impactos ambientales y sociales, pero pretender interferir en su posterior consumo implicaría una verdadera expropiación”, plantea el abogado.
Prosiguiendo con su análisis, para el exdirector de la DGA, ello implica un mecanismo, es decir, una nueva fuente de agua, que desde que entra en operación, se descomprime la demanda de agua continental, liberando recursos para otros usuarios y para el mismo medio ambiente.
“Entonces, esta nueva regulación deberá ajustarse para lograr certeza en el otorgamiento de los permisos necesarios, que no se generen impactos ambientales o daños en el entorno, y se permita un desarrollo armónico y acorde a la planificación del borde costero”, sostiene Matías Desmadryl.
Proyecciones ministeriales
Desde el Ministerio de Minería también han puesto el foco en el desarrollo de la desalación, por lo que han visibilizado los 15 proyectos en carpeta de plantas desaladoras y/o Sistemas de Impulsión de Agua de Mar (uso directo sin desalar) que estarán operando en el país de aquí a 2028.
La información fue levantada por el Departamento de Gestión de Proyectos del Ministerio de Minería a partir de un informe elaborado por Cochilco, donde se destaca que, sumando las 15 iniciativas nuevas y los 11 proyectos de suministro de agua mar, tanto desalada como de uso directo que ya están en funcionamiento en el país, en el plazo de una década la minería del cobre va a equiparar casi en partes iguales el consumo de agua continental y el de agua de mar. Es decir, hacia 2031 un 53% de los recursos hídricos que se usarán en minería provendrán de agua continental y un 47% del mar.
El biministro de Energía y Minería, Juan Carlos Jobet, destacó esta noticia y explicó a través de un comunicado de prensa, que “tener una cartera de proyectos de desaladoras que duplicará la operación actual va en línea con las metas del gobierno y los esfuerzos de la propia industria minera de promover el uso eficiente de los recursos”.
De los 11 sistemas de suministro de agua de mar que actualmente están funcionando en el país, 8 son desaladoras y 3 corresponden a Sistemas de Impulsión de Agua de Mar, los que en conjunto representan el 25% del agua fresca no recirculada que usa la industria del cobre.
En la cartera, además, manifiestan que hacia 2031 la Región de Antofagasta liderará la cantidad de plantas desaladoras en el país, las que abastecerán el 66% del consumo de la industria del cobre en esa región. Le seguirán Atacama, con un consumo de 16%; Tarapacá, con el 14%; y Coquimbo, con un 4% de su consumo de agua proveniente del mar.
¿Qué se puede deducir de todo esto? Los análisis indican que en el futuro, la minería podría seguir creciendo de la mano del uso de agua de mar, y que particularmente en Chile, continúen las experiencias de proyectos de desalinización.
Así lo han planteado distintos actores, entre ellos Matías Desmadryl, quien dice que “lo esperable es que las nuevas tecnologías nos permitan llegar al 2028 con una cultura más arraigada que haga más habitual el uso de agua de mar, o de calidad industrial, no requiriendo así agua desalada al 100%”.