Cambio climático: Ahora es cuando

17 enero, 2022
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Mucho se habla sobre el cambio climático y sus efectos a nivel país, pero pocas son las acciones que se han adoptado para hacer frente a este problema que no es solamente ambiental, sino también social y económico. ¿La Ley de Cambio Climático es una de las medidas que podría dar mayor estabilidad a la acción sobre este tema? Profesionales del área dan a conocer su visión.

Por Camila Morales
Revista NME
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Es la mayor amenaza actual a la salud mundial. El cambio climático se ha transformado en la principal preocupación en el planeta, debido a las desalentadoras proyecciones respecto a este fenómeno, donde la acción humana tiene una importante responsabilidad.

Variaciones abruptas de temperatura, inundaciones, sequías e incendios forestales, son solo algunas de las consecuencias, lo que provocaría que 216 millones de personas migren dentro de países y regiones a nivel global al 2050, de las cuales 17 millones lo harán en Latinoamérica, de acuerdo a estimaciones del Banco Mundial.

Si centramos el tema en Chile, las proyecciones son dramáticas. Si bien el país es responsable del 0,25% de las emisiones globales, Chile cumple con 7 de las 9 condiciones de vulnerabilidad definidas por la ONU. Por esta razón, resulta primordial abordar el tema de manera efectiva.

La Ley de Cambio Climático

Esta normativa, que en agosto de 2020 el Senado aprobó la idea de legislar, establece, entre otras materias, una meta de carbono neutralidad al 2050 y construir una sociedad resiliente al cambio climático. El objetivo es crear un marco jurídico que permita asignar responsabilidades específicas para la implementación de medidas de mitigación y adaptación al fenómeno.

Pilar Moraga, investigadora del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2 y subdirectora del Centro de Derecho Ambiental de la U. de Chile, considera que esta ley recoge la política climática desarrollada hasta el momento en instrumentos de política pública, reconociendo la institucionalidad existente y varios de los instrumentos, como por ejemplo los Planes de Mitigación o Adaptación, pero los coloca en un soporte vinculante, y que, por ende, permite dar una cierta estabilidad en esta política climática en un mediano y largo plazo.

Respecto a la pregunta de si considera que esta normativa va en la dirección correcta, la investigadora señala que “esta es una opción de técnica legislativa que permite fijar un camino para cumplir con el objetivo (…). En ese sentido, se establecen como instrumentos de la política climática a la Contribución Nacionalmente Determinada (NDC, por sus siglas en inglés) que es el compromiso internacional que Chile presenta cada cinco años, de acuerdo con lo que establece el Acuerdo de París. En ese sentido, ahí hay una relación, a mi juicio, correcta entre los compromisos internacionales asumidos”.

Esta visión es compartida por Rodrigo Vásquez, asesor del Programa Energías Renovables y Eficiencia Energética de la agencia alemana GIZ. El experto comenta que el hecho que se haya trabajado en esta normativa, y que también incluya como referencia los compromisos establecidos en las NDC, es un paso muy importante, argumentando que permite sectorizar y regionalizar las medidas, lo cual apuntaría a darle sentido de contexto local a las medidas a implementar.

No obstante, recalca que “considerando el avance de los impactos del cambio climático, deberá fortalecerse el eje de adaptación, así como especificarse los instrumentos y temas relacionados con el financiamiento. También debe ser asegurada la participación ciudadana e indígena en zonas de alto valor cultural y social, quizás estableciendo algunas medidas vinculantes desde la consulta ciudadana”.

¿Qué pasa con la minería?

Un tema que ha suscitado la atención en el último tiempo es el quehacer de las grandes industrias extractivas como la minería. Tomando en cuenta la situación que estamos atravesando, ¿qué rol puede cumplir la actividad en un contexto donde la discusión sobre el cambio climático llegó para quedarse?

Para encontrar una posible respuesta a esta pregunta, Willy Kracht y Bárbara Salinas trabajaron como coautores del informe “Minería y Cambio Climático”. En el documento se expresa que parte de la ruta de transformación del sector se debe enfocar en incorporar la electromovilidad y la eficiencia energética, fomentar las ERNC, propiciar una mayor responsabilidad de la minería respecto a sus emisiones, e incentivar la investigación y el desarrollo en estas líneas de acción.

“La minería no está exenta de los desafíos asociados a la lucha contra el cambio climático y debe buscar alternativas para reducir sus propias emisiones. Esto implica no solo optar por energías renovables para los distintos procesos, sino también buscar alternativas para la reducción del consumo de combustibles fósiles en camiones de alto tonelaje y en otros procesos que aún requieren de combustibles para operar”, explica Willy Kracht.

Para el también académico de la U. de Chile, es interesante ver que la reducción de emisiones le permitirá a la minería generar cobre con una baja huella de carbono que será luego utilizado en tecnologías de generación de energías limpias o motores eléctricos. “La minería tiene, por lo tanto, un rol de mucha importancia en el contexto de cambio climático”, destaca.

Tomando en cuenta la relevancia de la actividad minera, resulta propicio analizar si es compatible el desarrollo de esta industria en medio del avance del calentamiento global. Para Pilar Moraga, “es un tema no resuelto que habría que justamente discutir cuáles son los términos del desarrollo minero de ahora en adelante, tanto en términos de reducción de emisiones de Gases de Efecto Invernadero y la neutralidad de emisiones de la industria”.

Por otra parte, advierte, es importante analizar el impacto de la minería en el medio ambiente, en los elementos de la naturaleza, en la calidad de suelo, el agua, la contaminación atmosférica y cómo se va a relacionar también eso en materia de adaptación, y en ese mismo tema cómo se va a relacionar con las comunidades y con el entorno socioecológico en el cual se instala la industria.

“Porque cambio climático no son solo medidas tecnológicas, sea en materia de mitigación o adaptación, sino que también es un nuevo entendimiento en términos de gobernanza, de cómo ésta se relaciona con otras políticas importantes del país (…). Considero que no hay una receta, sino que hay un camino por recorrer y en el cual creo que instrumentos como la NDC y la Estrategia Climática a Largo Plazo, ya dan ciertas luces de cómo se puede construir esa política minera de las próximas décadas en Chile”, comenta la investigadora del (CR)2.

En la visión del representante de GIZ, la minería no es una actividad que se desarrolla independiente en la sociedad. “Esto quiere decir que tiene gran influencia en las áreas que se desarrollan las faenas. La necesidad de cambiar la forma de hacer minería hacia una actividad que disminuya al máximo su impacto, implica un cambio de paradigma en relación con un desarrollo integral. Esto quiere decir que los proyectos mineros deberán incluir la integración de varios procesos ambientales, sociales y comunitarios”.

El momento de actuar

Varios son los proyectos que están enfocados en aportar en el actual escenario medioambiental. Uno de ellos es el que lidera GIZ Chile, denominado EE Minería. El proyecto se enmarca en el desarrollo de varias líneas de trabajo, desde la divulgación y apoyo al gobierno con la nueva Ley de Eficiencia Energética, sensibilización de los tomadores de decisión, identificación del consumo y oportunidades de ahorro energético, apoyos técnicos a empresas para mejora de la gestión energética, y capacitación e involucramiento de todos los sectores afines a la minería.

Rodrigo Vásquez explica que el Programa 4e de GIZ en Chile ha impulsado y creado la primera red de eficiencia energética en minería, “basado en la metodología redes de aprendizaje, con la participación de 15 empresas mineras que trabajan en mejorar su eficiencia energética y reducción de emisiones. Además, en otra línea de acción, apoyamos de manera técnica a empresas mineras desde pequeña a gran escala. Hasta el momento se han desarrollado 6 estudios para mineras, las cuales están en planificación de desarrollo”.

Respecto al informe “Minería y Cambio Climático”, ¿cuál es el diagnóstico para el sector? Al parecer, un camino que la industria se verá obligada a transitar. “En el estudio se plantea la necesidad de abordar el desafío del cambio climático desde un enfoque transformacional. Esto es, ir más allá de mitigación y adaptación y abrirse a la posibilidad de transformar la forma en que se hace minería del mismo modo en que el sector energético está transformando la forma en que se genera energía”, explica la investigadora Bárbara Salinas.

Esto va en línea con lo planteado por Pilar Moraga, quien se refiere a las principales áreas que el país debe profundizar para avanzar en un desarrollo más sustentable y eficiente de grandes industrias como la minera. “La distribución de un presupuesto de carbono no es suficiente en la medida de que esto, si bien contribuye a los compromisos de mitigación y reducción de emisiones de Gases de Efecto Invernadero, queda un área bastante importante aún pendiente en materia de adaptación del uso del agua y de la afectación de ecosistemas sobre todo frágiles, ubicados en el norte del país y en las zonas montañosas o de cordillera”.

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