Biomasa en Chile: ¿Avanzando hacia su validación?

31 agosto, 2020
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Aunque la fama de esta alternativa de generación eléctrica-energética está cuestionada por la leña húmeda al ser considerada altamente contaminante, la apuesta por parte de gremios y el gobierno está en regular su uso y en aprovechar las potencialidades que brinda la variedad de la biomasa.

Por Daniela Tapia
Revista NME
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En Chile la biomasa, que abarca desde los residuos agroindustriales y silvoagropecuarios hasta el uso de la leña, es la energía renovable más utilizada, sólo por debajo del petróleo crudo, superando al carbón y el gas natural.

Las cifras evidencian que su participación en la matriz energética primaria es muy alta, es decir, cercana a un 25%, aunque su uso para generación eléctrica es relativamente bajo, bordeando el 3%, con poco más de 500 MW de potencia instalada.

“Eso quiere decir que gran parte de la biomasa se utiliza para generar directamente calor, ya sea para consumo domiciliario e industrial”, sostiene Marcelo Pérez, investigador del Centro Avanzado de Ingeniería Eléctrica y Electrónica (AC3E) de la Universidad Técnica Federico Santa María.

La mayor demanda de energía derivada de la biomasa se focaliza en el sector industrial, con 80% de la producción total, mientras que el 20% restante corresponde a leña, representando este formato una quinta parte del total de energía en base a materia orgánica. Además, en las ciudades del sur del país, más del 90% de las viviendas usan biomasa para calefaccionarse.

En este último punto radica el problema, ya que la utilización de leña húmeda se realiza de forma masiva en las ciudades del centro sur del país, donde es responsable del 87% del total de las emisiones de material particulado fino (MP 2.5), un contaminante muy dañino para la salud humana.

En la Asociación Chilena de Biomasa (AChBIOM) reconocen esta realidad y plantean que el problema de la contaminación ambiental por material particulado es grave y urgente. Es por esto que creen que a nivel residencial, el pellet se está convirtiendo en el reemplazo natural de la leña, con un crecimiento sostenido en el mercado, como lo ha sido tanto en Europa como en Norteamérica, incluso en Asia.

De hecho, añade la entidad, en la evaluación realizada a los planes de descontaminación del Ministerio de Medio Ambiente, el recambio de calefactores y en específico, los de pellet (85% del recambio), han sido los mejor evaluados en cuanto a la reducción de material particulado (MP).
No obstante, para aumentar la participación del pellet en la calefacción domiciliaria, aseguran en la asociación gremial, será necesario incrementar la actividad de los aserraderos e industria de la madera en general, con el fin de poder contar con la materia prima requerida.

“La promoción de la calefacción distrital (combustión limpia de biomasa), en este sentido, será vital para acelerar los procesos de descontaminación, llegando a niveles de impacto en la reducción de MP, de tal manera que no puedan ser cuestionados, ya que la escala de dichos proyectos está para causar tales impactos positivos”, dice Antonio Minte, gerente de la AChBIOM.

Una opinión que comparte Gustavo Ciudad, director del Instituto del Medio Ambiente de la Universidad de la Frontera (UFRO), quien señala que en el centro y sur del país, la energía distrital es el futuro de la biomasa, por su versatilidad y su rol social y ambiental.

“Se está viendo como una solución a la problemática de la contaminación ambiental por material particulado y a la pobreza energética de las regiones en materia de calefacción”, afirma el especialista.

Un mundo de retos y posibilidades

Donde la biomasa puede ser un factor clave en la matriz energética, concuerdan los expertos, es a nivel industrial. Para hacerse una idea, España, tercer país europeo que lidera los recursos absolutos de biomasa forestal, construyó la segunda planta de biomasa que podría abastecer a una población similar a Temuco.

En la AChBIOM ven con buenos ojos esta alternativa, por lo que esperan poder incrementar la participación de este recurso a nivel nacional, principalmente en la industria agro-alimentaria, que cada día está valorizando más sus residuos como energéticos. “Con ello, disminuyen costos y se van incorporando a la economía circular y bioeconomía que sus mercados valoran”, indica el gerente de la asociación.

La tecnología para dar este paso ya está disponible en Chile. En el último tiempo, explica Antonio Minte, han surgido casos interesantes, como la instalación de una planta de cogeneración en base a cáscara de arroz y otra vinculada con el uso de cuescos de ciruelas.

Y es que tal es la importancia que ha ido adquiriendo la biomasa como fuente energética en el país, que el Ministerio de Energía prontamente ingresará al Congreso un proyecto de ley que busca ordenar la producción, transporte, comercialización y consumo de biocombustibles sólidos (biomasa), principalmente la leña, los pellets y astillas. ¿El objetivo? Que aumenten sus niveles de eficiencia y se minimicen sus niveles de emisión.

Para Gustavo Ciudad, de la UFRO, la ley de biocombustibles será clave en materia regulatoria, ya que su propósito apuntaría a regularizar el mercado de la leña, específicamente su fiscalización por contenidos de humedad.

“Esto permitirá cumplir con requisitos de calidad que permitan un mayor poder calorífico y menor generación de material particulado al combustionarse. Lo anterior será un desafío para los productores y permitirá regularizar y profesionalizar el mercado informal que existe actualmente”, dice el académico.

A este reto se suma el rol que podría jugar la biomasa en un contexto donde el país busca reemplazar la capacidad instalada de centrales a carbón, mediante fuentes no contaminantes, y lograr ser carbono-neutral al año 2050.

En opinión del investigador de la Universidad Técnica Federico Santa María, la biomasa tiene ventajas competitivas y externalidades positivas. “Entre éstas destaca que es transportable y por lo tanto, no está asociada a una localización particular, como es el caso de la energía eólica y solar. Por otro lado, es una energía controlada que no depende de las condiciones climáticas”, comenta Marcelo Pérez.

En tanto, Antonio Minte, de la AChBIOM, releva el papel que podría desempeñar la biomasa en la Estrategia de Flexibilidad diseñada por el gobierno. En este sentido, el ejecutivo manifiesta que si se logra un marco normativo claro y atractivo para los inversionistas, la biomasa podría incrementar su relevancia como ERNC de potencia firme. “Este aspecto constituye uno de sus mayores atributos frente al ingreso de renovables de energía variable”, asevera el directivo.

La lista de desafíos es larga. De lo que sí están convencidos en el gremio, es que el país debería sentirse “orgulloso” del correcto uso de la biomasa en el campo de la bioenergía. “Debemos fomentar su desarrollo normativo y tecnológico, para así dejar atrás su mal uso”, concluye Minte.

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