Australia: Una isla que da lecciones al mundo

22 enero, 2021
AUSTRALIA  (ilustración: Fabián rivas)

La estrategia del país oceánico ha sido aplaudida a nivel mundial a la hora de contener el virus del Covid-19. Pero a pesar de ese éxito, dentro de sus desafíos destaca recomponer la economía, además de abrir nuevos nichos de cooperación con otros países, como Chile.

Por Daniela Tapia
Revista NME
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En una pandemia mundial, como la del Covid-19, las estrategias de control de enfermedades varían de un país a otro.

¿Qué hizo entonces que Australia emergiera como ejemplo en la contención de la enfermedad? Una de las claves es su geografía. Es una isla grande y aislada, por lo que en marzo pasado cerró sus fronteras internacionales a los viajeros extranjeros para detener las infecciones importadas.

Otro factor es que es un país en el que las grandes urbes se encuentran relativamente separadas, lo que ha permitido aplicar medidas diferenciadas de confinamiento.

Esto último ocurrió en Victoria, estado en el cual su capital Melbourne, enfrentó una delicada segunda ola que obligó al confinamiento por 110 días -entre junio a octubre- tras haber relajado las medidas preventivas en abril. En tanto, el resto del país mantuvo políticas más laxas, resguardando precauciones como el uso de mascarillas.

Así, aplaudido por el resto del mundo tras contener el virus hasta ahora y cuyo manejo de la emergencia ha sido calificado como exitoso, el otro lado de la moneda son las consecuencias económicas que ha dejado la pandemia, las que han sido evidentes.

El cientista político y profesor de la Universidad Alberto Hurtado, Francisco Vicencio, dice que el gobierno liderado por el primer ministro, Scott Morrison, espera desembolsar el 12,5% del gasto público total en respuesta al Covid-19 en el bienio 20-21, una cifra equivalente al 4,2% del PIB de la isla, y que considera transferencias directas a más de 6 millones de trabajadores.

A ello se suman distintos programas que respaldan a empresas enfocadas en mantener a sus empleados (Jobkeeper); apoyar a desempleados en busca de nuevos trabajos (demandante de empleo); inversión empresarial y creación de empleo, incentivos para que los empleados cambien de sector en función de la demanda cambiante (Jobmaker); y financiamiento para proporcionar capacitación gratuita o de bajo costo en áreas de necesidad identificada (JobTrainer).
Pero a nivel político, estas medidas también constituyen un desafío para el gobierno de la coalición centroderechista.

“El déficit fiscal ha llevado a la emisión de bonos para solventarlo, y particularmente Morrison ya había sido cuestionado previamente, tanto por el estado de la economía pre pandemia como por su rechazo a políticas medioambientalmente sustentables”, señala Vicencio.

Un punto de vista más relativo tiene el embajador de Australia en Chile, Todd Mercer, quien sostiene que si bien los efectos económicos aparejados al Covid-19 significaron que Australia haya entrado en recesión, deteniendo el récord de lograr casi 30 años de crecimiento constante, a fines de noviembre el primer ministro anunció que la economía australiana había crecido un 3,3%.

“Este fue el mayor aumento desde mediados de la década de 1970. Como ha dicho el primer ministro Morrison, “aunque ha comenzado la remontada, el camino hacia la recuperación continúa”, afirma el diplomático.

Abriendo nuevas áreas de cooperación

El escenario dominado por la emergencia sanitaria le ha permitido a Australia analizar sus vínculos con otros países, planteándose la posibilidad de abrir nuevas áreas de cooperación.

En el caso con Chile, mantiene relaciones formales desde 1945 y desde 2009 que está en vigor un Tratado de Libre Comercio firmado el 2008, que significó que para el año 2010 el comercio bilateral aumentara en un 65%, y que alcanzara los US$506 millones en 2019.

“A pesar de que hay elementos comunes en la base productiva, que incluye productos agropecuarios, ciertos commodities y vinos, lo cual nos hace competir a ratos por mercados, la balanza comercial se inclina a nuestro favor. También no hay que olvidar que la inversión australiana en nuestro país cuadriplica a la nacional en la isla”, asegura el analista de la U. Alberto Hurtado.

Hoy son 200 empresas australianas las que se encuentran en Chile, dando cuenta de una presencia significativa en suelo nacional.

En este contexto, en la Embajada de Australia hacen hincapié en que las apuestas comerciales más importantes en Chile siguen estando en el sector minero, incluyendo a las empresas de tecnología y servicios de equipos de minería (METS).

Aunque aseveran que existe un margen sustancial para que las empresas australianas se diversifiquen en áreas emergentes, como las tecnologías enfocadas en las industrias digital, sanitaria, educativa y en energía limpia.

“Con empresas de desarrollo de infraestructura competitivas a nivel mundial, las firmas australianas acogieron el anuncio del gobierno de Chile sobre una mayor inversión en proyectos de infraestructura y construcción. De manera similar, la publicación de la Estrategia Nacional de Hidrógeno de Chile abre áreas de colaboración, ya que Australia está desarrollando de manera similar una industria de hidrógeno limpio”, manifiesta el embajador Todd Mercer.

El diplomático, en este sentido, enfatiza que Australia es visto con mayor atención como un destino de inversión atractivo por parte de las empresas chilenas.

“Esperamos que este interés crezca, a medida que las empresas chilenas busquen un crecimiento estratégico, en la región de Asia Pacífico a través de Australia”, comenta Mercer.

Retos complejos

¿Qué se viene para Australia? Entre los desafíos destaca que uno de los efectos preocupantes derivados de la pandemia ha sido la aceleración de las medidas proteccionistas comerciales a nivel mundial. Iniciativas que podrían amenazar con erosionar el sistema de comercio internacional basado en reglas.

Así al menos lo cree el embajador de Australia en Chile, quien considera que la liberalización comercial emprendida por Australia, incluso mediante acuerdos de libre comercio, ha generado mayores ingresos, más oportunidades de empleo y un mayor crecimiento económico.

“Aproximadamente uno de cada cinco trabajadores australianos está actualmente empleado en una actividad relacionada con el comercio. A su vez, durante los últimos cinco años, las exportaciones netas contribuyeron con el 22,5% del crecimiento del PIB de Australia”, expresa.

Mercer, asimismo, releva que los acuerdos de libre comercio brindan oportunidades de crecimiento y ventas para empresas grandes, medianas y pequeñas. Y explica que no solo reducen y eliminan los aranceles, sino que también ayudan a abordar algunas barreras detrás de la frontera, que de otro modo, impedirían el flujo transfronterizo de bienes y servicios.

Por su parte, Vicencio estima que otro desafío que tiene Australia apunta a recomponer las relaciones con China. País -argumenta- con el cual la isla ha experimentado tensiones por declaraciones polémicas de su primer ministro, pero que sin embargo, posee relaciones comerciales que involucran más de US$170 mil millones.

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