Venta del 24% de SQM impulsa caída mayor a la esperada de déficit fiscal

31 enero, 2019
Litio SQM (-)

Saldo entre gastos e ingresos de largo plazo llegó a -1,5% del PIB en 2018, desde el -2% registrado en 2017. Según Hacienda, crecimiento económico también ayudó. En marzo anunciará nuevas medidas para hacer “más eficiente el gasto”.

 Una caída mayor a la proyectada registró en 2018 el déficit fiscal (cuando los ingresos son menores que los gastos públicos), informaron ayer el ministro de Hacienda, Felipe Larraín, y el director de Presupuestos, Rodrigo Cerda.

En primer orden destacaron que el resultado del Balance Efectivo del Gobierno Central Total (sector público) mostró una mejora respecto de la proyección de septiembre de 2018. El déficit efectivo -que compara lo que se gastó con lo que efectivamente ingresó en el año- anotó un 1,7% del PIB (US$ 3.161 millones), menor al 1,9% que se había anticipado.

El dato también implica una baja de 1,1 puntos desde el -2,8% de 2017, lo que, a juicio del ministro, refleja el mejor avance en la posición fiscal desde 2011. Es el menor déficit efectivo desde el 1,6% de 2014.

Las autoridades también dieron a conocer una importante reducción del déficit estructural (largo plazo), que pasó de 2 a 1,5 puntos del PIB (-US$ 2.777 millones). La última proyección del Ejecutivo apuntaba a cerrar 2018 con un balance fiscal de -1,8 puntos del PIB.

“Estamos mejorando significativamente la posición fiscal de Chile, por los mayores ingresos derivados del crecimiento económico y la operación Tianqi-Nutrien (venta del 24% de SQM) y la contención de gastos”, destacó Larraín. “Nos alegramos; si bien no estamos donde queremos estar, pero ese es el trabajo que viene en 2019”.

El ministro agregó que, “esto marca un quiebre de tendencia con los años previos, en que hubo un deterioro de la situación fiscal bastante significativo. Esto significa menor necesidad de emisión de deuda, significa que vamos progresando en materia fiscal”.

El efecto estructural de Tianqi

Al explicar las razones de la mejor posición fiscal, Larraín destacó que por el lado de los ingresos, estos tuvieron su mayor alza desde 2011 (8,8% real anual), debido en parte a una “recuperación muy significativa de la actividad económica”, que pasó de crecer 1,5% en 2017 a 4% en 2018. Además, mencionó el precio del cobre, que subió desde US$ 2,88 la libra en 2017, a US$ 2,96 en 2018.

Un efecto puntual -que, no obstante, sí fue considerado en la caída del déficit estructural- fue la operación de venta de acciones de SQM de Nutrien a Tianqi, lo que implicó ingresos del orden de 0,3 puntos del PIB. En diciembre, la autoridad había informado que dicha venta implicaba el pago de US$ 1.002 millones en impuestos.

“Eso es parte de un ingreso estructural del país, pero nosotros queremos ser transparentes y decir que eso viene de una operación puntual”, explicó Larraín respecto de la inclusión de la venta del 24% de SQM, en el cálculo del déficit estructural. Sin considerar esa operación, el balance a largo plazo habría sido de -1,8% del PIB, en línea con lo proyectado en septiembre.

Pese a la mayor baja del déficit, Hacienda desestimó modificar la meta de que el balance fiscal cierre 2022 en -1%. Asimismo, anticipó que en marzo se anunciarán nuevas medidas para hacer más eficiente el gasto.

Como porcentaje del PIB, el gasto alcanzó un 23,5%, levemente inferior al 23,6% del año anterior, mientras que como gasto total acumulado alcanzó un 3,4% real, marcado durante 2018 por el decreto de contención del gasto, que se anunció en marzo y que sería del orden de US$ 1.100 millones.

La deuda pública bruta habría cerrado 2018 en 25,6% del PIB, un aumento de 2% respecto de 2017.

Para Patricio Rojas, de Rojas y Asociados, es “relevante para las expectativas que el déficit estructural se haya reducido en cinco décimas, al 1,5%, y se acerque al 1% que el Gobierno se comprometió al final de su período”.

En Itaú creen que “el déficit fiscal se mantendría sin grandes cambios en 2019, ya que los precios del cobre registraron cierta moderación y que el crecimiento del PIB sería menor, afectado por los desarrollos de la economía mundial”.

Según Jorge Hermann, de Hermann Consultores, “reducir el déficit estructural en 0,2% del PIB por año, implicaría que el gasto público debería crecer en torno al 2%, en vez del 3,2% proyectado”.

Fuente: Economía y Negocios

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