Un compromiso con el desarrollo del Norte

20 agosto, 2013
Un compromiso con el desarrollo del Norte
Columna de opinión de Marcos Lima
Marcos Lima

Llegó el momento de crear para el Norte de Chile valor económico creando valor societal. En otras palabras, utilidades que envuelven valor compartido y permiten a la sociedad avanzar más rápidamente y a las compañías crecer más rápido

Hace unos días leí un interesante artículo sobre lo que está ocurriendo en las cuatro regiones que forman el Norte de Chile, las que se comienzan a coordinar para exigir mayores recursos y autonomía. Aún cuando sus demandas apuntan a un excesivo centralismo y se deja en evidencia la falta de políticas públicas especiales para estas zonas, el sector minero no puede estar ajeno a lo que está ocurriendo.

Se puede decir con razón que la minería dinamiza la economía local con las inversiones que han atraído empresas proveedoras y contratistas; que con los altos sueldos que paga genera un poder de consumo más que interesante para el comercio; que las regiones mineras tienen los ingresos per cápita más altos del país. En fin, que cualquiera que visite las ciudades del Norte puede apreciar el cambio radical ocurrido en los últimos diez o quince años.

Pero todo ello no es suficiente para hacer un caso de éxito, donde se pueda ver que hemos alcanzado estatus de “país desarrollado”. Y eso es lo que se refleja en ese malestar que recorre el Norte.

El desarrollo tiene muchas más dimensiones que las que existen detrás de un indicador promedio. En primer lugar, figura la calidad de vida que implica un nivel alto de servicios educacionales que se reflejen en los puntajes Simce, PSU, en el acceso a la enseñanza terciaria por una parte, y de atención de salud y en la esperanza de vida al nacer, la atención especializada de enfermedades y otros indicadores sanitarios, por otra.

Sin embargo, cuando se constata que cuesta mucho llevar gente, considerando que los ingenieros jóvenes no quieren irse al Norte, es que estamos lejos de alcanzar los estándares requeridos.

La palabra desarrollo se conjuga con una distribución del ingreso más igualitaria. En este sentido, aunque el coeficiente de Gini que la mide muestra mejores valores en las zonas del norte en relación al resto del país, no es suficiente para superar la pobreza que campea en muchos lugares de estas regiones mineras.

También “desarrollo” son los bienes culturales disponibles para la población, grandes empresas globales y universidades de primer nivel. Es capacidad de innovación y emprendimiento y también por supuesto, respeto por el medio ambiente. Cualquier ejecutivo y profesional que trabaja en estas regiones puede dar fe de las carencias dramáticas en estos ámbitos. Un ejemplo que me ha conmovido en el último tiempo es la reciente formación de la Orquesta Regional de Tarapacá en Iquique.

¿Y qué podemos hacer nosotros que conducimos las empresas mineras? Creo que llegó el momento de acoger las ideas que hace algún tiempo ha estado planteando el “gurú” de la estrategia, Michael Porter, en torno al concepto de valor compartido.

Se trata de crear valor económico creando valor societal. En otras palabras, utilidades que envuelven valor compartido permiten a la sociedad avanzar más rápidamente y a las compañías crecer más rápido. Aplicarlo al Norte y sus problemas es nuestra obligación, aquí y ahora.

Por Marcos Lima, Académico de la Universidad Católica de Chile y miembro del Directorio de Codelco.

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