Sustitución del cobre: Un fantasma que amenaza

30 junio, 2015
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Aunque el metal rojo posee múltiples usos en un sinnúmero de industrias, la alta dependencia económica de Chile sobre este recurso plantea dudas sobre su nivel de competitividad. ¿Qué tan cierto es el riesgo de la temida sustitución del cobre? Expertos responden a esta interrogante.

Por Camila Morales – Nueva Minería y Energía

Corría el año 1914, cuando en pleno desarrollo de la Primera Guerra Mundial, se descubre en Alemania el proceso de síntesis industrial del amoniaco, más conocido como el salitre sintético. Aunque el hecho supuso un avance tecnológico para la época y le permitió ganar el Premio Nobel de Química a sus creadores, en Chile la noticia generó especial impacto.

Por esos años, Chile basaba su economía en los recursos que le entregaba el llamado “oro blanco”. Sin embargo, con la sustitución del salitre natural, los productores de este recurso en el país se vieron obligados a disminuir su elaboración y en pocos años las principales compañías ubicadas en Antofagasta y Tarapacá comenzaron con el cierre paulatino de las oficinas salitreras. Era el fin de una era.

Lo que sigue, ya es parte de la historia. La crisis del salitre provocó innumerables problemas económicos, políticos y sociales, que pudieron ser superados en gran medida gracias al auge del cobre, el nuevo bastión de la economía nacional. No obstante, a un siglo de este hecho, hay un fantasma que amenaza con repetir la historia: la sustitución del metal rojo.

Aunque en comparación con el salitre, el cobre tiene numerosas aplicaciones en diferentes industrias, la alta dependencia económica de Chile sobre este recurso, genera dudas sobre su nivel de competitividad. ¿Qué segmentos del mercado están bajo amenaza de sustitución? ¿Qué está haciendo la industria para contrarrestar el riesgo? Son algunas de las interrogantes que surgen en la discusión.

Relación precio-sustitución

Aunque hace sólo unos años el ciclo de precios altos del metal rojo favoreció a los principales exportadores de este recurso, como es el caso de Chile, este período también dio origen a nuevos escenarios donde “el reemplazo” del cobre apareció en el debate como una amenaza.

Pero el fantasma de la sustitución no sólo es una amenaza. Ya es una opción, según confirma el gerente de Planificación Comercial y Desarrollo de Mercados de Codelco, Víctor Pérez, quien explica que el ciclo de precios altos que se vivió a principios de la década originó una sustitución por sobre las 500 mil toneladas anuales.

“El impacto real que tiene la sustitución del cobre en nuestra industria es significativo y una amenaza permanente. Una vez que se pierde un mercado, es muy difícil recuperarlo. Por ejemplo, el mercado de los radiadores en la industria automotriz y el mercado de transmisión eléctrica en alta tensión, son muestra de lo importante que es tener una activa presencia en programa de defensa y promoción del cobre”, indica el experto.

Es así como el factor “precio” ha incidido en el aumento de la sustitución en funciones en que el metal rojo puede ser
reemplazable. En este escenario, el aluminio surge como una opción, ya que si bien no tiene el nivel de conductividad que posee el cobre, es casi tres veces más barato, lo que a juicio de los expertos puede ser una alerta para la industria.

“A pesar de que actualmente el rango de sustitución es pequeño, el futuro del mercado del aluminio está creciendo y eso es peligroso para el sector. Pero, antes de emitir juicios alarmantes, hay que preguntarse si hay empresas que se dedican al aluminio y al cobre. ¿Por qué entonces se sigue produciendo cobre? Ahí está la respuesta”, comentó en un seminario el académico de la Universidad Católica, Gustavo Lagos.

Mientras en los últimos doce años el precio del cobre ha casi quintuplicado su valor, pasando de US$1,483 la tonelada a US$7,125 la tonelada en la Bolsa de Metales de Londres, el aluminio no ha visto alterado su precio en demasía, cuestión que pone en jaque el predominio del metal rojo, especialmente en el mercado eléctrico.
Si hace una década la relación entre el valor del cobre y el aluminio era de 2 a 1, actualmente, a pesar de los vaivenes en el precio del mineral, la relación puede llegar 4 a 1, lo que para el gerente de Planificación Comercial y Desarrollo de Mercados de Codelco ratifica al aluminio como un material competitivo.

“No existe ningún segmento de consumo en el mercado del cobre en que no exista competencia de materiales sustitutos. En los sectores de transmisión eléctrica y térmica, el aluminio es nuestro principal competidor y una clara amenaza a millones de toneladas de consumo de cobre. En otros segmentos, los aceros y polímeros compiten e incluso han desplazado casi por completo al cobre”, afirma Víctor Pérez.

La innovación del grafeno

Es un tema que ha estado presente en el debate durante la última década. El desarrollo del grafeno -sustancia formada por carbono, con similares propiedades a las del cobre -es otro material que pone en alerta al “sueldo de Chile” en los diferentes segmentos del mercado.

Con una conductividad eléctrica diez veces superior a la del metal rojo, el grafeno plantea al menos la duda sobre un posible futuro reemplazo del principal producto de exportación nacional, en el caso de que el material logre desarrollarse a escala industrial.

“Sin duda, la entrada del grafeno en el mercado de forma masiva afectaría a la industria del cobre, dado su gran poder como conductor eléctrico. Sin embargo, no esperamos una sustitución en un corto plazo, ya que aún tiene un alto costo de producción”, señala Michel Favre, gerente de Estudios de la consultora SignumBOX.

En la opinión de los expertos, el gasto que involucra la fabricación de este material es, por ahora, la gran limitante de esta tecnología. A pesar de que destaca por su resistencia, transparencia, dureza, elasticidad y por su flexibilidad un 90% mayor a la del cobre, la industria mantiene sus dudas sobre un impacto real en el corto plazo.

“La amenaza de competencia con el cobre, sigue limitada al alto costo de producción del grafeno, ya que para lograr transmisión de electricidad para distintos tipos de voltaje, necesitarían sumarse varias capas del material, con lo cual se pierden las propiedades anteriormente indicadas, y que le permiten incorporarse con un valor agregado importante”, precisa el experto de Codelco.

¿Se podrá en un futuro próximo disminuir los costos de elaboración del grafeno y ampliar sus funciones? Por el momento no está claro, pero de todos modos los expertos observan con atención el crecimiento de esta posible amenaza. No por nada los descubridores de este material obtuvieron el Premio Nobel de Física en 2010, hecho relevante a la hora de proyectar su futuro como elemento innovador.

“La tecnología avanza muy rápido y existe bastante investigación en torno a la producción del grafeno, lo que nos lleva a estimar que en el futuro el costo de producción podría bajar considerablemente. Esto, podría traducirse en un riesgo para el cobre si consideramos que alrededor de un 80% de las aplicaciones de cobre tiene relación con la conductividad eléctrica”, expresa Michel Favre.

Tarea pendiente

Al igual que en otras problemáticas del sector, el debate sobre la falta de innovación y de mayor valor agregado en la industria del cobre, también es una discusión que nace a la hora de proyectar el impacto que puede tener la sustitución para un país exportador de materias primas como Chile.

Aunque aún no hay precisiones por parte de universidades y centros especializados sobre los reales alcances del grafeno y otros elementos que amenazan el mercado del cobre; esta discusión abre nuevamente el capítulo referente a la falta de perfeccionamiento de este rubro.

“Es indudable que la industria del metal rojo debe potenciar la investigación y el desarrollo. En el área debemos tener mentes brillantes e intenciones de evolucionar por medio del mayor valor agregado a la producción. Sólo así este sector no recibirá de manera tan temprana la sustitución a gran escala”, expresó en un seminario Christophe Allain, director de Adquisiciones y Metales No Ferrosos de Nexans.

En este contexto, ¿qué está haciendo la industria para contrarrestar este riesgo? Anualmente, el sector invierte cerca de US$ 60 millones en programas de defensa y promoción de usos del cobre con el propósito de desarrollar nuevos productos y utilidades que compensen el alto precio del metal.

“Existe un fuerte foco en procesos normativos y de estándares que privilegian la seguridad de instalaciones, la eficiencia energética, el valor en todo el ciclo de vida de los productos y desarrollos tecnológicos que permiten defender la posición de mercado del cobre. Sin esos esfuerzos, no cabe duda que tendríamos una situación más compleja y debilitada”, afirma Víctor Pérez.

Ejemplo de aquello es la iniciativa que lidera Codelco. Se trata de un fondo de capital de riesgo en usos del cobre que contempla US$ 80 millones para invertir en proyectos que buscan impactar la demanda y el emprendimiento sobre los múltiples usos insospechados del metal rojo.

“Hay un compromiso profundo en Codelco por asegurar una demanda del cobre saludable que soporte nuestro negocio minero y las reservas que tenemos en el largo plazo”, agrega el gerente de Planificación Comercial y Desarrollo de Mercados de la estatal.

Además de Codelco, la lista suma y sigue con BHP Billiton, Rio Tinto y Freeport McMoRan como parte de las compañías que ya están trabajando en la promoción del cobre frente a potenciales “rivales” en diferentes áreas productivas como el aluminio, el grafeno, la fibra óptica y el plástico.

Y pese a que parte de la industria confía en que la apertura de nuevos mercados asegurará el fortalecimiento de la demanda de cobre, la sustitución es un tema que llegó para quedarse. Frente a esta realidad, Michel Favre valora que la industria al menos ha mostrado señales de preocupación, tomando medidas para fomentar la innovación.

“Lo relevante es que se está generando conciencia de qué es lo que se tiene que hacer para evitar que el cobre pase a un segundo lugar por los sustitutos, lo cual es importante como primer paso para tener organismos y empresas enfocadas a fomentar la innovación y así diversificar los usos del cobre”, detalla la gerente de Estudios de la consultora SignumBOX.

Fuente: NME

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