Redescubriendo la pólvora en eficiencia energética

17 octubre, 2016
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“La eficiencia energética no sólo es un buen concepto por un tema de costos. Todos sus efectos colaterales son positivos: desde incentivar la innovación continua, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, hasta descomprimir el uso de materias primas”.

Por Álex Godoy,
Director Centro de Investigación en Sustentabilidad (Cisger), Universidad del Desarrollo
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Celebrando sus 40 años, la revista de divulgación científica “Energy”, de la editorial Elsevier, ha puesto a disposición de sus lectores una enorme cantidad de artículos, muchos de los cuales hacen alusión al concepto de eficiencia energética. Algunos de estos textos, incluso escritos en la década de los 60, dan cuenta que el tema ha estado presente en el debate energético de las últimas décadas, más allá que algunos de nuestros ingenieros de hoy suelen olvidarlo al salir de la universidad, reduciendo el concepto sólo a un ahorro de costos.

La eficiencia energética no sólo es un buen concepto por un tema de costos. Todos sus efectos colaterales son positivos: desde incentivar la innovación continua, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, hasta descomprimir el uso de materias primas.

¿No se sabía nada de esto antes? No es así. Hace años que la discusión en Chile está en el tapete, incluyendo agencias en específico y numerosas comisiones.

Lo que ocurre es que en Chile respondemos a un problema que requiere soluciones adaptativas -innovación- con soluciones técnicas, es decir, una máquina de menor consumo. Y como esto no soluciona nada de base, esperamos que sea resuelto por medio de una ley que norme, regule y ojalá cree incentivos, cuando esto último es sólo hacer bien las cosas.

Así, la ley llega tarde. Pero no por burocracia, sino porque es nuestro estilo de hacer las cosas en un contexto internacional donde normalmente el tema de la eficiencia energética viene impulsado principalmente desde la industria.

No obstante, ya no se puede hacer caso omiso de lo que se viene. Por eso, más vale tarde que nunca.

Además, la nueva ley será una de las herramientas a utilizar para que el país pueda cumplir con los compromisos climáticos internacionales, y así alinearse con la inserción de más energías renovables a la matriz nacional.

La única duda es si los ingenieros, aquellos que ya están en las organizaciones, cuentan con el conocimiento suficiente para tales cambios, ya que llevamos años haciendo más de lo mismo -política de reducción de costos y no de inversión en innovación-.

Por otro lado, ¿están los directorios con los conocimientos frescos en estas materias o seguirán viendo a la eficiencia energética como una herramienta de reducción de costos? Esto estará por verse.

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