Radiografía al trabajo en minería

25 septiembre, 2017
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En medio de un escenario de menor dinamismo, sumado a la irrupción de nuevas tecnologías y demandas socioculturales, la fuerza laboral en la actividad evoluciona para dar paso a un nuevo perfil del trabajador minero.

Camila Morales
Revista Nueva Minería y Energía
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La historia es conocida. En medio de un escenario caracterizado por el agotamiento de las reservas minerales y el menor precio de los commodities, el descenso de la competitividad en la industria se ha hecho sentir. Durante este tiempo han abundado las cifras y datos duros para graficar el menor dinamismo del sector.

Estas estimaciones han sido importantes para realizar proyecciones en inversión y para tomar medidas que ayuden a mejorar la manera en cómo hoy se realiza esta actividad. Pero detrás de estos números y estimaciones hay personas; trabajadores que día a día contribuyen a desarrollar uno de los pilares económicos más importantes de Chile.

El capital humano es una arista fundamental para el fortalecimiento de la minería, pero cuando el contexto no es favorable, los ajustes en la mano de obra no se hacen esperar. Sumado a este punto, la automatización, los empleos técnicos, las nuevas regulaciones y la inserción de la mujer; son otros de los factores que han impactado en la manera en que hoy se perfila el nuevo trabajador minero, el cual se alinea a los desafíos sociales y productivos del siglo XXI.

El contexto

De acuerdo a información del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), mientras el país en el primer trimestre de 2017 registra una tasa de desempleo de 6,6%, las regiones mineras continúan manteniendo los más altos niveles de desocupación: Tarapacá llega a 8,7%, Atacama alcanza un 7,9%, mientras que en las regiones de Antofagasta y Coquimbo se eleva a 7,8%.

Otro dato que ratifica la situación laboral de las regiones del norte, es el que da el gerente de Estudios de Sonami, Álvaro Merino. “Al comparar la tasa de desocupación actual con lo que ocurría hace un año atrás, y particularmente en las regiones mineras, se observa que a nivel nacional la tasa de desempleo crece 0,1 puntos, mientras que en Antofagasta aumenta dos puntos, de 7% a 9%”.

Para Juan Andrés Perry, socio de la consultora EY, es un hecho que el contexto de bajos precios ha interferido en ámbito laboral. “Al analizar las remuneraciones acordadas (…), es posible estimar que éstas siguen formando parte de los sistemas de compensaciones más altos aplicados en Chile. Sin embargo, esta actividad se ha visto seriamente afectada por la situación económica reciente, lo que ha implicado el cierre de faenas y, por consiguiente, la desvinculación de trabajadores”.

Pese a este descenso en las dotaciones de trabajadores, Hernán Araneda, gerente de Innovum de Fundación Chile, estima que los ajustes más significativos en la industria se han dado en el área de staff y apoyo, y mucho menos en las áreas de cadena de valor principal, como operaciones, procesamiento y mantenimiento.

“Lo que uno ve es que las empresas son muy cuidadosas cuando se trata de reducir personal en los ámbitos en que le ha costado formar a la gente, porque cuando el ciclo repunte puede hacerles muy difícil conseguirla nuevamente. Entonces, una vez que bajan los precios, el proceso de cambio afecta sobre todo a las áreas que están en torno a la producción, pero menos a quienes trabajan en la producción misma”, asegura.

El factor tecnología

Otra arista importante de considerar a la hora de analizar el trabajo en minería, es el aterrizaje de las nuevas tecnologías. Los cambios que se están produciendo en el rubro por la innovación, genera un impacto en las capacidades laborales que requiere la industria.

Tras el periodo de bajos precios del cobre, los ajustes en la mano de obra en minería se percibieron en las regiones del norte de Chile. (Foto: Codelco)

Esto provoca que las empresas mineras y proveedoras necesiten una mejor formación de los trabajadores en áreas como la automatización, instrumentación y robótica. Para Esteban Palma, abogado de Lizama y Cia, este punto es uno de los principales desafíos del sector, por la forma en que se está desarrollando el empleo minero.

“Los constantes avances en la tecnología obligan a buscar personal con mayor especialización y pro-actividad, que puedan permanentemente estar actualizando sus conocimientos. En este sentido, es importante el rol de las empresas en el fomento del desarrollo de las habilidades de sus trabajadores en pos de la mayor productividad de la empresa”, comenta Palma.

Actualmente, la gran minería en Chile se encuentra a la vanguardia en la incorporación paulatina de operaciones remotas, lo que demanda capital humano que sepa relacionarse con maquinarias que realizan procesos más autónomos, con menores costos y mayor seguridad.

Al respecto, el experto de la consultora EY asegura que “un elemento de discusión es el efecto en la disminución de ciertos empleos y la necesidad de capacitación y adaptabilidad de los trabajadores a efectos de enfrentar este fenómeno, y otro es el debate sobre si dichas tecnologías podrían o no afectar derechos colectivos como la prohibición de reemplazo en huelga”.

Para el gerente de Innovum de Fundación Chile, pese a que en el sector minero hay un potencial de automatización en torno al 50% de los empleos, los cuestionamientos deben apuntar si es que con la tecnología disponible cuánto podrían sustituir esas innovaciones a los trabajadores.

“La automatización puede ser un factor en la tendencia a la disminución de los empleos, pero para que sea aprovechada totalmente, esas innovaciones tendrían que ser más baratas que mantener a la gente que hoy trabaja. Es decir, puede haber una tecnología que efectivamente tiene el potencial que reemplace a mucha gente, pero actualmente instalar esa tecnología es muy caro. Entonces, eso hace que la proyección sea bastante menos dramática”, asegura Araneda.

Los empleos técnicos

De acuerdo a un informe realizado por Consejo Minero, la oferta formativa de Técnicos Nivel Superior (TNS) relacionada al sector minero presenta un crecimiento sostenido de su matrícula desde 2011 (70%), sustentado principalmente en programas nuevos (55%).

Pese a este aumento en la matrícula, al momento de buscar empleo la penetración de técnicos (ya sea de Técnicos de Nivel Superior o de Profesionales sin Licenciatura) aún es baja, tanto en posiciones de operación como de mantenimiento minero.

Al respecto, el director de Estudios de Sonami afirma que si bien “los empleos técnicos son relevantes, particularmente en lo relativo a las áreas de operación y mantención de equipos móviles y fijos, existe una disociación entre lo que requiere la empresa y lo que entregan los centros formativos. Es necesario avanzar con mayor fuerza en esta materia, pues si bien se han dado pasos en la senda correcta, en orden a coordinar las necesidades, aún falta mucho camino por recorrer”.

Relacionado a los retos que presenta la industria sobre la oferta y demanda de empleos técnicos, la calidad de la formación de estos estudiantes es un factor a considerar. Para el gerente de Innovum de Fundación Chile, un ejemplo para analizar esta problemática es el caso de los supervisores en mantenimiento o en operaciones, donde alrededor del 70% de estos trabajadores de primera línea tiene estudios universitarios completos y un porcentaje menor al 15% son técnicos de nivel superior.

“¿Por qué pasa esto en Chile? Las empresas no le creen mucho a la calidad de la formación técnica, porque si le creyeran es mucho más barato y fácil formar técnicos en programas más cortos. La minería aún mantiene ese prejuicio de que la gente formada a nivel técnico no podrá ser mejor. ¿Eso es cierto? Tampoco podemos precisarlo”, afirma Hernán Araneda.

De todas formas, pese a que aún se percibe una brecha entre el perfil de egreso de carreras técnicas y los estándares laborales acordados por la industria, lo que termina por generar una contratación de perfiles educacionales sobre-calificados para trabajos técnicos, los expertos aseguran que la tendencia apunta a elevar la demanda de este tipo de empleados.

Un nuevo perfil

Tomando en cuenta las aristas que han incidido en la transformación de los empleos en el sector, ¿cuál es el perfil del nuevo trabajador minero?, y en este sentido, ¿qué nuevas habilidades o capacidades son relevantes a la hora de seleccionar un trabajador para una determinada función en la actividad?

En el sector minero hay un potencial de automatización en torno al 50% de los empleos. (Foto: Codelco)

Para Juan Andrés Perry, “resulta fundamental que los trabajadores tengan en cuenta los objetivos y resultados de la compañía, y que se vean a sí mismos como colaboradores de este resultado común. En este punto, la posibilidad de contar con sindicatos conscientes de su relevancia en la concreción de dichos objetivos, y con trabajadores capacitados y versátiles para enfrentar los cambios, permitirá que la minería se desarrolle de forma positiva”.

En relación a los sindicatos, el abogado Estaban Palma también recalca que este punto es importante a la hora de definir una radiografía del empleado minero actual. “Es necesario dejar de lado el antiguo paradigma que ha imperado en los procesos de negociación, donde las partes se consideraban contrincantes, para pasar a ser colaboradores con el objeto de lograr un mejor desarrollo de la empresa y una mejora en las condiciones laborales”.

Por otra parte, desde el punto de vista de las capacidades, que los trabajadores posean más experiencia, tengan mejores competencias no rutinarias, exista una mayor apertura a la inclusión de género, y se fortalezcan los empleados con mayores grados de autonomía; son factores indispensables para el futuro.

Tal como señala Hernán Araneda, “es importante que el nuevo trabajador no crea que porque ‘lo que uno maneja es un martillo, todos los problemas son clavos’. En minería los problemas son distintos y se necesitan abordajes diferentes, lo que supone habilidades cognitivas y de adaptación distintas para resolver problemas”.

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