Productividad en minería: el foco para el crecimiento

16 enero, 2017
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El objetivo inicial de la Comisión Nacional de Productividad fue proponer recomendaciones de carácter público para revertir el deterioro de la productividad minera de los últimos 15 años. (Foto: Codelco)

El objetivo inicial de la Comisión Nacional de Productividad fue proponer recomendaciones de carácter público para revertir el deterioro de la productividad minera de los últimos 15 años. (Foto: Codelco)

La baja que ha mostrado la productividad en Chile en los últimos años se ha sentido especialmente en la actividad minera, debido a factores estructurales propios del sector. Un hecho que preocupa al gobierno y a la propia industria, que buscan fórmulas para revertir la tendencia. ¿Será posible? Diferentes actores mineros tienen la palabra.

Camila Morales
Revista Nueva Minería y Energía
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Fue hace poco más de un año cuando la Presidenta Michelle Bachelet encabezó el lanzamiento de lo que se llamó el “Año de la Productividad 2016”. Con el interés de incorporar mayor innovación y capital humano avanzado en los procesos industriales, la mandataria daba así el vamos a un año que buscaba poner especial énfasis en la diversificación, las nuevas tecnologías y la competitividad.

“La economía importa, porque sin un buen crecimiento sostenido y equitativo no es posible expandir los derechos y la calidad de los bienes públicos, que es lo que los ciudadanos nos demandan”, afirmó la Presidenta Bachelet, quien agregó que las medidas en torno a la productividad serían “aplicadas en el corto plazo”.

Tras este anuncio, el gobierno reveló uno de los focos de interés más importantes de 2016 en materia económica. Aumentar la productividad se transformó en el gran objetivo del mundo público y privado para alcanzar un mayor crecimiento de largo plazo de la economía nacional.

Pero este propósito tuvo su inicio formal un año antes, en febrero de 2015, cuando el gobierno decidió crear la Comisión Nacional de Productividad (CNP), institución de carácter autónomo, que asesora al Ejecutivo en el análisis, definición e implementación de políticas y reformas en materias requeridas por el Estado y que estimulan directamente la productividad.

En este contexto, la minería emerge como uno de los sectores claves para avanzar en la materia. Teniendo presente que Chile es el principal productor de cobre con un 30,5% del total mundial al año 2015, esta actividad industrial es un rubro clave para adoptar nuevas medidas en pos de una producción nacional más eficiente.

Por esta razón, el gobierno de la Presidenta Bachelet decidió que el primer mandato para la comisión sería el análisis de esta actividad económica. Así, el objetivo inicial de la CNP fue proponer recomendaciones de carácter público para revertir el deterioro de la productividad minera de los últimos 15 años.

Elaborando un conjunto de medidas para elevar la productividad de faenas nacionales y comparando los resultados con países de referencia como Australia, Estados Unidos, Canadá y Perú; esta institución trabajó para identificar el impacto de factores propios de la gestión interna a nivel de industria, y a nivel de política pública y regulación.

“Chile es un país rico en minerales y va a seguir siéndolo por muchos años. Por eso el deseo del gobierno es que este sector, que es clave para tantas dimensiones, siga jugando un papel importante. Desgraciadamente, la productividad minera en los últimos 15 años ha estado cayendo del orden promedio de 9% anual (…), por eso hay factores que son importantes de analizar”, explica Joseph Ramos, economista y presidente de la Comisión Nacional de Productividad.

Los retos que permanecen

En minería los desafíos siguen patentes. Tomando en cuenta la caída en el precio del metal rojo y la baja en las leyes del mineral, Ramos afirma que “la única forma de que el cobre siga realizando su aporte al desarrollo nacional es elevando su productividad, y por consiguiente, reduciendo sus costos unitarios, lo cual está inevitablemente vinculado a un mayor rol de la innovación en la industria”.

En este contexto, los actores relacionados al área, como las asociaciones gremiales, las empresas proveedoras y los trabajadores, han participado activamente de la discusión para potenciar la producción en minería. Así lo confirma Andrés Jauregui, presidente de la Comisión de Productividad y Costos de la Asociación de Proveedores Industriales de la Minería, Aprimin.

“Consideramos que este trabajo desarrollado por la CNP es un aporte, pero necesariamente debe ser un documento vivo que permita ir recogiendo en el tiempo todas las variables que influyen en los índices de productividad. En especial, recomendaríamos trabajar más intensamente en todos aquellos aspectos que legislan la actividad laboral en la minería y también aquellos factores culturales que es necesario mejorar, fortaleciendo las buenas prácticas laborales y erradicando aquellas que no agregan valor a la actividad minera”, dice el representante de Aprimin.

El informe preliminar divulgado por la CNP presenta la hipótesis de que las empresas proveedoras con mayores niveles de diversificación -es decir, aquellas no tan intensivas en ventas a la minería- mejoran su productividad. Asimismo, se señala que a mayor tamaño de empresa, también se presentan mayores niveles de producción.

Sin embargo, el estudio concluye que si se analizan aquellas compañías intensivas en ventas a la minería se observan niveles de productividad similares entre empresas pequeñas, medianas y grandes, siendo éstas solo superadas por la microempresa, lo que “puede reflejar un elevado nivel de especialización de dichos proveedores”, señala el documento.

En relación a este tema, Denny Salas, director de la Asociación Gremial de Suministradores Técnicos y de Ingeniería para la Minería e Industria, Sutmin, advierte que “saber qué hacer con aquellos parámetros deficitarios, es otra pregunta que requiere respuesta”.

“También surge la duda, ¿quiere la industria realmente invertir en productividad? Bien sabemos que tenemos barreras que debemos resolver de forma paralela para conseguir óptimos resultados. Desde el sector proveedores creemos que las mineras deberían abrirse más a toda la cadena productiva para mostrarles que sí podemos contribuir a la eficiencia productiva”, agrega Salas.

La cantidad de horas reales que realizan los trabajadores en faena y la modalidad de turnos en que llevan a cabo estas actividades, son algunos de los puntos en discusión para los entrevistados.  (Foto: Codelco)

La cantidad de horas reales que realizan los trabajadores en faena y la modalidad de turnos en que llevan a cabo estas actividades, son algunos de los puntos en discusión para los entrevistados. (Foto: Codelco)

Productividad de los trabajadores

Por otra parte, la productividad de los trabajadores también asoma como un tema de debate. Para Joseph Ramos uno de los hallazgos destacables del informe es que la producción del trabajador chileno “es muy parecida” a la del australiano o canadiense cuando está operando los equipos. Sin embargo, el trabajador nacional tiene un ‘tiempo muerto’ mayor que los trabajadores de países con mejores prácticas.

“Además, los equipos en Chile, de las 24 horas del día, en promedio están funcionando un 70% del tiempo, en condiciones en que países con mejores prácticas trabajan un 85 ó 90%”, detalla el presidente de la CNP.

Para Sergio Morales, secretario del departamento Legislativo de la Federación de Trabajadores del Cobre (FTC), el problema no se centra en el trabajador, sino que a problemas de mantenimiento y disponibilidad de equipos.

“La mayoría de las empresas han ido dejando de lado los problemas de mantención, y están abocados a un sistema de mantenimiento reactivo en base a fallas. Eso es perjudicial, porque se pierde continuidad de operación. Entonces, si bien es cierto tenemos baja productividad como rubro, hay que destacar que la productividad particular de los trabajadores es buena. Esto es muy importante, porque denota que la capacidad de planificación de los procesos es fundamental”, asegura Morales, quien participó activamente en reuniones para la elaboración del informe preliminar entregado por la comisión a fines de 2016.

Otro punto en discusión es el que surge desde la Confederación de Trabajadores del Cobre (CTC), planteando un tema de definiciones respecto a los trabajadores contratistas.

“Cabe preguntarse si los trabajadores de las empresas constructoras que trabajan haciendo túneles o galerías en minería, ¿se consideran mineros o de la construcción? Los trabajadores de alimentación que trabajan en jornadas continuas 7×7 ó 10×10, ¿se consideran mineros o gastronómicos? Esto da cuenta del vacío en cuanto a la caracterización de los trabajadores del sector, tema que se sustenta en un permanente proceso de invisibilización por cuanto son los trabajadores de segunda categoría”, afirman desde la CTC.

El impacto de la crisis en el empleo

De acuerdo al informe elaborado por la CNP, el escenario de restricción que ha enfrentado la minería durante los últimos años ha afectado el empleo de las empresas más dependientes de esta industria.

Son las empresas más intensivas en ventas a la minería las que sufrieron las mayores disminuciones en el número de empleados: -10% de variación del total de empleados, en comparación con un aumento de 8% en el caso de las empresas que destinan menos del 50% de sus ventas al sector.

Sumado a estos resultados, algo que sorprendió a Joseph Ramos con la elaboración del informe es el rendimiento del trabajador nacional con el equipo.

“Pensaba que iba a ser inferior a las mejores prácticas de otros países, pero al parecer, no es el caso. Por otra parte, no sabía que la práctica común en Chile de la jornada laboral que se había impuesto era de 7×7. Creo es difícil analizar cambiarlo, pero igual me pregunto si es la mejor modalidad de trabajo”, reflexiona.

Diversos actores para un mismo fin

Entre los años 2000 y 2004 la minería mostró un aumento en la productividad (PTF) en torno al 6%, mientras que entre el período 2005 a 2014 se observa una caída en este ítem entre un 18 y 24%; porcentajes que se explican por la maduración de proyectos y el envejecimiento de yacimientos, alzas en los costos de insumos estratégicos y externalización de servicios, entre otros factores.

En relación a estos desafíos y las propuestas realizadas en el informe de la Comisión Nacional de Productividad, el presidente de Sonami, Diego Hernández, recalca que si bien es valorable la realización de este tipo de estudios para identificar las principales limitaciones que tiene la actividad, el informe carece de otras variables relevantes para comprender la baja en la producción.

Según datos del informe de la CNP, entre los años 2000 y 2004 la minería mostró un aumento en la productividad (PTF) en torno al 6%, mientras que entre el período 2005 a 2014 se observa una caída en este ítem entre un 18 y 24%. (Foto: Codelco)

Según datos del informe de la CNP, entre los años 2000 y 2004 la minería mostró un aumento en la productividad (PTF) en torno al 6%, mientras que entre el período 2005 a 2014 se observa una caída en este ítem entre un 18 y 24%. (Foto: Codelco)

“Me refiero a temas estructurales, tales como la caída en las leyes de cobre y el envejecimiento de las minas (…) Asimismo, tampoco da cuenta de las mayores regulaciones y exigencias que tiene la industria en temas de gestión ambiental, de relación con las comunidades, nuevas leyes y permisos, y también de la poca flexibilidad laboral que enfrenta hoy la actividad. Por tanto, las recomendaciones que se deriven deben ser muy bien analizadas y fundamentadas, especialmente cuando se compara con otros países”, comenta Hernández.

Respecto a las variables que sí analiza la CNP, en un seminario organizado por Cochilco, se comparó la productividad del capital en Chile respecto a otros países, la cual se mide como la proporción del tiempo posible de uso, para lo que se analizaron siete procesos unitarios: mina rajo, carguío, transporte, planta concentradora, chancado primero PC y molienda, planta hidrometalúrgica, chancado primero PH, área seca y área húmeda.

Tras el análisis de estos procesos, desde la comisión afirman que los resultados hasta ahora muestran brechas importantes, tanto internamente como respecto a las mejores prácticas internacionales, lo que sucede más a nivel de productividad operacional, pero también en eficiencia en el uso de los activos (ver cuadro).

“Una hipótesis puede ser que el buen nivel de utilización que alcanzan los equipos esconde la ineficiencia asociada a la mantención de dicho nivel, lo cual puede en parte verse reflejado en la productividad operacional”, explicaron en el seminario de Cochilco.

Respecto a la recepción que han tenido los resultados señalados del informe y las proyecciones del mismo, el presidente de la Comisión Nacional de Productividad precisa que, en general, ha habido una buena recepción, distinguiendo agentes públicos, empresas y sindicatos.

“Sobre las proyecciones, estamos en el mundo real. Nuestro deseo es que se adopten la mayor parte de las propuestas, porque debe ser un proceso de mejora continua, pero el informe tampoco es ‘la biblia’. Tal vez nos equivocamos o hay soluciones mejores, pero vamos paso a paso”, reconoce Joseph Ramos.

Pero más allá de las posibles diferencias de criterios y de variables consideradas, los principales actores del rubro coinciden en la necesidad de plantear estrategias para lograr una mayor productividad en el sector, especialmente tras el complejo 2016 que vivió la industria.

“Por eso, sin lugar a dudas, debemos revertir la tendencia en la caída de productividad para aspirar a lo mejor de lo mejor. Si no se tiene una mejor productividad es muy difícil tener un rápido crecimiento”, concluye el presidente de la Comisión Nacional de Productividad.

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