Mujer y minería

28 abril, 2014
Ivette González

Ivette González Pinó, directora Ejecutiva Etikai Consultores

Ivette González Pinó, directora Ejecutiva Etikai Consultores

Si fusionamos y capacitamos nuestra mayor riqueza, las mujeres, incentivándolas e informándolas para que entren a la industria minera, podremos resguardar ambas riquezas femeninas y chilenas: la mujer y la minería.

Mujer y minería es una combinación que suena seductor. Sin embargo, la realidad en Chile nos indica que por diversas razones culturales, sociales y económicas, aún estamos lejos de que la mujer ocupe mayores espacios en esta industria.

La pregunta es, ¿cómo hacer que un discurso se convierta en verbo y el verbo en hecho?

Si bien existe intención de mejorar y acomodar ciertos mitos, también nos hemos encontrado con posturas que solo quedan en palabras. La tarea es sensibilizar y modificar individualmente esta mirada, porque la realidad indica que efectivamente se requieren más mujeres en el mundo de la minería. De cada 10 profesionales que egresan en el país, 6 son mujeres, lo que demuestra que en el ámbito profesional, ya se está manifestando una fuerte presencia femenina en el mundo del trabajo. Sin embargo aún es insuficiente.

La minería tiene una proyección de requerimiento laboral en cada una de sus etapas de producción, superior a la oferta presentada en el país. Las cifras señalan que solo el 40% del género femenino en edad productiva, está inserta en el mundo laboral, y de este porcentaje, tan solo el 6% está ejerciendo en la industria minera. Según estudios, las empresas mineras y sus contratistas permanentes requerirán un total de 44.256 trabajadores adicionales al año 2020, de los cuales 16.065 corresponderán a dotación interna y 28.191 a contratistas.

Por lo tanto es fundamental para este escenario contemplar en forma temprana el desarrollo de conductas, conocimiento, habilidad y salud integral de la nueva fuerza laboral, donde la mujer toma un rol protagónico.

También estaremos expuestos al aumento de requerimiento de trabajadores que tendrá Perú, que incrementará en su demanda por los mismos profesionales capacitados. Por tanto si fusionamos y capacitamos nuestra mayor riqueza, las mujeres, incentivándolas e informándolas para que entren a la industria minera, podremos resguardar ambas riquezas femeninas y chilenas: la mujer y la minería.

Claramente el cambio positivo de las oportunidades para la mujer produce un efecto en la valoración y autoestima en su vida personal. Un país en desarrollo debe responder con acción a la integración, equidad e igualdad de oportunidades.

Por Ivette González Pinó, directora Ejecutiva Etikai Consultores

Noticias Relacionadas