Mujer y minería: un binomio que busca afianzarse

17 agosto, 2016
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En un contexto en que el rol de la mujer en la sociedad moderna se encuentra en transformación, la inserción del género femenino en la minería muestra avances reconocidos. Sin embargo, aún permanecen dudas sobre la real inclusión de las mujeres en este sector históricamente masculino. En el mes de la minería, Revista NME dedica su reportaje central a conocer esta realidad, donde queda claro que el camino por recorrer aún es largo y desafiante.

Camila Morales
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Históricamente la mujer ha debido sortear innumerables retos para ser validada en una sociedad en la que existe una supremacía masculina institucionalizada. Tan solo en 1917 se presenta el primer proyecto para conceder ciudadanía a la mujer y ocho años más tarde recién se eliminan algunas limitaciones civiles del género femenino, como tener el derecho de administrar sus bienes o a trabajar.

Y no es hasta 1949 que se concede el pleno derecho al voto femenino, lo que es celebrado como un hito para los posteriores avances históricos de la mujer en la sociedad. Sin embargo, debió llegar casi el término del milenio, en 1999, para que la mujer lograra igualdad jurídica, luego que el Congreso estableciera a nivel constitucional “la igualdad de oportunidades tanto para hombres como para mujeres en Chile”.

Esta incesante lucha para alcanzar equidad con el género masculino, ha posicionado a la mujer como un personaje digno de análisis a nivel histórico, donde su inserción en el ámbito laboral, especialmente en áreas estratégicas de la economía, se transforma en un hecho clave. Uno de ellos es la minería, sector en el que históricamente la participación de las mujeres fue negada o limitada.

Exclusión laboral

Si la inclusión femenina en el mundo laboral ha sido difícil y compleja en todo ámbito, lo ha sido más todavía en la industria minera. Para comenzar, las mujeres tuvieron que lidiar por décadas con la creencia popular de que su sola presencia en una faena minera traía mala suerte.

Pero la exclusión de las mujeres en minería no sólo se explicaba por supersticiones. Por increíble que parezca, hasta 1996 el Código del Trabajo establecía que las mujeres no podían trabajar en labores mineras subterráneas, consagrando legalmente una discriminación impensada para los tiempos que corren, pero que sólo fue corregida hace dos décadas.

Hoy, los avances son evidentes. Las suspicacias hacia las mujeres ya van quedando en el pasado, y la incorporación femenina al mundo minero va en aumento. Incluso desde el gobierno y la propia industria promueven diferentes campañas para atraer a más mujeres al sector.

Sin embargo, el escenario está muy lejos de ser el ideal, ya que la participación de las mujeres en la minería de Chile sigue siendo muy baja en relación a otros sectores económicos del país. Las cifras hablan por sí solas (ver infografía en páginas 12 y 13), por lo que todavía quedan muchas dudas sobre la real inserción de la mujer en esta industria.

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“Es una realidad que la industria topa con las barreras de una sociedad patriarcal”. Claudia Monreal, presidenta de la organización Woman in Mining, WIM. (Foto: Claudia Monreal)

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“Las mujeres tienen una situación de rezago histórico respecto de los hombres para ser parte de la industria”. Aurora Williams, ministra de Minería.

 

Avances y desafíos

Uno de los hechos más simbólicos y recordados de los últimos años en términos de equidad de género fue el gabinete “paritario” que nombró en 2006 la Presidenta Michelle Bachelet en su primer gobierno. Este hito fue doblemente histórico, ya que implicó la llegada de la primera mujer –Karen Poniachik- al ministerio de Minería.

Ocho años más tarde, en 2014, Bachelet también optó por una mujer para el ministerio de Minería, al conformar el primer gabinete de su segundo período en la presidencia. La elegida, esta vez, fue la ingeniera comercial Aurora Williams, quien se convirtió así en la segunda mujer en ejercer el cargo.

“Las mujeres tienen una situación de rezago histórico respecto de los hombres para ser parte de la industria. Acortar esta brecha no es fácil, más si el fenómeno de la inclusión responde en gran medida a factores de tipo cultural y social de la que la minería no está exenta. No obstante, se han producido avances que responden a políticas que buscan abordar la situación de las mujeres desde una óptica más integral”, explica la ministra Williams, aludiendo a una visión más amplia de un sector de la industria.

Ejemplo de esta nueva mirada, es la Política de Diversidad de Codelco. Este plan se centra en abordar nuevas acciones en relación al desarrollo y capacitación en igualdad de condiciones, apuntando a una mayor participación femenina en la dotación, llevando a cabo la certificación de la norma 3262 de Conciliación de la Vida Personal, Familiar, Laboral que promueve el recientemente creado Ministerio de la Mujer y la Equidad de Género.

“Las medidas evidentemente deben venir tanto del mundo público como del privado, ya que ambos tienen el rol de abordar la situación de la participación de las mujeres en la industria, así como también de buscar las estrategias que permitan aumentar su número. Como este es un fenómeno multicausal que responde a factores culturales y sociales, la política pública debe actuar desde distintos frentes”, explica Aurora Williams.

Sin embargo, la última versión de Expomin puso nuevamente en el debate los retos que la sociedad y la actividad minera en particular aún deben superar en materia de equidad, inclusión y de estereotipos sexistas. Unas semanas antes de la inauguración del evento, Codelco con el apoyo del Ministerio de Minería, cuestionó públicamente el rol que cumplen algunas mujeres en la feria, por estimar que la presencia de ciertas promotoras, modelos y representantes de clubes nocturnos que normalmente se ven en este tipo de exhibiciones comerciales es incompatible con la política de género de la empresa.

La posición de Codelco -que incluso consideró la posibilidad de no participar en Expomin 2016 si las condiciones de las mujeres no cambiaban- obligó a la organización a asumir el tema y a hacer públicos llamados a las empresas a tomar conciencia del problema, apelando al “sentido común”.

En medio de todo este debate, el director Ejecutivo de Expomin 2016, Carlos Parada, reconoció que algunas mujeres cumplen funciones que están fuera del foco de la feria. “No es lo que buscamos como objetivo, sino más bien, está absolutamente desalineado con los objetivos del evento”, aseguró en un encuentro especialmente organizado antes de Expomin para tratar estos temas.

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“Haber asumido este cargo en la FTC tiene que ver con mi trabajo, con mi credibilidad, pero también con el respaldo de mis pares”. Cecilia González, secretaria Ejecutiva de la FTC. (Foto: Codelco)

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“La igualdad de género no es sólo simbólica, sino que también otorga un mayor crecimiento en términos de rentabilidad”. Ana Ferigra, oficial de programas de la División Asuntos de Género de la Cepal. (Foto: Felipe Pinto)

Por un cambio de paradigma

Pero más allá de las polémicas que dejó Expomin 2016, un grupo de profesionales mineras viene trabajando desde hace poco más de un año para hacer sentir su voz en un sector todavía abrumadoramente masculino. Se trata de la organización Woman in Mining (WIM), entidad que tiene por objetivo fomentar iniciativas que beneficien una participación cada vez más importante de las mujeres en la minería.

“Sólo con más mujeres en cargos ejecutivos la brecha de género tiene esperanzas de disminuir. Por eso creamos WIM Chile, para hacer conciencia, para que las mujeres del grupo comprendan que tienen una responsabilidad grande en sus manos, porque no está en las manos de nadie más que en la nuestra”, afirma la presidenta de WIM, Claudia Monreal.

Si bien es cierto que la participación femenina en minería ha avanzado en los últimos años hasta alcanzar un 8,2% según el último registro de Sernageomin (2016), esta cifra sigue siendo baja. Y es aún más baja, si se desagrega por tipo de labor, ya que la gran mayoría de las mujeres que trabajan en el rubro desempeñan labores administrativas, más alejadas de la operación propiamente tal.

“Un estudio realizado por el ministerio de Minería, señala que el 34,4% de las mujeres realiza labores de tipo administrativo, y sólo el 4,3% realiza actividades vinculadas a fundición. Con sólo estas dos cifras podemos tener una panorámica sobre donde están las mujeres en la industria”, explica Aurora Williams.

Si en la industria la presencia de las mujeres es minoritaria, lo es todavía más si se considera el mundo sindical minero. Pero como en todo ámbito, en esta área también hay excepciones que han logrado romper la tendencia y transformarse en referentes del área. Cecilia González, trabajadora y dirigente sindical de la División Chuquicamata de Codelco y actual secretaria Ejecutiva de la Federación de Trabajadores del Cobre, FTC, es un claro ejemplo de ello, ya que es la primera mujer que llega a formar parte del directorio de la entidad gremial.

“Dentro de mis 22 años como dirigente sindical siempre me he propuesto nuevas metas. Por eso, haber asumido este cargo en la FTC tiene que ver con mi trabajo, con mi credibilidad, pero también con el respaldo de mis pares que confían que puedo hacer un buen trabajo. Es un gran desafío tener la presencia de mujeres en el directorio, para abogar por los temas de género”, destaca Cecilia González.

En este contexto, no es novedad que los argumentos que fundamentan la incorporación de mujeres a la minería tienen relación con determinadas características atribuibles al género, tales como la disciplina para actuar de manera ordenada, el compromiso con el logro de objetivos, la capacidad de manejo de múltiples variables simultáneamente, la flexibilidad para adecuarse a los cambios y la capacidad para generar ambientes de trabajo más gratos.

“El desafío de lograr una mayor participación de las mujeres en la industria es enorme, porque requiere un cambio de paradigma que se relaciona con factores culturales. Aún dentro de esta actividad productiva hay tareas que por costumbre se asocian sólo con las capacidades de los hombres, en circunstancias que las mujeres cuentan con las mismas facultades para ejercerlas”, señala la ministra de Minería.

De esta manera, además de analizar la inclusión de las mujeres a nivel cuantitativo, también se abre una nueva discusión en torno a los tipos de trabajo que ejercen, la posibilidad de tomar decisiones en los cargos que ocupan y el nivel de comprensión que tienen las empresas sobre las necesidades intrínsecas de la mujer, como el periodo menstrual y el embarazo, entre otras aristas.

“Es una realidad que la industria topa con las barreras de una sociedad patriarcal. Patriarcas en la industria dirigiendo y patriarcas en las casas tomando decisiones sobre quién debe dedicarse a hacer carrera en una familia, y quién no. Si no nos hacemos cargo como industria, no es posible esperar cambios pronto y eso sólo retrasa más la evolución de la minería en Chile”, recalca Claudia Monreal, de WIM.

De acuerdo a datos de ministerio de Minería, actualmente la participación de la mujer en la industria es de un 8,2%. (Foto: Codelco)

De acuerdo a datos de ministerio de Minería, actualmente la participación de la mujer en la industria es de un 8,2%. (Foto: Codelco)

La mujer en constante desafío

Esta creciente y relativamente nueva tendencia de una mayor inserción laboral de la mujer en el sector ha generado, consecuentemente, modificaciones en la llamada “cultura minera”, impuesta desde luego por una visión masculina del trabajo en este rubro.

En este sentido, la propia minería ha debido adaptarse por medio de nuevas formas de relación para con el género femenino.

Para Ana Ferigra, oficial de programas de la División Asuntos de Género de la Cepal, las brechas y desigualdad de género en la minería son un reflejo de lo que pasa en la sociedad. “Por eso es pertinente y urgente cambiar. La igualdad de género no es sólo simbólica, sino que también otorga un mayor crecimiento en términos de rentabilidad”, precisa la experta.

Según datos de Cepal, sólo el 1% de las mujeres en Latinoamérica trabaja en minería, por lo que es importante comprender que crecer a nivel económico es directamente proporcional a igualar las condiciones entre el hombre y la mujer. “Creemos que hay que crecer para igualar, pero también igualar para crecer”, enfatizó Ferigra, tras participar de la última versión de Expomin.

Por esta razón, en el ministerio de Minería el objetivo es claro: elevar la participación de la mujer en esta industria de 8,2% que actualmente maneja el sector, al 10% en 2018. El reto es alcanzar niveles de inserción como Australia o Canadá, donde la presencia femenina en minería figuró en 2014 con un 19% y un 17%, respectivamente.

Sin embargo, además de estas metas cuantitativas, se hace pertinente comprender el impacto que tuvo y seguirá teniendo la inserción femenina en minería. Pues, no hay que olvidar que muchas de las mujeres que hoy se desempeñan en minería, son madres y mujeres que quieren desarrollar sus habilidades tanto en el ámbito afectivo, pero también a nivel profesional y laboral.

“Me gustaría que seamos más conscientes de que los cambios están en nuestras manos, que hay que trabajar por ellos, no sólo esperarlos y demandarlos. No podemos quedarnos atrás, porque Chile siempre ha sido pionero en la minería y si no trabaja en el corto plazo por la paridad de género, dejará de serlo”, concluye Claudia Monreal.

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