Los nuevos escenarios que enfrenta la termoelectricidad

31 julio, 2015
Ministro de Medio Ambiente lamenta "satanización" de termoeléctricas

Ministro de Medio Ambiente lamenta "satanización" de termoeléctricas

Proyecciones apuntan a que tras alcanzar un último peak de crecimiento en las próximas décadas, las centrales generadoras en base a combustibles fósiles comenzarían a dar paso a una matriz energética con preeminencia de fuentes renovables. 

Por Roberto Celis, Revista Nueva Minería y Energía

En materia de generación energética, las apuestas para el largo plazo son claras. Si bien hay coincidencia en que las fuentes fósiles seguirían siendo importantes en Chile, parece ser un hecho que tenderían a perder terreno en beneficio de fuentes renovables.

Tanto el carbón como el petróleo y el gas son recursos que el país debe importar, situación que condiciona su suministro y costos a los vaivenes de la economía global.

El carbón y el gas son fuentes atractivas para generación de base. No obstante el primero, altamente competitivo en términos de costos, sigue siendo el más contaminante y el que despierta mayor oposición social. Y pese a que sus tecnologías están en constante mejora, sería el principal castigado por los impuestos verdes.

El gas, por su parte, tiene ventajas en cuanto a ser un combustible más amigable con el medio ambiente, pero su talón de Aquiles es su precio. En tanto, el petróleo es un recurso que es principalmente usado para generación de punta o como combustible de respaldo en razón de su alto costo y sus emisiones.

Desde diversos ámbitos, expertos del sector energía advierten que el escenario actual y los que se proyectan a futuro son muy distintos del que permitió en la década de 1990 la proliferación de proyectos de generación en base a gas natural, producto de la disponibilidad de gas argentino a bajo precio.

Tampoco sería replicable el panorama que vivió el país durante la década pasada y comienzos de la actual en el que, producto del fin del suministro de gas argentino, se debió recurrir al carbón como medida de urgencia para asegurar el suministro de energía tanto en el SING como en el SIC sin mayores cuestionamientos.

Definiendo escenarios

Desde el gobierno, se trabaja tomando en cuenta el hecho de que las exigencias sociales, medio ambientales y del mercado internacional son cada vez más altas. Por esto, tras definir una agenda energética el año pasado, el Ministerio de Energía está impulsando discusiones que permitan delinear una política energética, la que estará disponible a fines de este año y que se proyecta hasta 2050.

En este sentido, los esfuerzos gubernamentales han llevado a abordar el rol de la termoelectricidad con combustibles fósiles en el mediano y largo plazo en mesas de trabajo realizadas en Santiago, Antofagasta, Concepción y Valparaíso, en las cuales participaron diversos actores de la sociedad civil, empresas, universidades y sector público.

Según la directora de la División de Desarrollo Sustentable del Ministerio de Energía, Nicola Borregaard, las opiniones recogidas en estas instancias de trabajo se pueden resumir en tres escenarios futuros para la termoelectricidad: un escenario en que la termoelectricidad siga operando como base del sistema eléctrico, pero bajo mayores estándares ambientales; otro escenario en que las termoeléctricas operen como respaldo a las ERNC, principalmente con Gas Natural; y el último en que haya una transición gradual a un sistema eléctrico sin termoelectricidad fósil.

“La termoelectricidad, bajo ciertas condicionantes, seguirá teniendo un rol en la matriz energética a 2050. Sin embargo, su participación en la matriz probablemente disminuirá a favor de energías limpias”, señala Borregaard.

Para Rodrigo Solís, director de Estudios de Generadoras de Chile, las termoeléctricas, y en particular las carboneras, juegan hoy un importante rol al aportar energía de base continua, permanente y de bajo costo y por ello debiesen proyectarse jugando un rol importante en los próximos años.

“Bajo una perspectiva en que estas tecnologías se ajustan y cumplen con las distintas exigencias normativas, y con la adopción incluso de la nueva generación en este tipo de tecnología, su desarrollo debiera seguir siendo parte fundamental del desarrollo de la matriz de generación chilena”.

Frente al creciente rechazo social a este tipo de centrales, el ejecutivo resalta que el rol que proyecta para la termoelectricidad podría no cumplirse si esta oposición alcanza tal nivel que termine por influir en las decisiones políticas que se deben tomar en relación a su desarrollo. “Esperemos que esto no ocurra y que esta oposición en realidad se traduzca en mejoras normativas que procuren y aseguren el desarrollo sustentable de cualquier tipo de tecnología de generación”, concluye.

En la misma línea, el director Ejecutivo de la Asociación de Empresas Eléctricas, Rodrigo Castillo, afirma que en Chile no hay ninguna fuente de generación eléctrica que a priori esté prohibida o que no sea aceptable. Si bien reconoce que el país tiene una apuesta por la diversificación de su matriz energética, y está apostando fuerte por las energías renovables, especialmente por aquellas respecto de las cuales se tienen más ventajas como la energía solar, advierte que el país necesita de todo tipo de fuentes.

“Dadas las características de nuestro país, nuestra geografía y nuestros sectores productivos, necesitamos todo tipo de fuentes de generación y evidentemente hay una condición básica y es que toda fuente de generación debe hacerse cargo de sus externalidades y al mismo tiempo debe preservar ciertos principios y valores básicos que tienen que ver con normativas estrictas sobre emisiones que al mismo tiempo se hagan cargo y preserven la salud de las personas”, señala.

Desde el sector de las energías renovables, en tanto, la proyección es que las termoeléctricas van en camino a desa-parecer.

“La irrupción de las energías renovables no convencionales que se observa actualmente, corresponde a la fase inicial de un proceso de transformación de la matriz energética del país que debería llevar a Chile a un 100% de energía eléctrica proveniente de fuentes renovables para el año 2050. La Agenda de Energía contempla un aumento en centrales termoeléctricas a carbón y gas natural por unos 2.100 MW entre 2015 y 2025. Esa previsión supone que el 20% de ERNC se alcanzará recién en el año 2025. Dada la acelerada incorporación de ERNC que se observa actualmente, pensamos que el 20% de ERNC se alcanzará en torno a 2020, por lo que los nuevos proyectos de generación convencional térmica y en particular los más caros basados en gas natural, enfrentarán una difícil competencia para ser viables y entrar al mercado”, estima el director ejecutivo de Acera, Carlos Finat.

Nuevas normas e impuestos

Desde el Ministerio de Energía reconocen que las regulaciones existentes, como la norma de emisión para centrales termoeléctricas; los planes de descontaminación atmosféricos en proceso en las zonas con centrales; los futuros instrumentos como el proyecto de ley de la reforma tributaria y/o compromisos que se establezcan a nivel internacional en el contexto de la COP 21 de París, sumado a la posible implementación de un impuesto verde y el desarrollo de una estrategia de cambio climático para el sector energético, tendrán un impacto en el sector.

Pero ese impacto, aseguran desde el gobierno, “implicará un mejor desempeño ambiental ya sea a través de mejores tecnologías, mejores procesos, cambios de combustibles, mejoramiento de eficiencia energética y eventuales cierres de centrales antiguas”.

Al respecto Carlos Finat, dice que la generación eléctrica mediante combustibles fósiles es una de las principales fuentes de emisión de CO2 y de emisiones locales. “Por lo tanto, es un sector que deberá responder a los compromisos de Chile en cuanto a reducción de emisiones. El impuesto verde incluido en la reforma tributaria es un primer paso, pero esperaríamos que en los próximos años el monto de ese impuesto aumente hasta reflejar efectivamente los costos sociales de esas emisiones y su monto se alinee con los impuestos de los países OCDE”, agrega el representante de Acera.

Por su parte, Rodrigo Solís, desde el sector de las generadoras, pone el acento en las mejoras tecnológicas que se desarrollen en generación térmica como un factor esencial para enfrentar de mejor manera su futuro.

“Los resultados en el desarrollo de plantas en base a combustibles fósiles dependerá de cómo se traducen esas exigencias, y también de cómo evoluciona tecnológicamente este tipo de generación. Por ejemplo, en el caso de los compromisos nacionales de reducción de emisiones de CO2, su efecto dependerá por un lado de los niveles de reducción que se impongan a la industria de generación en comparación a otros sectores y, eventualmente, a cómo se desarrollan los sistemas de captura y almacenamiento de carbono o los sistemas de combustión en general”, explica Solís.

“Lo más relevante quizá es mencionar que las exigencias normativas, en todo tipo de tecnología, se traducen en el precio de la energía eléctrica, por lo que surge la imperiosa necesidad de que tales exigencias sean producto de una discusión profunda y amplia, con un cabal entendimiento de sus efectos”, añade el representante de las generadoras.

En materia de desarrollo tecnológico, desde el Ministerio de Energía afirman que tanto el Estado, como entidades de investigación y empresas energéticas deben avanzar a tecnologías que aumenten eficiencia, lo que supone además de los ciclos combinados existentes, potenciar que éstos se masifiquen, e implementar en el país turbinas ultra súper críticas.

Además de la investigación, el gobierno trabaja en mejorar los programas de educación y difusión a través de Educar Chile (DPPE junto a Fundación Chile), como por ejemplo, el plan de trabajo del Ministerio de Energía y Ministerio de Educación para implementar el tema energético en el currículum escolar.

Mientras tanto, para seguir adelante, las termoeléctricas deberán cumplir no sólo con la normativa vigente, sino que incluso incorporar estándares para impactos aún no normados, según advierte Borregaard. “Por ejemplo, el Ministerio de Energía propondrá al Ministerio de Medio Ambiente normar la succión de agua para refrigeración”, explica.

La experta agrega que las termoeléctricas podrán enfrentar la oposición que despiertan ocupando las mejores tecnologías disponibles, mejorando la eficiencia energética (ISO 50.001), haciéndose cargo de los pasivos ambientales que generan, compensando y reparando el daño ambiental causado, fomentando mecanismos de internalización de externalidades negativas.

En tanto, desde la autoridad es esperable reforzar la fiscalización hacia este sector, apoyar el desarrollo de infraestructura para el GNL, y otorgar mayor certeza jurídica para los inversionistas y con gestión territorial, entre otras acciones.

Sobre el último punto mencionado, el Ministerio de Energía está trabajando en el desarrollo de Planes Energéticos Regionales los cuales serían sometidos a Evaluación Ambiental Estratégica.

“Es importante que haya coherencia y coordinación de los IPTs (Instrumentos de Planificación Territorial) con las zonas de protección, potenciando sinergias entre la EAE (Evaluación Ambiental Estratégica) e IPTs, con participación ciudadana desde la elaboración hasta el desarrollo de los proyectos, regulando mecanismos de participación de los afectados en beneficios económicos, cerrando centrales obsoletas, desarrollando programas de perfeccionamiento de capital humano para facilitar inclusión laboral en comunidades aledañas a proyectos, desarrollando programas de educación en temáticas ambientales-energéticas, y entregando información y transparencia ambiental-energética en un portal con buena difusión”, concluye la representante del Ministerio de Energía.

Fuente: NME

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