La revolución de las bolsas hidrodegradables

26 diciembre, 2018
Bolsa hidrodegradables - mar- contaminación

En un nuevo paradigma se ha transformado la innovación que destaca por ser 100% amigable con el medio ambiente. Se trata de Solubag, iniciativa que en comparación a las bolsas plásticas que demoran en desintegrarse entre 150 y 400 años, éstas lo hacen al contacto con el agua.

Por Camila Morales

Revista Nueva Minería y Energía

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El mundo avanza y con ello también las toneladas de plástico que son desechadas por el ser humano. Pese a que las consecuencias de un planeta contaminado por cantidades incalculables de basura están a la vista, la humanidad continúa acrecentando esta cifra, llegando incluso a generar verdaderas islas de desechos en el océano.

Según datos de Greenpeace, ocho millones de toneladas de plásticos acaban en el mar cada año, formando entre el 60 y 80% de la basura marina, en su mayoría en forma de microplásticos (fragmentos inferiores a 5 mm). Y las proyecciones no son optimistas: Para el 2020 el ritmo de producción de plásticos habrá aumentado un 900% con respecto a niveles de 1980 (más de 500 millones de toneladas anuales).

En medio de este complejo escenario, han salido a la luz proyectos que gracias a la implementación de nuevas tecnologías y una visión de desarrollo sustentable, han podido aportar en la lucha contra la contaminación, por medio de productos 100% amigables con el medioambiente.

Es el caso de Solubag, iniciativa que formula productos a partir de polyvinyl alcohol (PVA), elemento que establece un nuevo parámetro para la industria del empaquetado. ¿Por qué razón? Sus bolsas se degradan al contacto con el agua. Así lo explica Cristian Olivares, principal CCO & Co – Founder de la empresa, al detallar en qué consiste la iniciativa.

“Solubag es un material formulado en base a Alcohol Polivinílico y otros componentes con estándar FDA. Es un material que se desintegra, inmediatamente en contacto directo con agua (cualidad hidrodegradable) y en 180 días sobre el 73%, del mismo, en condiciones de compostaje controlado (cualidad biodegradable; Norma ISO 14855). Además, no es tóxico”, detalla Olivares.

Producto único

La tecnología implementada por este emprendimiento, ha permitido elaborar diferentes soluciones, tanto en materiales de film como en non woven (tela), los cuales se desintegran al contacto con agua fría o caliente. Respecto a los elementos sólidos restantes, pueden ser tratados en las plantas de tratamiento de aguas residuales.

El representante de Solubag recalca que por este revolucionario proceso, son “únicos en el mercado. No hay otro material que reúna tantas condiciones amigables con el medio ambiente: somos biodegradables, hidrodegradables, no tóxicos, no contaminantes y compostables”.

Esta innovación arremete en la industria sustentable, en medio de una situación compleja para el planeta, tomando en cuenta que las bolsas plásticas se demoran entre 150 y 400 años en desintegrarse. Frente a esta compleja realidad, y a los bajos niveles de reciclaje, es que se ha incentivado la eliminación del uso de bolsas plásticas en varios países, incluido Chile.

“Solubag permite dar respuesta a una serie de problemas medio ambientales que actualmente produce la contaminación del plástico, la cual ha tenido un crecimiento exponencial”, señala Cristian Olivares, quien agrega que la empresa ha obtenido importantes reconocimientos por ello, como es el caso del Premio Avonni 2018, categoría Diseño industrial.

Con la motivación de continuar creciendo, desde la empresa aseguran que se encuentran en una etapa de validación en el mercado. “Actualmente ya tenemos productos terminados y listos, pero se están haciendo las validaciones en los clientes, en los transformadores y fabricantes para poder empezar a escalar la iniciativa”.

Tal como lo recalca el principal CCO & Co – Founder de Solubag, los objetivos son ambiciosos respecto a sus proyecciones. “Queremos ser el inicio de una nueva industria. Una industria que se haga cargo de los desafíos que plantea la contaminación, siendo un actor protagonista y no solo observador. Una industria que se plante frente al consumidor como real y efectivamente comprometido con su entorno, con una clara y real responsabilidad empresarial”.

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