La demanda energética que viene

19 enero, 2015
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Un estudio de Cochilco proyectó un considerable aumento del consumo eléctrico de la minería en los próximos años. En total, la industria podría demandar unos 18.000 GWh adicionales al 2025, pero este número sólo será real si se concretan los proyectos mineros en carpeta.

Por Rodrigo López – Revista NME

Es uno de los grandes desafíos de la industria minera. Y lo será aún más durante la próxima década, si se cumplen las proyecciones de la Comisión Chilena del Cobre, Cochilco, que ya anticipa una fuerte alza del consumo energético de la minería al año 2025.

Si el año pasado la industria demandó 22.000 GWh, esa cifra podría subir hasta 40.000 GWh en 2025, lo que representa un 81% más de lo que se consume actualmente.

De acuerdo a las proyecciones, el Sistema Interconectado del Norte Grande (Sing) demandará aproximadamente 10.000 GWh adicionales, lo que implica la instalación de capacidad adicional de generación de a lo menos 1.500 MW, mientras que el Sistema Interconectado Central (SIC), espera un consumo eléctrico de aproximadamente 8 mil GWh, lo que significará una mayor capacidad de generación de 1.200 MW en este sistema.

Son varios los motivos de este aumento en el consumo. Por un lado, el intenso uso de agua en los procesos mineros y la competencia que se ha desatado por el uso del recurso en el norte del país está obligando a las mineras a mirar hacia la costa para extraer agua, desalinizarla y bombearla hacia las principales faenas mineras, lo que implica un enorme gasto energético.

Por otro lado, los proyectos en fase de explotación están advirtiendo bajas en las leyes de corte, lo que implica que para obtener el mismo volumen de mineral, se requiere explotar y procesar un mayor volumen de roca.

En consecuencia, en el SIC la principal demanda eléctrica se producirá a nivel de concentradora, que aumentará su consumo desde poco más de 6 TWh en 2014 a más del doble en 2025.

En el Sing, en tanto, los principales procesos consumidores de energía eléctrica serán la desalinización y bombeo de agua, además de la concentración de minerales. Estos procesos, que actualmente representan entre el 50% y 60% del consumo total de electricidad en los sistemas SIC-Sing, aumentarán su presencia hasta el 80% en el año 2025.

Proyección en entredicho

Aunque las proyecciones anticipan un aumento importante del consumo, éstas dependen de la concreción de los futuros proyectos mineros en carpeta. De hecho, el mismo informe aclara que “estos escenarios de consumo se efectúan sobre la base de información histórica según el estado y condición de los proyectos en su forma actual y la proyección del consumo eléctrico se calcula utilizando los coeficientes unitarios de consumo por procesos”, según explica el informe “Proyección de consumo energético en minería al 2025”.

“Hay una directa vinculación entre las perspectivas de materialización de los proyectos mineros con la reacción del mercado eléctrico para hacer las inversiones oportunas en capacidad de generación y en transmisión eléctrica”, añade el documento. En otras palabras, si no se concretan los proyectos mineros, no habrá inversiones en infraestructura eléctrica.

En este sentido, Cochilco ha definido tres escenarios de consumo: consumo mínimo, consumo esperado y consumo máximo. En el peor de los escenarios (consumo mínimo), los proyectos mineros en carpeta no se desarrollan y el consumo eléctrico alcanza un peak de 26.000 GWh para declinar paulatinamente a 23.000 GWh en 2025.

En tanto, en el escenario medio (consumo esperado) hay un poco más de optimismo, ya que se pronostica parte de la carpeta de inversiones, lo que escala paulatinamente el consumo desde 22.000 GWh en 2025 a 39.000 GWh en 2025.

Y en el escenario más optimista de todos, en que se concretan todas las inversiones mineras proyectadas, el consumo eléctrico de ambos sistemas interconectados se empina a 40.000 GWh al 2025.

Para realizar estas proyecciones, Cochilco se respaldó con otro informe, denominado “Inversión en la minería chilena: cartera de proyectos 2014-2023”, en que se hace una estimación de todos los proyectos mineros para los próximos años.

De acuerdo a la información de este estudio, para los próximos 10 años existen en carpeta 53 proyectos mineros que suman casi US$ 105.000 millones, a un promedio de US$ 90 millones por iniciativa, entre proyectos brownfield y greenfield.

“Los proyectos, en su mayoría, son del tipo de reposición de su capacidad productiva, de expansión de la capacidad para mantener su competitividad en el largo plazo o el desarrollo de un nuevo yacimiento, en función del propósito de las compañías para emprenderlos”, dice el informe.

De acuerdo a Cochilco, el 47% del presupuesto será desembolsado entre 2014 y 2018 y el 37% a partir de 2019. El 16% restante, ya ha sido gastado según el organismo.

Del total, Codelco presenta el programa de inversiones más significativo de la cartera minera actual y sólo algunas compañías privadas de la gran minería del cobre tienen planes de gran magnitud. De este grupo, destaca Antofagasta Minerals con sus desarrollos en el distrito Centinela (Antucoya, entre otros) y el programa de ampliación gradual de Los Pelambres. A su vez, BHP Billiton pretende darle mayor perspectiva de largo plazo a Escondida y Cerro Colorado, mientras que Teck aborda dos megaproyectos con el fin de consolidarse en Chile, a lo que se suma Barrick, CAP y SQM, además de otras empresas con proyectos para más largo plazo, más allá de 2025.

Sin embargo, lo más resaltante es la concurrencia de 14 nuevas compañías que asumen por primera vez inversiones en la minería de mediana y gran escala.

En este sentido, el escenario no es nada auspicioso. Al reciente retraso en la ampliación de capacidad de El Teniente, se suma la paralización, por parte de la Corte Suprema, del emblemático proyecto El Morro (Goldcorp/Newgold), además de los problemas que hoy enfrenta Pascua Lama, entre otros, debido a incertidumbres administrativas o conflictividad socioambiental.

minería Cochilco

 

Fuertes inversiones

A las proyecciones de Cochilco se contrapone el Plan de Obras de la CNE, que estima que ingresarán sólo 4.629 MW de potencia adicional en el SIC hasta el 2029, lo cual es algo que llama la atención.

El documento de la CNE muestra que ingresarían al sistema solo tres proyectos de generación termoeléctrica por un total de 885 MW: Punta Alcalde (de US$ 1.400 millones) y el proyecto de Colbún, Santa María II, cuya inversión es de unos US$ 850 millones.

La ex secretaria ejecutiva de la CNE, María Isabel González dice que esto tiene que ver con la falta de iniciativas aprobadas ambientalmente, sumados a los problemas de otras iniciativas, tales como HidroAysén, que fue eliminado del plan de obras en agosto.

En esa línea, el informe establece que sólo entrarían en operación de aquí al 2029 seis proyectos hidroeléctricos de pasada, de los cuales cinco serían por 20 MW cada uno y solo uno por 60 MW.

Por otro lado, en el informe preliminar de la CNE -dado a conocer en septiembre- ya se estimaba que un alto porcentaje de la generación proyectada para los próximos diez años sería en base a Energías Renovables No Convencionales (ERNC), como centrales hidro de pasada menores a 20 MW; energía eólica, solar-fotovoltaica, de geotermia y biomasa.

El documento mostró que el 77% de los 4.629 MW proyectados serán en base a este tipo de energías, siendo la solar la que más pesa en la carpeta, a lo que se suman iniciativas eólicas como Valle de Los Vientos, con una inversión de US$ 140 millones, pero que no alcanzan a satisfacer los planes de consumo de las mineras, debido a la volatilidad inherente de estos sistemas renovables. Así, crece la incertidumbre en torno a los proyectos mineros y eléctricos.

Proyecciones

El Sing demandará 10 mil GWh adicionales con capacidad adicional de generación de 1.500 MW, mientras que el SIC espera un consumo de 8 mil GWh, lo que significará una mayor capacidad de generación de 1.200 MW en este sistema.

Son varios los motivos de este aumento en el consumo. Por un lado, la desalinización implica un enorme gasto energético y la baja en las leyes demandan un mayor procesamiento de roca, con el consiguiente impacto en consumo energético.

En el peor de los escenarios, los proyectos mineros en carpeta no se desarrollan y el consumo eléctrico alcanza un peak de 26.000 GWh para declinar paulatinamente a 23.500 GWh en el año 2025.

 

 

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