Innovación minera al debe

6 enero, 2014
Innovación minera al debe
Columna de opinión de Conrad von Igel
Conrad von Igel

Hasta ahora, en Chile hemos contado con escasos ejemplos de empresas mineras y proveedores que hayan incorporado la innovación al centro de su quehacer

La minería nacional enfrenta grandes desafíos como la sustentabilidad de las operaciones, el costo de la energía, la escasez de mano de obra especializada, o la operación bajo condiciones geográficas extremas. De no resolverse pronto y de manera sostenible estas dificultades, podría significar una baja en la competitividad del país, lo que podría reducir la inversión y los retornos para Chile, además de limitar las oportunidades de expansión de los proveedores de servicios mineros.

Para solucionar estos escenarios, esta industria requiere de manera urgente generar innovaciones y el sector, como un todo, debe promover un entorno que lo facilite. Si bien la innovación es riesgosa e incierta por definición, en el tiempo les significará resultados favorables tanto financieros como comerciales.

Sin embargo, hasta ahora, en Chile hemos contado con escasos ejemplos de empresas mineras y proveedores que hayan incorporado la innovación al centro de su quehacer. Muchas veces estos retos se siguen enfrentando sólo bajo el prisma de la reducción de costos, sin que la respuesta natural surja desde la investigación aplicada y el desarrollo de nuevas tecnologías.

Es más, en el país sólo se invierte el 0,5% del PIB en I+D, cifra muy por debajo de países de la OCDE que promedian un 2.4%. Pero esto no es todo. El origen de esta inversión también es disímil; mientras en Chile el aporte privado en estas actividades bordea el 40%, en la OCDE supera el 65%.

Acá el llamado es claro: el sector privado debe ser más protagonista. Y justamente para invitar a las empresas a innovar, este gobierno ha generado importantes iniciativas.

Un ejemplo es la renovada Ley de I+D, que establece un incentivo tributario que rebaja, vía crédito tributario, un 35% de lo invertido en investigación y desarrollo, y reconoce el 65% restante como gasto necesario.

Con esta normativa estimamos que a diciembre de 2013 se habrán certificado casi 130 proyectos por cerca de US$ 60 millones. ¿Y cuál es la participación de la industria minera? Casi nula. A la fecha sólo sumamos tres iniciativas emanadas desde este sector por un monto que no supera el millón de dólares.

Otro aspecto clave para mejorar el ecosistema es acercar la ciencia a las empresas. Entre los años 2010 y el primer semestre de 2013, se han generado más de 80 proyectos colaborativos de innovación entre empresas mineras y proveedoras que integran el programa “Proveedores de la Minería de Clase Mundial”. Y en esa línea, durante esta gestión, además sumamos nuevos Centros de Excelencia Internacional, tres de los cuales generarán desde Chile nuevas tecnologías para favorecer la industria minera nacional y regional (Csiro, Emerson, UQ SMI).

Todo este esfuerzo tiene un sólo fin: convertir al país en un polo regional de innovación y emprendimiento. Para ello, requerimos de la participación de todos y sin duda, la industria minera debe estar en primera línea. Y es que una mayor inversión en innovación no sólo traerá beneficios a nivel de competitividad, sino que además, será un pilar fundamental para convertirnos en un país desarrollado.

Por Conrad von Igel Director ejecutivo de InnovaChile de Corfo.

Noticias Relacionadas