Generación eléctrica en el país creció el año pasado a su menor nivel desde crisis de 2009

22 enero, 2018
Generación en base a energía renovable no convencional supera los 1.000 MW en Chile

ERNC supera los 1.000 MW en Chile

El director ejecutivo de Electroconsultores, Francisco Aguirre, sostiene que el indicador es un “termómetro inmediato” de la actividad económica, y modestas cifras responden a, entre otros aspectos, la falta de nuevos proyectos mineros que iniciaran operaciones.

Su menor expansión en años registró la tasa de crecimiento eléctrico durante 2017, impactada por un desempeño económico bajo lo esperado para el país. Al menos así lo plantea el director ejecutivo de Electroconsultores, Francisco Aguirre, quien refiere que la falta de nuevos proyectos mineros se ha hecho notar en este indicador.

De acuerdo a un análisis realizado por el consultor, la generación de energía sumada de los dos principales sistemas eléctricos en el país -el SIC y el SING, que desde fines del año pasado se interconectaron- totalizó 74.162 gigawatts-hora (GWh), lo que representa un incremento del 1,4% respecto a 2016, el menor avance desde 2009, año de la crisis económica y en la que el PIB se contrajo 1,6%.

Según el mismo informe, el incremento en las tasas de crecimiento eléctrico -medido en generación- siempre estuvo sobre el 2%. De hecho, el 2011 alcanzó un avance del 6,3%.

“El crecimiento de la economía está estrictamente reflejado en la electricidad, insumo que se usa para todo, ya sea producir un bien, prestar servicios o estudiar”, sostiene Aguirre.

Añade que “la tasa de crecimiento eléctrico revela una economía deprimida, porque este indicador es un termómetro instantáneo para medir la actividad”.

Explica que la falta de proyectos mineros de relevancia que se pusieran en marcha pasó la cuenta al indicador. “Por ejemplo, un proyecto minero como el rechazado Dominga representa varios puntos de crecimiento en la generación cuando se encuentra en operación”, sostiene.

Aguirre comenta que una iniciativa del tamaño de Dominga -que pretende invertir US$ 2.500 millones para producir hierro y cobre- generaría una demanda eléctrica de 1.300 GWh.

En un ejercicio teórico, en caso de que Dominga hubiera estado en operación el 2017, la tasa de crecimiento habría llegado a 3,2%, porque el proyecto, por sí solo, equivalía a un aumento del 1,8% respecto al 2016. En otras palabras, solo la demanda de una única faena minera relevante sería superior a todo el avance en la tasa de crecimiento eléctrico registrada el año pasado.

“Un proyecto minero relevante provoca un salto importante en la tasa de crecimiento eléctrico, que es el termómetro de la economía. Dominga es un ejemplo, pero hay muchas iniciativas mineras que no han podido desarrollarse y que tendrían un impacto similar”, añade.

Consultado sobre el efecto de las medidas de eficiencia energética en estas cifras, respondió que “todo influye, pero lo que más peso tiene es la máquina de la economía, es cosa de mirar la evolución del producto interno bruto y su correlación, en un 99%, con la del crecimiento del consumo eléctrico”.

Peso térmico

Las cifras muestran el crecimiento de las energías renovables no convencionales (ERNC). Durante 2017, la solar y eólica representaron el 10% de la generación.

Pese a ello, las tecnologías térmicas siguen representando el grueso de la generación. El año pasado se ubicó en 60,6%, siendo el carbón el principal combustible utilizado.

“La energía térmica es necesaria, no podemos eludirla (…) A juicio de muchos especialistas, las energías renovables no convencionales no son capaces por sí solas de satisfacer el 100% de la demanda eléctrica de un país, salvo que se desarrollen sistemas de baterías”, dice Aguirre.

“La otra opción es la de desarrollar embalses, pero no chiquititos, sino que grandes, con capacidad de regulación y de uso múltiple, para riego y electricidad. Esa es la manera para desarrollar las energías solares y eólicas”, finaliza.

Fuente: Economía y Negocios

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