FMI recomienda elevar los precios del agua para garantizar el suministro en el futuro

15 junio, 2015
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Subvenciones llegaron a US$ 456 mil millones en 2012 y beneficiaron desproporcionadamente a los grupos de altos ingresos.

Cuando alguien piensa en problemas relacionados con el agua como la falta de acceso a agua potable y a baños, la contaminación del agua y el racionamiento hídrico es probable que tenga en mente a un país o región emergente. Sin embargo, la actual sequía en California es un ejemplo claro de que los desafíos no se limitan a las naciones en desarrollo, sino que son un fenómeno global que probablemente se intensificará en el futuro por el crecimiento de la población, la urbanización y la expansión económica.

En este contexto, el Fondo Monetario Internacional se unió al debate sobre cómo administrar mejor el limitado recurso para reducir los desperdicios y garantizar el suministro para las próximas generaciones y sus recomendaciones fueron contundentes: los gobiernos deberían modificar entregar menos subsidios y las empresas de servicios públicos deberían cobrar precios más altos.

Si bien estos temas generalmente son abordados por el Banco Mundial, la institución dirigida por Christine Lagarde argumentó que este asunto le compete porque los retos hídricos afectan el crecimiento económico y las finanzas públicas.

“Los desafíos del agua pueden tener grandes consecuencias económicas, sociales y medioambientales adversas”, sostuvo el prestamista en un reciente informe titulado ¿Está el vaso medio vacío o medio lleno?
“Como el agua es un aporte crucial para la agricultura y una serie de otras industrias, la escasez y la variabilidad de la oferta pueden llevar a la inseguridad alimenticia, empujar los costos de producción y restringir el crecimiento de la productividad”, detalló.

“El FMI puede –y debería– jugar un rol útil en asegurar que las políticas macroeconómicas sean conducentes hacia un manejo sólido del agua”, aseveraron los economistas del Fondo.

Distribución dispareja

El stock de agua dulce disponible para consumo humano es limitado y no está distribuido equitativamente: más de un 60% se encuentra en sólo diez países.

En una base per cápita, el agua dulce disponible en Medio Oriente y el norte de África es sólo una pequeña fracción de la que existe en América Latina.

Varias zonas del planeta ya están experimentando escasez hídrica. El World Resources Institute encontró que 36 países enfrentan un estrés de agua alto, definido como el retiro de más de 40% del suministro anual disponible.

Los especialistas advirtieron que los desequilibrios entre oferta y demanda del agua y sus consecuencias podrían verse exacerbados en los próximos años.

“Como se espera que el consumo del agua continúe aumentando con el crecimiento de la población y los ingresos, y como los recursos de agua dulce no pueden incrementarse fácilmente, estos desafíos sólo se intensificarán”, declaró en una conferencia telefónica Kalpana Kochhar, vicedirectora del Departamento de Asia y el Pacífico del FMI.

Menos subsidios y precios más caros

El informe mostró que las firmas de servicios públicos en muchos países fijan los precios del agua por debajo del nivel de recuperación de costo, lo que crea incentivos para el sobreuso y la subinversión. Esto lleva a pérdidas financieras para las compañías, al menor financiamiento de la mantención y a una baja inversión en nueva infraestructura hídrica, lo que a su vez resulta en un bajo acceso y calidad del agua y a grandes pérdidas de la red.

En cuanto a los subsidios, el FMI aseguró que son desiguales, porque benefician desproporcionadamente a los grupos de ingresos más altos, ya sea porque los más vulnerables tienen acceso limitado al agua o porque sus niveles de uso son menores en comparación a otros sectores socioeconómicos.

Se estima que los subsidios entregados a través de las empresas de servicios públicos fueron cercanos a
US$ 456 mil millones o 0,6% del PIB mundial en 2012.

“Las reformas a la tarificación del agua deberían ser cuidadosamente diseñadas para ofrecer un acceso asequible al agua a los pobres a través de, por ejemplo, una estructura de tarifa escalonada progresiva”, sugirieron los economistas.

Estos cambios deberían ser complementados con reformas en las políticas agrícolas, energéticas y de comercio, ya que estos son los rubros que más utilizan el recurso.

Los expertos manifestaron que entregar los incentivos adecuados, “particularmente al reformar los precios del agua, puede ayudar a racionalizar el uso del agua, promover la inversión necesaria y proteger a los pobres”.

Fuente: Diario Financiero

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