Familia Solari refuerza su veta minera con la compra de su tercera mina en Brasil

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Reinaldo Solari y sus hijos, parte del grupo controlador de Falabella, acaban de concretar la compra de su tercera mina de oro en Brasil, en US$ 22 millones. En paralelo, a través de otra sociedad iniciaron la tramitación ambiental para retomar la operación de Michilla, el yacimiento de cobre que el año pasado adquirieron al grupo Luksic.

La familia Solari Donaggio no sólo tiene sus fichas puestas en el retail. El clan, que forma parte del grupo controlador de Falabella, la compañía de mayor valor bursátil del país, quiere convertirse en un actor relevante de la mediana minería, tanto en Chile como en la región. En busca de ese objetivo, esta rama de la familia, que es encabezada por Reinaldo Solari Magnasco y sus hijos Piero, Sandro y Carlo Solari Donaggio, recientemente concretó la compra de su tercer yacimiento de oro en Brasil.

El 14 de noviembre, Serabi Gold, minera de origen canadiense que los Solari controlan con el 55,3% y que cotiza sus acciones en la Bolsa de Metales de Londres y en la Toronto Stock Exchange, informó de un acuerdo para adquirir el 100% de Chapleau Resources, una firma que posee el proyecto de oro Coringa, ubicado en la provincia aurífera de Tapajos, en el estado de Pará, al norte de Brasil. Serabi Gold pagará US$ 22 millones. La operación está sujeta al cumplimiento de una serie de condiciones que el grupo chileno espera cerrar prontamente.

Además de los Solari Donaggio, en Serabi Gold también participa otro inversionista chileno, Drake, el family office del empresario Nicolás Ibáñez, que tiene el 6,6% de la propiedad de la minera. A diferencia de los Solari, que tienen directa injerencia en el manejo y las decisiones del negocio, esta inversión es netamente financiera para Ibáñez.

Los Solari tienen derecho a designar a cuatro de los cinco directores en la compañía: Eduardo Rosselot, Nicolás Bañados, Aquiles Alegría y Felipe Swett son sus representantes.

Las directrices y lineamientos estratégicos para el desarrollo del negocio minero de la familia surgen en Megeve, su family office. No obstante, en Serabi Gold los Solari participan a través de la sociedad Fratelli Investments.

Proyecto estratégico
Los recursos totales que la familia Solari y los demás inversionistas tendrán que destinar a Coringa serán mayores a los US$ 22 millones que costó comprarla, pues es un yacimiento que actualmente no está en producción y el grupo chileno tendrá que desarrollarlo para ponerlo en marcha. De acuerdo al plan trazado por los propietarios, esto debería ocurrir a más tardar dentro de un plazo de 24 meses.

Según los estudios realizados por la minera, Coringa alberga recursos estimados en 376.000 onzas de oro, con una ley promedio de 8,4 gramos por tonelada.

Para los Solari, la reciente adquisición tiene un carácter estratégico y les permitirá reforzar su posición en el negocio minero en el gigante latinoamericano.

Coringa se encuentra a sólo 200 kilómetros de otro yacimiento que Serabi opera en ese país, Palito, que está en producción desde 2014. Dicha cercanía, explicó la minera al anunciar la transacción, “permitirá sinergias para la gestión, la infraestructura y la reducción potencial de los costos de operación de la unidad”. De esta forma, agregó la firma, podrán “acelerar el desarrollo potencial de producción del nuevo proyecto”.

El beneficio incluso será mayor para el grupo. Los Solari participan en un tercer yacimiento en suelo brasileño. Se trata de Sao Chico, ubicado también en el estado de Pará, al norte de Brasil, y distante a sólo 25 kilómetros de Palito, aunque de menor envergadura que esta última. La mina comenzó su puesta en operaciones en 2015.

Sumando las faenas de Palito y Sao Chico, Serabi cerrará el 2017 con una producción de 38 mil onzas de oro. A septiembre, la minera de los Solari Donaggio obtuvo ingresos superiores a los US$ 36 millones y un beneficio bruto mayor a US$ 4 millones.

La apuesta del grupo por la minería en Brasil no termina con la última operación. La familia quiere crecer en ese mercado y está mirando activamente oportunidades para seguir de compras. “Brasil es un mercado importante, muy grande. La que estamos haciendo es una apuesta significativa y aspiramos a crecer allá, siempre enfocados a la mediana minería del oro. No queremos ser los más grandes, pero sí relevantes dentro de nuestra escala”, asevera un alto ejecutivo vinculado al grupo.

En el pasado, el interés de los Solari Donaggio en ese país estuvo más allá del mineral de oro. En 2010 entraron en la propiedad de Avanco Resources, una minera con exploraciones y proyectos de cobre en Brasil, pero que terminaron vendiendo.

Apuesta por el cobre
Aunque la presencia del grupo en el rubro minero en Brasil es reciente, lo cierto es que la familia Solari lleva más de una década ligada a la industria minera. El grupo que lidera Reinaldo partió en 2004 con Haldeman Mining Company (HMC), empresa que opera en Chile y en la cual Megeve tiene poco más de un tercio de la propiedad. Otro tercio está en manos de Sergio Cardone Solari -que la preside-, mientras que el resto de las acciones se reparte entre otros accionistas minoritarios y el propio management de la empresa, distintos ejecutivos que tienen un porcentaje, entre ellos, José Miguel Ibáñez, el gerente general. El empresario Anselmo Palma, dueño de la fábrica de productos plásticos Wenco y también accionista de La Polar, tiene una participación minoritaria en HMC.

En representación de Megeve, en la mesa directiva de Haldeman se sientan cada mes Piero Solari, Nicolás Bañados y Eduardo Rosselot.

Hace un año, la minera acordó el pago de US$ 52 millones por Michilla, la mina de cobre ubicada en Mejillones, que era propiedad del grupo Luksic. En octubre pasado, HMC concluyó el diseño y la arquitectura del nuevo plan de negocios para que el yacimiento pueda retomar las operaciones que están paralizadas desde fines de 2015. Y, a inicios de noviembre, la firma ingresó a tramitación la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) que busca darle continuidad operacional a la faena.

En noviembre de 2014, Antofagasta Minerals, el brazo minero de Luksic, anunció el fin de la operación de Michilla al no existir reservas de cobre suficientes para mantener y justificar económicamente una operación de minería a gran escala.

Pero para los Solari Donaggio se trata de un proyecto atractivo y con potencial. En HMC ven que ese distrito minero puede ser muy lucrativo para la mediana minería y es por eso que las expectativas están puestas en que los procesos productivos y la selectividad en la extracción del mineral harán rentable la operación. “Proyectos que para las grandes mineras no son buenos, para Haldeman, que tiene escala mediana, sí lo son. Este es uno de ellos”, comenta un ejecutivo ligado al clan Solari. Y añade. “En Michilla vemos una buena oportunidad, un proyecto donde creemos que podemos agregar valor y no comprarlo para luego venderlo”.

Las expectativas con ese yacimiento son altas. El plan que presentaron ante el Servicio de Evaluación Ambiental considera una vida útil de 15 años y una producción aproximada de 170.000 toneladas de cátodos de cobre en un período de 10 años. El timing estimado de inicio de ejecución del proyecto es fines de junio de 2018, para comenzar a producir en 2019. La inversión se calcula en US$ 25 millones.

Aunque no descartan ingresar a otro país, en lo inmediato el foco de Megeve está puesto en la minería del oro en Brasil y en la de cobre en Chile. La meta de la familia es ser protagonistas de la mediana minería y, por lo mismo, a futuro aspira a expandir y profundizar su presencia en el negocio. “Es un sector en el cual llevamos hartos años, hemos aprendido de él, nos gusta y vamos a seguir ahí por un buen tiempo. Para Megeve, la minería es un área relevante y es considerada una inversión de largo plazo”, subraya un ejecutivo del grupo.

Hasta ahora, la fórmula o receta que han empleado los Solari para decidir dónde invertir en el rubro minero considera tres elementos centrales: proyectos medianos, con altas leyes y que requieran un moderado capex (inversiones en bienes de capitales).

Cercanos al grupo familiar precisan que, por sobre todo, “el estilo y la definición es hacer las cosas bien, con un horizonte de largo plazo. No nos definimos como oportunistas, al contrario, nos interesa mirar más allá del ciclo del cobre y de las coyunturas, no buscamos ‘hacer la pasada’ ni tener una inversión financiera pasiva”.

Mencionan que están siempre activos y constantemente explorando nuevas oportunidades de inversión, tanto en Chile como en el extranjero.

Pese a la relevancia que está teniendo el negocio, al interior de Megeve no han formado un equipo con especial dedicación a la minería. Se apoyan, más bien, en asesores externos que contratan y en las propias empresas en las que participan.

Así surgió, a mediados del año pasado, la convicción de que Haldeman debía cerrar temporalmente las operaciones de Sagasca, faena de cobre que explotaban en la Región de Tarapacá. Desde entonces, en el lugar sólo se realizan actividades de mantención. En el grupo dicen no tener prisa para reabrir el yacimiento, pues explican que así como tienen deseos de crecer, poseen, al mismo tiempo, la necesaria cuota de prudencia para analizar detenidamente cuál será el próximo movimiento que ejecutarán. La misma fórmula que ha sido el sello de su exitosa performance en la industria del retail.

Fuente: La Tercera

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