Estudio PNUD: Abordaje de la pobreza energética en Chile debe ser desde políticas públicas

5 febrero, 2018
luz

Las dimensiones que propone el estudio serán validadas por las distintas instituciones y servicios involucrados en el proyecto.

El estudio sobre la pobreza energética en Chile realizado entre el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Ministerio de Energía, determinó que “tener acceso a energía segura, asequible y no contaminante, disponer de condiciones de habitabilidad adecuadas y promover el conocimiento del usuario”, son las cinco dimensiones que condicionan la pobreza energética en el país.

De esta manera, el estudio sostiene en su conclusión que “la pobreza energética restringe las posibilidades de desarrollo humano, social y económico a nivel personal como colectivo”.

Así, la investigación establece el punto de partida para elaborar un marco conceptual y metodológico que permita definir y medir la pobreza energética en Chile, monitorear su situación y evolución y focalizar las acciones de política pública necesarias para superarla.

Una de las principales conclusiones del análisis es la constatación de que “la pobreza energética es un fenómeno complejo que debe considerar no solo la conectividad a la energía eléctrica y su asequibilidad, sino también la satisfacción de las diversas necesidades asociadas al uso energético y los estándares que lo rigen, y que por ello requiere ser institucionalizada para un abordaje efectivo y eficiente desde la política pública”, señala el organismo en un comunicado.

Paloma Toranzos, oficial de medio ambiente y energía del PNUD Chile, vincula el estudio con los retos energéticos del país. “Chile debe lograr que su matriz energética sea inclusiva, que contribuya a reducir desigualdades y mejorar la calidad de vida de las personas”.

“Para esto –y como lo señalamos en nuestras 10 claves ambientales-, es necesario generar condiciones institucionales para garantizar el acceso a servicios energéticos básicos, con estándares de confiabilidad, calidad y universalidad, lo cual permitirá afianzar una energía asequible, segura, sostenible y moderna para todos”, añade Toranzos.

Las dimensiones que propone el estudio serán validadas por las distintas instituciones y servicios involucrados en el proyecto. En su etapa final, y tras haberse consensuado el concepto de pobreza energética, se elaborará un plan de acción que incluirá un instrumento para medirla y orientar la toma de decisiones políticas.

Fuente: Economía y Negocios

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