El rol estratégico de las fundiciones

14 diciembre, 2015
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Estamos frente a una oportunidad. Es el momento de invertir en nuestras fundiciones no solo para cumplir con la norma ambiental de captura de emisiones que regirá a partir de 2018, sino que también para modernizarlas y hacerlas más competitivas.

Por Ignacio Moreno Fernández, subsecretario de Minería
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Desde 2013 que está vigente el Decreto N°28, emitido por el Ministerio de Medio Ambiente, el que fija a partir de 2018, límites a la emisión de material particulado -específicamente dióxido de azufre, arsénico y mercurio- para las fundiciones, el que exige una captura del 95% de los gases que emiten estos planteles.

Para lograr este objetivo, las siete fundiciones que existen en Chile (de las cuales, cinco pertenecen a empresas del Estado), están trabajando activamente en distintos proyectos cuyos montos alcanzarían los US$ 2.500 millones.

Pero el foco de la discusión no debe ser solamente el cumplimiento de la norma, ya que el mercado de concentrados de cobre ha ido evolucionando y se ha transformado en un mercado muy competitivo. Hoy en día, las fundiciones en China concentran un tercio de la capacidad de producción de cobre a nivel mundial, y las proyecciones indican que su participación debiera subir a casi la mitad. Esta concentración implica que los términos comerciales de este mercado, por Cargo de Tratamiento y Cargo de Refinación (TCRC), son impuestos por las fundiciones chinas.

Por otro lado, los mercados de destino se han puesto cada día más exigentes respecto a impurezas. Mientras, Chile produce cada vez más, concentrados con altos niveles de arsénico, y algunas operaciones como Ministro Hales o Chuquicamata Subterráneo, van a producir concentrados que superarán ampliamente el 0.5% de arsénico, que es el límite aceptado por el mercado chino.

A este difícil escenario comercial, se suma una realidad poco competitiva en las fundiciones chilenas. En particular las cinco fundiciones del Estado muestran altísimos costos de operación (de las cinco más caras del mundo, tres son chilenas), que llegan a ser el doble del promedio de la industria.

Para la industria minera en Chile, es necesario potenciar sus fundiciones, para que vuelvan a ser competitivas. Ante las actuales reglas del juego, no contamos con instalaciones que estén a la altura del mercado internacional, y vemos que las fundiciones en Chile son de alto costo, de bajo desempeño ambiental, y anticuadas en términos tecnológicos.

Por todo lo anterior, consideramos que este es el momento para cambiar el eje de la discusión y para enfocarnos en cómo volver a ser competitivos en este mercado. Nuestras fundiciones y en particular las cinco que pertenecen al Estado, requieren de un cambio tecnológico mayor. Es un gran esfuerzo que demorará años en rendir frutos, que va a requerir mucho trabajo, y grandes volúmenes de inversiones (los que podrían superar los US$ 5.000 millones), pero es necesario si queremos seguir siendo competitivos en el mercado de las fundiciones.

Debemos buscar la fórmula que nos permita lograr este salto tecnológico, ya sea a través de inversión directa o a través de alianzas público-privadas. Estamos frente a una oportunidad, donde debemos apostar por nuestras fundiciones, haciéndolas productivas y competitivas, y así poder jugar de igual a igual con los demás actores de este mercado, altamente competitivo y con altos estándares ambientales.

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