El proyecto de gas natural que divide a los habitantes de la Bahía de Concepción

12 febrero, 2016
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La instalación de una terminal de gas natural licuado y de una termoeléctrica que funciona con dicho combustible tiene dividida a la Región del Bío Bío.

Los partidarios del proyecto BiobioGenera defienden su bajo impacto ambiental y denuncian presuntos vínculos de los opositores con otra empresa que obtuvo una concesión marítima para los mismos fines y que pertenece a conocidos empresarios de la zona. Los detractores, por su parte, califican la actitud de BiobioGenera y sus partidarios como agresiva, y plantean que la llegada del gas natural podría dañar irreversiblemente el modo de vida y la economía tradicional del sector.

La llegada del gas natural licuado a las costas del Bío Bío tiene a la población dividida en dos bandos enfrentados en posturas que parecen irreconciliables. Todo comienza con el proyecto de la empresa BiobioGenera, para construir una terminal de gas en el litoral de Penco y una central termoeléctrica en Bulnes, con una inversión de aproximadamente $165 millones de dólares.

BioBioGenera pretende que su proyecto Terminal GNL Penco-Lirquén sea la primera planta de su tipo en el mundo en no utilizar cloro en sus procesos, sino que un sistema de ionización de ánodos de cobre, lo cual reduce enormemente los riesgos de contaminación directa al ecosistema. El proyecto en cuestión inicialmente recibió el nombre de Octopus –“Pulpo” en inglés, en alusión a un famoso portero de fútbol de la zona, quien recibía el apodo de pulpo–, pero fue cambiado debido a las connotaciones negativas que podía adquirir.

Inicialmente la polémica yacía en cuánto pueda afectar la terminal al humedal Rocuant, un reservorio ecológico importante en la zona penquista, lo que ha despertado la firme oposición de grupos ecologistas al proyecto. En dicho humedal habitan aves como el pelícano peruano y el charrán elegante, además de ser un sitio de paso para aves migratorias como la gaviota de Franklin, el zarapito trinador, el rayador americano y pitotoy chico. En febrero del año pasado, la Municipalidad de Talcahuano firmó con la Seremi de Medio Ambiente del Bío Bío y con el Comité pro defensa de la fauna y flora (CODEFF) un convenio de protección del humedal. BiobioGenera hace hincapié en que finalmente se decidió que la terminal se ubique en una zona industrial y no en el humedal.

Erdgas Flammen mit Spiegelung

Dos empresas en lucha

La preocupación de grupos ecologistas y de agrupaciones de la sociedad civil pasa también por cómo puedan afectar el terminal de gas y la termoeléctrica al medioambiente de la zona en general, muy afectada ya por la contaminación industrial y por las emisiones residenciales, siendo muy común en el Bío Bío que las casas se calefaccionen con leña.

BiobioGenera defiende que su proyecto produce energía limpia, que no emite material particulado, que el gasoducto que llevará el gas desde la terminal a la red domiciliaria e industrial no pasará cerca de casas ni generará impactos visuales ni ambientales, y que al no incluir un proceso de odorización del gas este no producirá olores desagradables.

Sin embargo los opositores a la iniciativa hacen hincapié en que el gas natural igualmente produce gases de efecto invernadero y que el aumento y mayor eficiencia en la oferta de este combustible, lejos de beneficiar a las comunidades locales y consumidores residenciales, va en directo provecho del sector empresarial. Para los opositores, el aumento de la capacidad industrial de la región pone en riesgo directo la salud y calidad de vida de su población.

Además existe una amplia preocupación por el tema de la seguridad –qué ocurriría con las instalaciones en caso de un tsunami como el de 2010 o qué tan grandes son los riesgos de explosión asociados al combustible–, asunto frente al cual la empresa aduce cumplir todas las normas de seguridad e incluso más: sistemas automáticos de detección de fugas, entrenamiento especializado para el personal, válvulas de corte automáticas y recubrimiento del gasoducto con polímeros anticorrosivos.

La diferencia de opiniones al interior de la comunidad en la región ha escalado hasta mutuas acusaciones respecto a las verdaderas motivaciones de cada uno. Los partidarios del proyecto recientemente viralizaron una fotografía que fue publicada en Facebook por la Coordinadora Penco-Lirquén, principal organización opositora, en la que se instalaba un rehue –altar sagrado mapuche– en la playa de La Cata, justamente frente a la cual se instalaría la terminal gasífera. Al centro de dicha fotografía aparece Ernesto Vilches Van Rysselberghe, militante UDI y gerente general de la Compañía Regional de Infraestructuras (CRI), una empresa cuyo objetivo es instalar también un proyecto de gas natural licuado en la zona.

El 20 de agosto de 2014, CRI recibió una concesión marítima para construir y operar un muelle para transferencia y regasificación de gas natural licuado en el sector geográfico de la Isla de Los Reyes en la Bahía de Concepción. El directorio de CRI está compuesto también por Juan Ignacio Ugarte –ex gobernador DC de Concepción–, Claudio Enrique Barrera Van Rysselberghe y Ester Ramírez Herrera. Juan Ignacio Ugarte es además gerente general del Casino Marina del Sol, propiedad de Nicolás Imschenetzky, un empresario amigo de Miguel Krasnoff y que ha hecho negocios con representantes de la Colonia Dignidad.

Ester Ramírez Herrera es pareja de Ugarte y gerenta comercial del mismo casino. En CRI trabaja también como asesor de asuntos ambientales el abogado Bolívar Ruiz, ex militante socialista y ex director del Servicio de Evaluación Ambiental y de la Conama regionales. De acuerdo a los partidarios de BiobioGenera, el objetivo de CRI no es otro que tumbar el proyecto de Penco-Lirquén y Bulnes para ser ellos quienes traigan el gas natural a la región.

Por otra parte, el origen de la concesión marítima de CRI S.A. está en una que se otorgó en 2009 a la empresa Puerto de los Reyes S.A. pero al no cumplir esta con el pago de la concesión y los requerimientos ambientales, la perdió. En ese momento le fue entregada a CRI, la cual se hizo cargo de las deudas de su antecesora. El gerente general de Puerto de los Reyes S.A. era Juan Patillo, ex comandante en jefe de la II Zona Naval. El proyecto de Patillo sí pasaría por el humedal Rocuant.

Fuente: El Mostrador

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