El Litio y sus proyecciones…un mito llevado al extremo

14 julio, 2014
Opinion_Jaime Aleé (Foto Iván Rodríguez)

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“Nunca seremos ni cercanamente ricos explotando litio, ni tampoco por el hecho de poseerlo tendremos la exclusividad de desarrollar industria tecnológica”.

La industria del litio es una industria pequeña de menos de US$ 1.000 millones por año a nivel global, representando menos que la venta de cobre de tan solo un mes de Codelco. Es decir relativamente insignificante. Sin embargo, los recursos son cuantiosos, equivalentes a centenas de años de demanda creciente, incluyendo las proyecciones de demanda de autos eléctricos más optimistas. Respecto a reservas, son inmensas, considerando incluso el agua de mar como potencial fuente de este recurso.

Lo anterior, sobre lo cual hay consenso, al menos en los números gruesos, es una ventaja para ser considerado un potencial clave para el desarrollo de acumuladores de gran tamaño, por ejemplo para autos eléctricos. No podrá existir un cartel del litio, que amenace su precio o coarte su oferta, debido a esta particularidad: barato y abundante.

Por alguna razón se sigue manteniendo un mito, sobre todo en los países andinos: Chile, Argentina y Bolivia, de que el litio será el próximo petróleo y que es la futura riqueza fácil de estos países, pues, hay que protegerlo, cuidar este tesoro a toda costa y dedicar esfuerzos políticos y humanos de alto nivel para estudiar como evitamos que se aprovechen de nosotros.

En Chile es considerado material estratégico que sólo puede ser explotado por el Estado por razones de origen “nuclear” (de hecho lo administra la Comisión de Energía Nuclear). Curiosamente el Estado no lo explota a través de su principal pertenencia minera, como es Codelco, sino que concesiona o arrienda su explotación a empresas privadas como SQM y Rockwood Lithium, (origen Alemán perteneciente a Rockwood Holdings, Inc de USA).

Es un absurdo de hasta donde podemos llegar, inventando y siguiendo reglas absurdas. Todo esto es incoherente; y menos sentido aún tiene formar una Comisión del Litio para definir que se hace con la explotación de este mineral.
El tema fue ampliamente discutido y analizado por el Senado le durante el verano del 2012, existiendo actas públicas de las 6 sesiones especiales de la comisión de Minería y Energía y de la sesión pública especial del senado del 11 de abril del mismo año. Ya todo está dicho y agotado, en nuestra opinión.

Me pregunto, ¿qué hay detrás de esta casi obsesión por el litio? ¿Cómo puede sostenerse seriamente la solemnidad con que se anuncian todas estas medidas? La única explicación que encuentro es que por alguna razón se asocia al litio una riqueza relacionada con un mundo venidero, un nuevo paradigma, relacionado con energía y sus nuevas aplicaciones en baterías de litio en sofisticados aparatos electrónicos, vehículos eléctricos y ERNC.

El único problema es que el litio es a estas tecnologías, lo que es el cuarzo a los relojes de cuarzo, el cacao al chocolate o la arena a los chips de computadores. Indispensables, pero abundantes y baratos. La industria de la minería del litio representa menos del 1% de esta otra industria o sea, estamos discutiendo y alardeando por las migajas.
La verdad sea dicha, nunca seremos ni cercanamente ricos explotando litio, ni tampoco por el hecho de poseerlo tendremos la exclusividad de desarrollar industria tecnológica. Ello está mucho más allá de la materia prima, está basado en el conocimiento y en lo que hacen las personas con éste. Se requiere un salto de rana. Quizás una comisión de ciencia, tecnología y emprendimiento tendría más sentido en este caso.

Por Jaime Aleé, director del Centro de Innovación del Litio, Universidad de Chile.

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