Diego Hernández ante rechazo a Dominga: “Mientras más arbitrariedad, más se pone en duda seriedad del país”

17 marzo, 2017
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Diego Hernández aborda el tema energético país

El dirigente empresarial plantea la necesidad de mayor claridad para invertir. En medio de las figuras presidenciales que buscan llegar a La Moneda, cree que todavía puede haber más sorpresas en cualquier dirección.

Un año de crecimiento débil que estará marcado por las elecciones presidenciales. Así describe el escenario 2017 el presidente de la Sociedad Nacional de Minería (Sonami), Diego Hernández, quien advierte que en la contienda política “todavía puede haber más sorpresas en cualquier dirección”. Pero por estos días el dirigente concentra sus preocupaciones en lo inmediato: la señal que se da con el rechazo a proyectos como Dominga y la huelga de Escondida que hoy cumple 37 días.

– La CPC atribuyó que el rechazo al proyecto Dominga responde a razones políticas. ¿Coincide?

– Sin duda, porque si los organismos competentes declaran que el proyecto es ambientalmente satisfactorio, y el Consejo de Evaluación Ambiental, donde todos los componentes son políticos, finalmente no lo aprueba, es porque la decisión es política, no hay otra explicación. Se supone que los servicios de evaluación de impacto ambiental tienen más competencia que los seremis y que el intendente desde el punto de vista ambiental y, por eso, existen.

Esta es una decisión arbitraria y, mientras más arbitrariedad haya, más se pone en duda la seguridad jurídica y la seriedad del país, y eso claramente no ayuda a traer inversiones.

– ¿Cuál es el mensaje que se da con este tipo de decisiones?

– Hacer inversiones se vuelve mucho más incierto, porque en el fondo en estos proyectos, en la medida que uno los va desarrollando, va aumentando el gasto, y cuando llega al momento en el que la autoridad tiene que aprobar o no la resolución de impacto ambiental, si esto es negativo se pierde todo lo que se ha avanzado. Las empresas y los inversionistas justamente para cautelar la inversión que están haciendo, lo tratan de hacer de la manera más seria posible, sino sería una actitud aventurera.

– ¿Esto viene a reafirmar que es incierto hacer negocios en Chile?

– Vamos a ver. Todavía falta que el Consejo de Ministros se pronuncie, pero sin duda que es un mensaje muy negativo, que no va a ayudar a promover ni recuperar el atractivo para hacer las inversiones en minería.

– Algo que se refleja en la caída del país, en el estudio del Fraser Institute.

– Ese es un ranking de percepción en el que contestan empresas que hacen exploración, o las etapas tempranas, donde en ponderación un 40% se lo llevan las condiciones del entorno desde el punto de vista legal, riesgo país, seguridad jurídica, competitividad; y en esa mezcla de dos cosas, caímos de manera importante.

– ¿Cómo se revierte este descenso?

– Para eso hay que mejorar la parte regulatoria, que es lo que nos está tirando para abajo, cada vez la regulación para proyectos se ha ido complicando, aumentando las exigencias y creemos que es el momento de darle una nueva mirada al tema. Queremos una minería sustentable, que integre a las comunidades. Todo eso se puede lograr con una regulación que sea más eficiente, pero también más fácil de aplicar y lo que ha pasado en Chile es que se han ido aumentando los temas que son regulados. Hay que obtener los mismos objetivos que busca la legislación, pero de una manera que nos permita hacerlo más expedito.

Reforma laboral: “Está mal hecha”

– ¿Por qué se dice que la huelga en Escondida marca un precedente de cara a la reforma laboral si se rige por la ley antigua?

– Es un precedente, por ejemplo, por el tema de los servicios mínimos. Al no ponerse de acuerdo, esto se judicializa y la velocidad en que puede resolver un tribunal o un juez es distinta que la que necesita una empresa que tiene que seguir funcionando para proteger sus equipos. Como estrategia vemos que los asesores de los sindicatos están judicializando todo para atrasar y complicar, la huelga de Escondida es una especie de sinopsis de lo que va a seguir pasando.

– ¿Cómo ve la decisión de la Dirección del Trabajo respecto a los grupos negociadores?

– Esta reforma laboral está tan mal hecha, que deja todos estos temas con signos de interrogación, y el único mecanismo para saber qué es lo que se puede hacer y que no, es a través de judicializar el tema. Recurrir a la justicia debería ser sólo en casos excepcionales y no como una práctica habitual, entonces, me parece que es la prueba de que la reforma laboral es pésima y que no ayuda en nada. Es una reforma del siglo pasado para satisfacer necesidades del siglo pasado, de los años 50-60.

– Pero para una nueva ley no parece existir una voluntad política…

– Si no hay una voluntad política es contradictorio, porque claramente esta reforma laboral si se mantiene como está, afecta la productividad en el país, el año pasado fue el año de la productividad y esto claramente va contra eso; entonces, hay una contradicción en el gobierno.

– ¿Y quiénes son los ganadores y perdedores con esta reforma?

– Son todos perdedores, en esta reforma no hay ganador, tal vez los ganadores sean los abogados y asesores, como en la reforma tributaria, que los únicos ganadores pueden ser los asesores tributarios, pero no los trabajadores.

Escondida: “El mejor contrato colectivo en Sudamérica”

– ¿Cómo se interpreta la carta que fue quemada por los trabajadores de Escondida?

– Lo que están haciendo es un proceso de negociación colectiva. En la medida que una de las partes no quiera sentarse a negociar, no está cumpliendo su papel y estos actos no ayudan en nada, porque tampoco estamos hablando de temas extremos donde una empresa haya cambiado y esté ofreciendo condiciones totalmente distintas a las que tenían. Estamos hablando del mejor contrato colectivo que existe en Chile y quizás en Sudamérica.

– ¿Cuánto más puede aguantar la empresa con las pérdidas que está teniendo?

– En teoría, en la medida que pueda sustentar los gastos de mantener la mina sin trabajarla, esa es la limitante, y me imagino que es un tiempo mucho mayor que el que pueda aguantar los trabajadores sin recibir sueldo.

En estas negociaciones de contratos colectivos nunca hay un ganador ni un perdedor. Siempre hay o dos ganadores si se hacen bien las cosas; o dos perdedores si se hacen mal las cosas, que son la empresa y los trabajadores. La gente que está participando de la negociación tiene que tener eso presente.

Fuente: Diario Financiero

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