Copec busca despejar proyecto para surtir de combustible a aeropuerto de Santiago

16 agosto, 2017
Angelini Group creates Holding  to empower Copec  in  the medium mining

Gerente de Sonacol advierte que ducto actual no es capaz de absorber la mayor demanda por la ampliación del terminal.

Despejar la renovación del oleoducto que abastece al aeropuerto de Santiago es una de las prioridades que la Sociedad Nacional de Oleoductos (Sonacol) tiene para este año y el próximo.

La firma que es controlada por Copec, del grupo Angelini, que directa e indirectamente (a través de Abastible) posee el 52,8 de la propiedad y donde también son accionistas Enex, Esmax (ex Petrobras) y la Empresa Nacional del Petróleo (ENAP), cumplió sesenta años de operación y corre contra el tiempo para concretar este ambicioso proyecto, que representará una inversión de US$ 80 millones.

La cifra es alta considerando que el valor libro de la inversión ya materializada por la empresa en la red para abastecer a la Región Metropolitana es de US$ 350 millones, para llegar con toda la gama de combustibles líquidos y gas licuado.

El gerente general de Sonacol, Roberto Hetz, explica que con una estimación conservadora, la capacidad actual del ducto que desde 1994 abastece la totalidad del consumo de combustible del principal terminal aéreo del país, se completará en los próximos dos años, ya que la tasa de crecimiento de la demanda anualmente oscila entre 8% y 10%, mientras que en la Región Metropolitana se mueve entre 3% y 4% por ejercicio.

Esto implica que esa infraestructura no estará en condiciones de absorber la mayor demanda asociada a la ampliación del aeropuerto, cuya primera etapa está previsto que entre en operación en 2020.

En términos simples, comenta, en estos momentos el ducto permite llegar al aeropuerto con 110 mil metros cúbicos de kerosene de aviación y otros productos, con lo que cualquier peak de demanda por sobre este nivel implica el uso de camiones, alternativa que podrían necesitar ya hacia fines de año. Añade que si este oleoducto no existiera cada día deberían transitar hasta la terminal 300 camiones.

Aunque en 2013 hizo dos intentos que finalmente desistieron y tras analizar varias alternativas de trazado para conectar el ducto que viene desde la costa hacia Maipú con las instalaciones del aeropuerto, finalmente optaron por usar la franja de la autopista del Sol en un tramo de siete kilómetros para luego cruzar por terrenos agrícolas hasta la comuna de Pudahuel. Con este diseño, a fines del año pasado Sonacol ingresó el proyecto a trámite ambiental.

La estimación con la que trabajan, tras recibir en marzo un primer set de preguntas y observaciones de los servicios que participan en la evaluación, es que podrían obtener los permisos hacia julio de 2018. Para apoyar el proceso están trabajando con el Ministerio de Obras Públicas, considerando la posibilidad de utilizar terrenos fiscales para constituir las fajas de servidumbre.

Con este hito cumplido activarán las órdenes de compra de los distintos equipos, mientras que la construcción (en tramos de 200 metros) tomaría del orden de doce meses. Con todo, el ducto podría comenzar a operar hacia 2020, calzando con la expansión del Arturo Merino Benítez (AMB).

Servicio de bajo perfil

Hetz comenta que el bajo perfil que posee este servicio, por su operación ininterrumpida y el escaso impacto medio ambiental de sus obras, les juega en contra a la hora de impulsar la expansión de estas instalaciones a nuevas zonas del país, donde en situaciones específicas, como terremotos o eventos climáticos que impactan, por ejemplo el flujo carretero o marítimo, el abastecimiento vía oleoductos sería la mejor solución.

En este sentido el ejecutivo comenta que hace tiempo tienen en estudio un proyecto para llegar desde el puerto de San Vicente, en la Región del Biobío, hasta las ciudades de Temuco o Valdivia. “La zona centro sur requiere con más urgencia el desarrollo de nuevas líneas de oleoductos”, apunta Hetz.

El problema para avanzar en estos proyectos, asegura, es que la legislación no permite el desarrollo de oleoductos. “La Ley faculta sólo a una empresa en Chile, ENAP, para constituir servidumbres de paso y obligar a un propietario a vender la porción de terreno que requiere”, dice, y añade, que de hecho la participación de la petrolera estatal en la firma responde a esta facultad.

“Ese es el capital que ellos aportan”, comentó explicando que el desarrollo de los oleoductos que operan en la Región de Valparaíso, hacia la capital y de ésta hacia la Región de O´Higgins, pudieron construirse por la representación que la estatal le delega a Sonacol.

Fuente: Diario Financiero

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