Compañías mineras crean valor para el país y las comunidades locales

10 diciembre, 2012
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10-12-2012 El Mercurio – Noticias
Proyecto de desarrollo sustentable:
Compañías mineras crean valor para el país y las comunidades locales
Áreas como educación, salud, medio ambiente o proyectos que promueven el desarrollo social, concentran el mayor trabajo de las empresas mineras hacia las comunidades cercanas a sus operaciones

Debido a que en nuestro país la mayor parte de la actividad minera se concentra en el norte, en ambientes áridos y semiáridos de las regiones de Tarapacá, Antofagasta, Atacama y Coquimbo, la relación entre las compañías y su entorno más inmediato, como las comunidades, ha sido desde siempre un tema de preocupación y ocupación para el sector.

Y es que tan importante como la disponibilidad de agua, el abastecimiento energético o la existencia de profesionales calificados, la convivencia entre las empresas y los pobladores de sus áreas de influencia, que muchas veces son pueblos originarios, ha sido un gran desafío que ha ido evolucionando conforme han pasado los años.

Si bien las empresas mineras desde hace años cultivan relaciones con las comunidades locales con estándares muy superiores a los que se han venido exigiendo por regla general en el país, en un principio se basó en lo que se llama “licencia para operar’: es decir, contar con la aprobación de la comunidad para trabajar como un buen vecino. Hoy la situación es radicalmente diferente.

En la actualidad no se concibe la realización de una inversión minera sin que antes las empresas informen desde un principio a las comunidades sobre el proyecto en cuestión, es decir, desde la etapa de exploración del mismo y no cuando ya está en marcha. La idea es propiciar un diálogo productivo para que las iniciativas mineras creen valor para la comunidad local.

En la década de los 80, cuando se impulsaron las políticas públicas de fomento a la inversión, esta relación era meramente asistencial, por ejemplo, regalar camisetas a un club de fútbol o donar libros a una escuela; hoy, las empresas mineras, en especial las más grandes, poseen toda una organización al interior de ellas para relacionarse con las comunidades, y muchas incluso han creado fundaciones para desarrollar programas específicos de apoyo a las comunidades.

Diversas temáticas

Aunque en un principio las empresas mineras se preocupaban de conocer las necesidades de las comunidades y la forma cómo poder ayudar a resolverlas —tarea bastante compleja si se considera que las comunidades urbanas tienen por ejemplo expectativas y necesidades muy distintas a las rurales— hoy, este trabajo se ha sofisticado.

Así, temas como la educación, la salud, el medio ambiente o proyectos que impulsen el desarrollo de las comunidades locales constituyen las principales áreas de trabajo. Especial importancia tiene también que las compañías mineras destinen un presupuesto anual para financiar estas actividades y que en los directorios de las fundaciones exista más de un representante de las comunidades.

Ejemplos del trabajo que han realizado las empresas mineras con las comunidades hay muchos.

La Fundación Minera Escondida, fundada en 1996, posee, entre otros proyectos, uno que apoya a la etnia atacameña. Así, tiene una oficina en San Pedro de Atacama para potenciar y sistematizar su trabajo en lo relativo a la incorporación de la comunidad indígena al desarrollo turístico de la zona, pero manteniendo su identidad y patrimonio cultural.

Por su parte, el Programa Emerge de Anglo American, creado en 2006 por la minera del mismo nombre, en las comunidades vecinas a sus operaciones apoya a pequeños y medianos empresarios, entregándoles las herramientas necesarias para emprender sus propias actividades. La idea es que mejoren su propia calidad de vida de forma sustentable y puedan apoyar a otros a través de la generación de nuevos puestos de trabajo.

La Fundación Minera Los Pelambres, instituida en 2002, ha basado su trabajo en el desarrollo del capital humano de la Provincia de Choapa, apoyando iniciativas tendientes a estimular el crecimiento integral de la comunidad. Este compromiso se ha visto reflejado en los planes y programas ejecutados a través de sus tres áreas de desarrollo: hídrica, productiva y educación.

En tanto, la Fundación Educacional Collahuasi, constituida en 2008 por la minera del mismo nombre, está enfocada en contribuir sostenidamente y con visión de largo plazo al mejoramiento de la educación en la Región de Tarapacá, con énfasis en la educación técnico profesional. Para ello, seleccionó 18 escuelas distribuidas en las siete comunas de la región, para desarrollar en ellas un proyecto en el área de calidad de educación. Algo similar ha desarrollado Fundación CAP, institución que trabaja desde 2006 contribuyendo con la educación de nuestro país, a través de la implementación de programas pedagógicos y desde el 2010 con su inédito Programa Aprender en Familia.

También destaca el trabajo de la Fundación Sociedad Nacional de Minería, cuya gestión desde hace diez años ha permitido contar hoy con la Orquesta Filarmónica Regional de Atacama y, recientemente, encabezar la instalación en la Plaza de la Ciudadanía del proyecto Out of Sync, una obra del escultor Fernando Casasempere, iniciativa financiada por Antofagasta Minerals.

Comunidad nacional

La relación entre la minería y comunidad es un trabajo continuo que, si bien es conocido y reconocido en el entorno más inmediato a los proyectos o faenas mineras, a nivel nacional la percepción no es la misma, y es sin duda un desafío que debe enfrentar esta industria en su conjunto, ya que la minería es el sector que más contribuye al crecimiento y desarrollo de nuestro país.

Para enfrentar este desafío, se requiere mejorar los mecanismos de consulta, comunicación y participación de empresas y comunidades, incorporando nuevas prácticas que permitan adelantarse a posibles conflictos, construir escenarios y mejorar la capacidad de conocimiento.

Asimismo es importante continuar desarrollando nuevas formas de relacionamiento tanto a nivel local como nacional, que permitan a empresas y comunidades un mejor involucramiento con otros actores y con el Estado en proyectos de desarrollo más integrados.

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