¿Codelco en la encrucijada?

14 noviembre, 2016
Codelco

(Foto: Codelco)

(Foto: Codelco)

(Foto: Codelco)

Déficit estructural en materia de inversiones, temor a inviabilidad futura de la empresa por falta de capitalización y aumentos de su deuda, son algunos de los fantasmas que atormentan a Codelco, y que la tendrían en una de las mayores crisis de su historia, según concuerdan algunos expertos. En este reportaje, analistas y economistas abordan el escenario actual de la cuprífera y las consecuencias de sus decisiones.

Revista Nueva Minería y Energía

Daniela Tapia
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Era agosto de este año cuando en plena celebración del mes de la minería, el presidente ejecutivo de Codelco, Nelson Pizarro, sinceraba la situación de la principal empresa del país en el marco de un seminario. Ante una concurrencia expectante frente a sus dichos, el mandamás de la cuprífera decía fuerte y claro que “no había ni un puto peso”, dando a conocer por primera vez, de forma tan honesta, los problemas por los que está atravesando la compañía.

Déficit estructural en materia de inversiones, temor a inviabilidad futura de la empresa por falta de capitalización, aumentos de su deuda, que -entre 2004 y 2015- pasó de US$ 3.772 millones a US$ 13.083 millones, paradójicamente en medio de uno de los mejores ciclos conocidos de precio del metal, son algunas de las explicaciones que se han esgrimido en la industria para graficar el escenario actual de Codelco.

Pero ¿qué detonó la debacle? Fue en el 2011 cuando la estrepitosa caída del precio del cobre profundizó lo que sería el debilitamiento de Codelco. En ese momento, se comenzó a trabajar en una estrategia para enfrentar la crisis, haciéndose efectiva tras el arribo de un nuevo directorio y del experimentado ejecutivo Nelson Pizarro en julio de 2014, quien llegaría a frenar la emergencia en la cuprífera.

La nueva camada de ejecutivos se disponía a elaborar un plan que consistía en reducir costos operacionales por cerca de US$ 2.000 millones entre fines del 2014 y 2016 y acelerar las inversiones necesarias para aumentar producción de bajo costo en la estatal.

Además, se requería invertir, en los llamados proyectos estructurales de la cuprífera, del orden de US$ 20.000 millones en un período de cinco años, y capitalizar, durante el mismo período, US$ 4.000 millones. El plan finalmente fue aprobado por el Ejecutivo, un hecho inédito, ya que era la primera vez que un gobierno aprobaba y respaldaba públicamente un plan de inversiones de mediano plazo para Codelco.

Sin embargo, y a pesar del apoyo inicial del gobierno, la crisis económica y la incertidumbre respecto del precio del cobre, abrieron un flanco de cuestionamientos en torno a la gestión de la empresa.

Y es que para algunos, Codelco atraviesa la crisis más compleja de su historia, algo que ha sido reconocido por sus propias autoridades. Así lo estima Juan Carlos Guajardo, director ejecutivo de Plusmining, para quien “se ha conjugado la necesidad de aumentar sus gastos de capital para hacer frente al declive de sus operaciones, con un período de caída de ingresos y altos costos heredados del superciclo”.

Pero el problema es más profundo, ya que estaría en crisis el modelo de Codelco como empresa del Estado. Pues si bien la cuprífera estatal logró ser exitosa como empresa nacionalizada, a diferencia de las experiencias fallidas de nacionalización de empresas de recursos naturales en otras latitudes, según señala el ejecutivo de Plusmining, en los últimos años se ha estado viendo afectada por los mismos problemas a los que había estado inmune.

Éstos son la falta de apoyo financiero de parte de su dueño el Estado, “y la influencia inadecuada de intereses corporativos, políticos y sindicales que le quitan espacio a una gestión profesional que necesita para competir en la industria minera”, agrega Juan Carlos Guajardo.

Más drástico es el juicio de Julián Alcayaga, economista y director de la ONG Defensa del Cobre, para quien la crisis actual por la que atraviesa Codelco no es real, sino que sería creada artificialmente por los ejecutivos que han dirigido la Corporación desde el año 2010 en adelante. “Han programado inversiones innecesarias tanto en Chile como en el extranjero y el excesivo endeudamiento que tiene es parte del plan de destrucción de la empresa”, asevera.

Los únicos proyectos que están avanzando son Chuquicamata Subterránea, que tiene un avance del 33,1%, y el proyecto Traspaso Andina, con un 26,1%. En la foto, la división Chuquicamata. (Foto: Codelco)

Los únicos proyectos que están avanzando son Chuquicamata Subterránea, que tiene un avance del 33,1%, y el proyecto Traspaso Andina, con un 26,1%. En la foto, la división Chuquicamata. (Foto: Codelco)

Los números no cuadran

La evidencia más patente de la crisis de Codelco son sus resultados financieros, que el año pasado anotaron US$1.300 millones sólo en pérdidas contables. Este año tampoco fue la excepción. Los resultados del semestre enero-junio también acumularon un saldo negativo de US$ 97 millones.

Analizando estos números, el presidente ejecutivo de Codelco, Nelson Pizarro, argumentó que han sido capaces de ajustarse al difícil momento que vive la industria y han sido responsables en la gestión, pero “como ya he repetido antes, no es suficiente. Nuestra situación sigue siendo frágil”, afirmó el timonel de la cuprífera en una conferencia de prensa.

Pese a este escenario, en el segundo trimestre del año Codelco revirtió la tendencia negativa de los dos trimestres anteriores, alcanzando excedentes por US$ 54 millones. Y en términos de gestión, el primer semestre de este año la estatal logró la mayor producción propia de su historia, con 843 mil toneladas de cobre fino, las que se elevan a 906 mil toneladas, considerando su participación en El Abra y en Anglo American.

“De esta manera, los resultados fueron superados con lo comprometido para este primer semestre, al aumentar de 1,4% la producción de las divisiones en relación a igual período del año pasado, y de un 2% sobre la meta propuesta”, acotó Pizarro.

Desde la Federación de Trabajadores del Cobre han sido enfáticos en señalar que si bien Codelco es una empresa que tiene problemas al igual que el resto de las compañías del rubro, no se encuentra en estado terminal, ya que tiene la capacidad de proyectarse y salir adelante.

“El tema principal es ver cuál es el financiamiento que tiene esta empresa, porque ha habido una despreocupación por parte del Estado de Chile de poder capitalizar a Codelco cuando estaban los tiempos de las “vacas gordas”. Pero lo más preocupante es que la han estrujado como una vaca lechera durante toda su historia y hoy día se están viendo los resultados de esta acción”, dice Raimundo Espinoza, director de Codelco y presidente de la Federación de Trabajadores del Cobre (FTC).

Una deuda pendiente del Estado con la cuprífera es precisamente su capitalización, que entre 1976 y 2015 alcanzó un total de US$10.112 millones, lo que equivale a menos del 10% del excedente generado por la compañía, y se sitúa muy por debajo del promedio del 39% que presentan las mineras privadas. De los dineros de capitalización, apenas un 30% corresponde al período 2004-2015, que es el ciclo con precios más favorables.

En la reciente Cena Anual de la Minería, convocada por la Sociedad Nacional de Minería, la Presidenta Michelle Bachelet recalcó la necesidad de capitalizar la compañía, “pero no como una declaración, sino que con una ley”, afirmó la mandataria, quien agregó que como gobierno “tenemos la obligación de capitalizar Codelco”.

En este contexto, el presidente de la FTC reafirma la idea que hay un compromiso por parte del gobierno de capitalizar a la empresa, algo que se reforzó en la última cuenta pública del Presupuesto de 2017. Pues este mes se debiera dar a conocer las cifras de los recursos que deben entregarse a Codelco, los que se calculan en US$ 800 millones.

Pero la capitalización sería sólo una parte de la solución frente a los problemas que aquejan a la empresa. Esta debiera acompañarse de un compromiso mayor del Estado para que la gestión de la firma minera sea de total transparencia. Así lo afirma Juan Carlos Guajardo, de Plusmining, para quien es primordial que exista transversalidad política que asegure una gestión de Estado, “con independencia de las presiones corporativas de senadores, diputados y otros que buscan beneficios para sus parcelas de poder”, sostiene el ejecutivo.

Proyectos en pausa

Otro de los problemas más graves que complican a la compañía es el retraso de sus proyectos estructurales, debido a las dificultades técnicas que están enfrentando. Es el caso del proyecto Nuevo Nivel Mina de El Teniente, el que proyectaba su entrada en operación en 2017. Hoy la realidad es bastante lejana, y el proyecto está superando dificultades técnicas que le permitan concretarse.

Sin embargo, esta iniciativa mantendrá su producción estimada inicialmente de 137.000 toneladas por día (tpd), que equivalen a una producción en régimen en torno a 434.000 toneladas de cobre fino al año, por lo que su inicio está estimado para el 2023.

Radomiro Tomic Sulfuros, por su parte, está siendo reconfigurado, mientras que el proyecto Desarrollo Futuro Andina, anteriormente denominado Andina 244, se encuentra actualmente en prefactibilidad.

En tanto, Rajo Inca está siendo reemplazado por un proyecto mucho más acotado. Los únicos proyectos que están avanzando son Chuquicamata Subterránea, que tiene un avance del 33,1%, y el proyecto Traspaso Andina, con un 26,1%.

Todos estos ajustes implican la reprogramación de inversiones por US$2.251 millones en relación al plan original, por lo que para el quinquenio 2020 el plan alcanzará US$18.000 millones, contribuyendo así a una mayor sostenibilidad de la cartera de proyectos de la empresa.

Para Juan Carlos Guajardo, de Plusmining, las postergaciones y reformulaciones de los proyectos estructurales de la cuprífera son fiel reflejo de los planes de inversión “demasiado ambiciosos” que diseñó Codelco.

“La alternativa habría sido un plan más realista, paulatino, y en algún momento, por qué no, haber conservado recursos para haber aprovechado las caídas que hubo en las valorizaciones de los activos mineros, para haber adquirido minas o compañías con activos que hubieran agregado producción de inmediato a los balances de la empresa”, explica el ejecutivo.

Desde la Federación de Trabajadores del Cobre han sido enfáticos en señalar que si bien Codelco es una empresa que tiene problemas al igual que el resto de las compañías del rubro, no se encuentra en estado terminal. (Foto: Codelco)

Desde la Federación de Trabajadores del Cobre han sido enfáticos en señalar que si bien Codelco es una empresa que tiene problemas al igual que el resto de las compañías del rubro, no se encuentra en estado terminal. (Foto: Codelco)

Ley Reservada del Cobre en entredicho

Posicionada por ser una fuente de cuantiosos recursos para el Estado, los aportes de Codelco son contundentes. Desde 1976 hasta el 2015 la compañía ha entregado al fisco excedentes por US$98.280 millones, además de los U$24 mil millones por concepto de la Ley Reservada del Cobre a las Fuerzas Armadas.

Es este último concepto el que genera opiniones divididas y que tendría una cuota de responsabilidad en las dificultades que hoy presionan a la firma. Creada originalmente para establecer un impuesto del 15% a las utilidades de la minería del cobre para financiar a las Fuerzas Armadas (FF.AA.), la Ley Reservada del Cobre tuvo sus últimas modificaciones entre 1985 y 1987, dejando al cuerpo legal tal cual se conoce hoy. Es decir, un tributo especial a Codelco por el 10% de su ingreso por exportaciones para financiar la compra y mantenimiento de armamento y materiales militares.
Para el profesor José Saavedra-Rosas, director del Diploma en Economía de Minerales de la Universidad de Chile, la Ley Reservada del Cobre se debe derogar.

“Se me ocurren una multitud de posibles usos de este dinero que hoy beneficia a una fracción minoritaria de Chile y que más aún, agrega más sal a la herida por estar basado en un impuesto regresivo que sólo disminuye el valor de las reservas y de la compañía que nos pertenece a todos”, comenta.

Coincidiendo con esta postura, Raimundo Espinoza, de la FTC, plantea que ya no se necesita esta “operación sangrienta” que se ha venido haciendo con Codelco, de entregarle el 10% de las ventas a las FF.AA.

“Tiene que haber una forma de legislar para que el Estado apruebe un presupuesto para las FF.AA. Ha llegado el momento de tomar una decisión en ese sentido y creo que hay una opinión consensuada en la opinión pública y particularmente, en el mundo sindical que lo ha venido planteando desde hace muchos años”, dice el dirigente sindical.

Pero no todos están de acuerdo con esta visión. Hay quienes están en contra de derogar esta ley, como el economista de la ONG Defensa del Cobre, Julián Alcayaga, quien señala que esta normativa sólo se debe modificar, para que, por ejemplo, además de un piso también tenga un techo para el equipamiento militar, y lo que sobrepase ese techo, se transfiera al presupuesto nacional.

“También se puede modificar para que el Congreso discuta y apruebe el gasto en armamento entre las diversas ramas. La derogación de la Ley Reservada es precisamente un paso necesario para poder privatizar Codelco. Ese es el objetivo real”, asegura el economista.

¿Qué dice Codelco al respecto? Aunque la empresa declinó la invitación a participar de una entrevista para tratar éste y otros temas que afectan a Codelco, el presidente del directorio de la estatal, Óscar Landerretche, ha manifestado en diversas ocasiones una posición favorable a la derogación de esta ley, argumentando que “no tiene ningún sentido que las necesidades de gasto militar estén relacionadas al desempeño del cobre”.

¿Qué le espera al futuro de Codelco? ¿Cómo puede salir del oscuro momento que está viviendo? Juan Villarzú, ex ministro de Estado y ex presidente ejecutivo de la cuprífera, dijo en una presentación en el Instituto de Ingenieros de Minas, que el único camino para que Codelco supere esta crisis es la capitalización e implementar el plan de inversiones, con el fin de aumentar la producción de bajo costo, que a su vez es el único derrotero posible para ubicarse en el primer cuartil de la curva de costos a largo plazo, y así recuperar el liderazgo de la estatal en la industria.

Algo que debe alinearse con la meta de reducción de costos que ha estado materializando la empresa, la cual está prácticamente cumplida, y que bordea los US$ 1.600 millones a la fecha.

Así, con un mal 2016 para la compañía, las miradas se centran sobre el desempeño que tendrá la cuprera en 2017, análisis que se podría prever con la negociación colectiva de Chuquicamata, en enero de 2017, y el llamado a paro por parte de la FTC, lo que marcaría la viabilidad de la principal empresa del país.

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