Carmen SchwarzeTellería: Pionera de la minería

21 abril, 2015
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Fue la primera mujer ingeniera de minas de Chile y de Latinoamérica, todo un hito para una actividad históricamente masculina. Venciendo prejuicios y discriminaciones de género, logró consolidarse como una profesional destacada, tanto en minería como en geología. Hoy, a pocos días de su partida, el mundo minero la recuerda como lo que fue: una pionera que abrió caminos para que otras mujeres pudieran seguir sus pasos en este rubro.

Por Joaquín Ruiz – Revista NME

En Domeyko, una pequeña localidad enclavada en una zona desértica de la Región de Atacama, se respira minería. Su actividad principal gira en torno a este sector, aunque a una escala menor, casi artesanal. Así es ahora, y así lo era hace casi un siglo, cuando sus polvorientas calles conocieron los primeros pasos de Carmen SchwarzeTellería, una pequeña niña que años más tarde estaría destinada a marcar todo un hito en la minería nacional.

El entorno minero la marcó desde su más tierna infancia. Pero no sólo por el pequeño pueblo que la vio nacer. También jugó un rol importante en este sentido su padre, un ingeniero de minas alemán que había llegado a Chile enviado por la empresa Müller –por esos años, un gigante de la minería mundial- para trabajar en la mina de hierro El Algarrobo.

Así, podría parecer natural que el hijo de una familia minera, viviendo en un pueblo minero, y con hermanos mayores mineros, se inclinara por esta actividad al optar por una carrera profesional. Pero ciertamente, nada de esto era habitual para una mujer en la primera mitad del siglo XX. Ni que estudiara, ni mucho menos que optara por esta disciplina, históricamente masculina.

Sin embargo, Carmen Schwarze rompió los paradigmas, y se atrevió a hacer lo que hasta ese momento ninguna otra mujer había hecho en el país: estudiar ingeniería civil de minas. Venciendo prejuicios y odiosas discriminaciones de género, entró a estudiar la carrera en 1938 a la Universidad de Chile, egresando en 1944 con un título profesional que marcó un hito para la época, al ser la primera mujer ingeniera de minas en Chile y en Latinoamérica.

Pero no sólo eso. Además, fue la mejor de su generación, lo que la llevó a obtener el premio “Juan Brüggen” que entrega anualmente el Instituto de Ingenieros de Minasal alumno(a) más destacado(a) de cada promoción.

¿Qué la llevó a estudiar minería? Su fascinación por el mundo de la mineralogía y la geología fueun factor fundamental. Además, desde pequeña había demostrado tener facilidad para las matemáticas, por lo que sus dos hermanos mayores, que ya estudiaban ingeniería en minas, le aconsejaron para que siguiera el mismo camino. Así, entrar a minería no fue tan difícil después de todo. Es más, ni siquiera tenía mucha conciencia de que estaba haciendo historia al ser la primera mujer de la carrera. Simplemente entró, estudió y egresó, como una más de la promoción.

Y para las salidas a terreno, normalmente se hacía acompañar por una hermana, o bien por alguna amiga, para estar acompañada cuando le correspondía acampar en lugares inhóspitos y lejanos.

Terminada la segunda Guerra Mundial, su carrea profesional dio un salto luego que el gobierno de Estados Unidos le otorgara una beca de residencia para estudiar en el Instituto de Ciencias Minerales del Smithsonian, en Washington.

Estados Unidos también le trajo satisfacciones en el plano familiar, ya que fue en ese país donde se casó con Eduardo Bordeu Plate, su antiguo compañero de la universidad, aunque en una especialidad diferente (ingeniería civil eléctrica), quien había viajado a Norteamérica para hacer un posgrado.

De regreso a Chile, en 1948, volvió a la universidad que la formó, pero esta vez como docente de mineralogía. En ese período también participó en la creación de la Escuela de Geología, otra de las grandes pasiones de su vida profesional.

Dejó la universidad en 1963 cuando junto a su marido decidieron irse a vivir al campo, en las cercanías de la ciudad de Los Ángeles, donde se dedicó principalmente a su familia, que ya por esos años sumaba siete hijos; cuatro hombres (Edmundo, Antonio, Alberto y Alejandro) y tres mujeres (Rebeca, Carmen y Cristina).

En 1971 deciden volver a Santiago, lo que le permitió a Carmen regresar también a la mineralogía. Una nueva técnica de difracción de minerales a través de rayos X concentró sus energías en ese tiempo, tras ingresar al Instituto de Investigaciones Geológicas, donde estuvo prácticamente una década hasta que se transformó en el actual Sernageomin, a inicios de los años 80. Ahí se concretó su retiro, completando una destacada trayectoria que quedó marcada principalmente por sus aportes a la mineralogía y la geología.

Pero Carmen Schwarze estaba tan satisfecha de sus logros profesionales como de la familia que había logrado construir. Los siete hijos, 26 nietos y 6 bisnietos eran en el último tiempo el centro de su atención, hasta que sus energías ya no dieron para más. Falleció el 6 de marzo pasado, poco antes de cumplir 95 años, dejando para las nuevas generaciones una huella que el mundo minero recordará en sus libros de historia.

Fuente: Revista Nueva Minería y Energía

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