Capital de riesgo e inversión ángel: A romper el chanchito

30 mayo, 2016
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(Imagen: istock)

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Cuidar los ahorros y arriesgarse al mínimo. Esa, por décadas, ha sido parte de nuestra idiosincrasia; una actitud que está poniendo en jaque el desarrollo del país. Según emprendedores y expertos, sin una cultura de riesgo, de inversión agresiva y arriesgada, es imposible avanzar con la rapidez que demanda el mundo de hoy.

Nicolás Rojas
Desde Antofagasta
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A muchos desde niños les enseñaron a ahorrar: chanchitos de greda o libretas de ahorro, según las preferencias, pero el objetivo era uno solo: juntar dinero y guardarlo. Luego los estudios, el auto, la casa propia. Lo importante era tener la plata segura, sin riesgo.

Esa cultura, desgraciadamente, hoy nos está jugando en contra. Tenemos una industria de capital de riesgo que, según los expertos, es muy incipiente y que, en mayor o menor medida, descansa en el paradigma del chanchito de greda: reducir al mínimo el riesgo del capital.

Pero para el desarrollo económico del país es necesario agilizar las cosas, que los emprendedores chilenos con alto potencial de crecimiento tengan acceso a fondos de capital de riesgo e “inversionistas ángeles”, un tema que desde hace algunos años está tomando fuerza en Chile.

En el momento indicado

Rafael Arévalo es proveedor de la gran minería chilena y australiana. Reymat, su empresa, lleva años en el mercado prestando diversos servicios de análisis predictivo, reparaciones y maestranza. Su sueño es dar el salto y globalizarse aún más, consolidarse en el mercado australiano y exportar a otros países mineros.

Para lograr estos objetivos, Arévalo pensó en la innovación: su experiencia en minería lo llevó a detectar el problema logístico, de gran costo económico, al exportar y vender equipos de gran envergadura. Pensó específicamente en las tolvas de camiones de alto tonelaje y creó una ensamblable, con 450 pernos y que solo necesita de tres mecánicos para ser armada. Nada de soldadores. Así reduce considerablemente los costos y problemas logísticos, pues el traslado es en contenedores y el ensamblaje no demora más de un día.

¿La piedra de tope? El Capital de riesgo (Venture Capital). “No es posible que mi empresa se siga globalizando sin capital de riesgo. La inversión que necesito es muy grande. Participo con esta industria para crecer de forma violenta o lo hago con capital propio, creciendo paulatinamente”, asegura Rafael Arévalo.

Pero el problema de crecer paulatinamente es evidente, pues el mundo es rápido y si no estás en el momento y lugar indicado, simplemente quedas fuera.

Tanto en materia minera como energética, el país tiene una industria muy atractiva para el capital de riesgo, pues el rubro, como suele destacarse, es de “clase mundial”. (Foto: Codelco)

Ángeles, la clave

De acuerdo al profesor Colin Mason, docente de la Escuela de Negocios Adam Smith, de la Universidad de Glasgow, Escocia –país que ha logrado una sólida cultura de capital del riesgo–; estamos frente a un tipo de industria que funciona con el financiamiento de empresas jóvenes con alto potencial de crecimiento, con el objetivo de generar una rentabilidad mayor para los inversionistas que la que podrían obtener de otras clases de activos. Se trata de inversiones grandes, en millones de dólares, que, como su nombre lo indica, son muy riesgosas para la banca tradicional.

Para tener una industria de estas características, complementa, es fundamental contar con un sistema regulatorio y legislativo que reconozca los derechos de propiedad, profesionales que comprendan la industria (abogados, entre otros), emprendedores con alto potencial y un régimen fiscal apropiado que entregue incentivos y regule los impuestos sobre las ganancias en este tipo de inversión; entre otros aspectos importantes.

Estas características, lamentablemente, Chile no las tiene. Así al menos lo piensa Gianni Romani, doctora en finanzas y académica de la Universidad Católica del Norte (UCN), quien ha dedicado gran parte de su carrera a estudiar e incentivar esta industria en Chile.

“Deberíamos tener una legislación clara para el desarrollo de un mercado de capital de riesgo informal, es decir ‘capitalistas ángeles’. El capital de riesgo, de alguna u otra manera, está regulado por la Ley única de fondos. En otros países hay incentivos para las personas que invierten en negocios emprendedores porque, si quieres promover que las personas que son ricas inviertan en esta industria, debes poner incentivos fiscales. Claro, muchos piensan por qué deberíamos hacer incentivos para que los ricos se hagan más ricos, pero esa mentalidad es muy pequeña. Es verdad, se hacen más ricos, pero dan la oportunidad para generar nuevas industrias, generando riqueza nacional”, asegura Romani.

Efectivamente, para los emprendedores la inversión ángel es fundamental, pues son personas que suelen entender el negocio y participan de él. La banca, en cambio, “no ve el negocio como lo ve un emprendedor, lo ve como un empresario, maximizando su rentabilidad con el menor riesgo y (en este tipo de inversión) algunas veces tenemos más riesgo que lo habitual”, señala Rafael Arévalo, quien complementa que bajo este sistema también se potencian las redes de contacto, otro aspecto de vital importancia.

Condiciones económicas y sociales

Para este tipo de industria, el panorama económico de Chile es bastante ideal. De acuerdo a Jaime Riggs, director ejecutivo de “Emprende Fundación Chile”, quien además está a cargo de “Chile Global Angels”, tanto en materia minera como energética, el país tiene una industria muy atractiva para el capital de riesgo, pues el rubro, como suele destacarse, es de “clase mundial”.

“Un emprendimiento minero puede llegar a ser una empresa que provee servicios al mercado nacional para, eventualmente, volcarse al extranjero. (Por otro lado) la industria energética limpia también es muy atractiva. De acuerdo a lo que indicó el reporte de Navigant Research en 2015, las ERNC son una industria global de U$1,3 trillones. En especial, es una oportunidad ideal para Chile, debido a que tiene un gran potencial de energía solar”, afirma Riggs.

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Gianni Romani, doctora en finanzas y académica de la Universidad Católica del Norte, UCN. (Foto: UCN)

Sin embargo, para sacarle partido a todo este potencial es fundamental que ingrese el Estado de manera más agresiva. Actualmente, a través de Corfo, hay fondos destinados a financiar estas redes durante tres años, renovables por tres años más si se cumplen con las metas propuestas. Pero si en esos seis años no se es capaz de funcionar, ya no hay más recursos, según explica Romani.

Entonces ¿cómo se financian estas redes? “Muchos dicen que con la membresía que pagan los integrantes de esta red, pero eso no es suficiente para mantener oficinas, sueldos, etc. Entonces hoy las redes ofrecen servicios adicionales, pero aun así les cuesta sobrevivir. En Europa, por ejemplo, la gran mayoría son subsidiadas por el Estado, porque no es fácil animar a una persona, por muy rica que sea, a invertir en otra persona. Tienes que atraerlos con incentivos fiscales”, agrega la experta de la UCN.

Pero hay otro tema que va más allá: además de la poca cultura de riesgo, por lo general los inversionistas ven los negocios a corto plazo, cuando este, definitivamente, es de mediano a largo aliento.

“Pienso que deberíamos generar cultura de capital de riesgo, y eso parte por fomentar la ‘inversión ángel’. Necesitamos que los pocos que hoy invierten, inviertan con los que quieren invertir pero aún no tienen la experiencia en este tema, porque así se va generando una cadena virtuosa. Sabemos que esto es de largo plazo, pero en algún momento tenemos que empezar”, concluye Gianni Romani.

Finalmente, de acuerdo a los expertos, el último aspecto fundamental es promover la iniciativa empresarial que genere negocios globales. El doctor Mason cree que este trabajo debe llevar a tener emprendedores dispuestos a compartir la propiedad de su empresa mediante los fondos de capital de riesgo, a venderlo en el futuro y “reciclar” la riqueza generada en otros negocios. De esta manera, el propio emprendedor se puede convertir en inversionista ángel o puede decidir poner sus recursos en capitales de riesgo. Otro círculo virtuoso.

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