Aporte del cobre a las arcas fiscales pasa de 20% a 4,6% en casi tres décadas

20 agosto, 2018
libra de cobre

De acuerdo a los expertos se revela la interrogante de qué tan dependiente sigue siendo Chile del precio del commodity y, por tanto, cuán vulnerable está la economía chilena.

Fue una semana compleja para los mercados financieros, y en especial para los países emergentes. El aumento de la tensión comercial entre Estados Unidos y China y la compleja situación por la que atraviesa la economía de Turquía, golpearon con fuerza a las bolsas mundiales y por cierto también al cobre.

El precio del metal rojo -la mayor exportación del país- cerró el viernes en US$ 2,65 la libra, acumulando una caída de 18,35% en lo que va del año, mientras por contrapartida el precio del dólar escaló $28,1 solo en los últimos siete días, empinándose sobre los $670 al cierre de la semana, su valor más alto desde junio de 2017. Una apreciación que además se dio a nivel internacional, reflejando la salida de capitales de los mercados emergentes.

Con estos movimientos a escala mundial, la pregunta -y preocupación- no tardó en instalarse. ¿Qué tan pasajeros serán estos movimientos? O, a la inversa, ¿dan cuenta de un cambio de tendencia en el ciclo de la economía mundial? Mientras expertos internacionales hasta anticipan una posible recesión en Estados Unidos (ver página B 9), la interrogante es qué tan preparada está la economía chilena si estos factores se hicieran persistentes en el tiempo.

Según datos del Banco Central muestran que a comienzos de la década de los 90, la minería representaba el 12% del Producto, y el año pasado su aporte seguía en un rango casi idéntico: 11,8%. Y en el caso de las exportaciones, en el primer año del gobierno de Patricio Aylwin el cobre representó el 46% de los envíos; 27 años después, el 50%.

Donde sí ha habido una evolución es al medir el aporte del metal rojo a las arcas fiscales. Mientras en 1990 significaba el 20,7% de los ingresos del fisco, casi tres décadas después solo fue del 4,6%.

En el Gobierno monitorean la situación. Para el ministro de Economía, José Ramón Valente, lo que ocurre con Turquía es producto de la vulnerabilidad que enfrentan algunos países emergentes -como por ejemplo también Argentina-, ante la necesidad de obtener financiamiento externo para cumplir con sus compromisos fiscales.

El ministro de Minería, Baldo Prokurica, comparte el diagnóstico de su par de Economía respecto del origen de la coyuntura económica actual. Plantea que estos elementos han aumentado el riesgo de una rápida desaceleración del crecimiento global. “En el corto plazo persistirían las expectativas negativas para el precio del cobre”, asegura, e incluso va más allá, planteando que la proyección de Cochilco de un precio promedio del cobre de US$ 3 la libra para 2018 podría no cumplirse si Estados Unidos persiste en la aplicación de nuevos aranceles a China.

El presidente ejecutivo del Consejo Minero, Joaquín Villarino, estima que la reciente caída en el precio del cobre estaría explicada por factores coyunturales. “En la medida que el temor a una agudización de la guerra comercial y entendiendo que la apreciación de dólar tiene un carácter coyuntural, el precio del cobre debiera tender a recuperarse”.

Una visión similar tiene el ex presidente del directorio de Codelco, Óscar Landerretche. En su opinión, “las incertidumbres económicas que está generando la política económica mercantilista, proteccionista y nacionalista de Estados Unidos” están impactando los mercados de activos. Esto, combinado con un ciclo de mayor restricción por parte de los bancos centrales, tiende a deprimir los prospectos económicos globales y los precios de activos. “Sin embargo, es un efecto, a mi juicio, especulativo, de corto plazo, pues los prospectos del mercado del cobre de mediano y largo plazo están bastante bien”, asevera.

Landerretche destaca el impacto “muy significativo” que tiene la minería en otras industrias, como la construcción, logística y transporte, y energía. “Una vez que uno considera todos estos efectos indirectos y multiplicadores, el tamaño de la minería es mayor, quizás un 50% más grande que los efectos directos y mucho más significativo en empleo, ya que algunos de los sectores de proveedores de la minería son muy intensivos en empleo”.

Fuente: Diario El Mercurio

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