Revista Nueva Minería

El 40% de las solicitudes de patentes que se presentan en la Región tienen que ver con minería.

Después de tres años desde su creación el Programa Nacional de Minería Alta Ley obtuvo su personalidad jurídica, transformándose así en una corporación de derecho privado y asumiendo con ello todos sus propósitos y estrategias.

“Estamos bien contentos y celebrándolo aquí en Concepción”, dijo Mauro Valdés, presidente del Programa Nacional de Minería Alta Ley, a quien la noticia sorprendió en la capital penquista exponiendo ante unos 60 pequeños y medianos proveedores de bienes y servicios al sector minero.

El abogado de la Pontificia Universidad Católica y master en derecho de la Universidad de Hamburgo, explica que dicha Corporación asume la forma que tenía el Centro de Investigación Minero Metalúrgica (Cimm) “permitiéndonos sostener este esfuerzo en el mediano y largo plazo”.

A tres años de su creación, los avances del Programa, el ejecutivo señala que “lo que primero hemos hecho ha sido juntar a todos los actores desde el sector público, pero también del sector privado, las universidades, las compañías mineras, los proveedores, los centros I+D, los emprendedores y en conjunto desarrollamos una hoja de ruta que plantea los principales desafíos en materia de innovación y tecnología en minería con una visión al año 2050”.

El objetivo es que a través de esta actividad vayamos desarrollando no solo la extracción de minerales sino también la minería en todo su potencial, básicamente el conocimiento y las capacidades que requiere para desarrollarse. Entonces la minería no solo se convierte en proveedora de materia prima y recursos para el Estado y para la balanza comercial del país, sino también en una palanca gigantesca para pasar desde la economía de recursos naturales a la economía del conocimiento, que es la aspiración de todos los países en vías de desarrollo, que sobre la base de su conocimiento han adquirido una mayor sustentabilidad en su desarrollo.

Consultado respecto de si Chile reaccionó un poco tarde en pensar en soluciones más allá de la pura extracción de cobre, dado que muchos estudios ya mostraban hace años una caída sostenida en la ley del mineral, Mauro Valdés es enfático en señalar que “efectivamente, el atractivo de Chile para la inversión minera y para convertirse en definitiva, en el productor del 30% del cobre del mundo fue fuertemente apalancado por la calidad de sus yacimientos y por un fuerte portafolio de proyectos que estaba disponible. Pero eso ya no es tan así y precisamente el espacio y el momento en el cual nosotros debemos apoyar la consolidación de ese 3o% de producción mundial es ahora, a través de no solo la calidad de nuestros yacimientos sino de la calidad de nuestra gente, de nuestros empresarios, etcétera”.

El Programa Alta Ley tiene un doble propósito; uno que es fortalecer la productividad, la seguridad y el respeto al medioambiente de la minería, pero también desarrollar 250 proveedores de clase mundial que exporten US$4 mil millones al año, equivalente más o menos a lo que exporta el sector salmonero y bastante más que la exportación de vinos y creemos que esto es perfectamente posible de alcanzar y lograr esa diversificación productiva, paradójicamente a través de la misma minería.

La Región del Biobío ha tenido históricamente una tradición minera, no solo la del carbón, sino que hoy vuelve a emerger con algunos proyectos específicos de desarrollos de otros minerales y tiene además una tradición muy potente en la formación de profesionales y técnicos para la minería, en los temas de construcción y montaje, metalurgia y en la provisión de servicios, lo que se nota en los indicadores regionales. “Cuando la minería empieza a progresar disminuyen las tasas de desempleo en la Región y aumenta también el PIB y esta Región refleja bien esa combinación que queremos hacer entre minería y este ecosistema de innovación de desarrollo tecnológico y de capacidades que queremos lograr en Alta Ley”, concluye.

Fuente: El Sur de Concepción