Agua en minería: Menos es más

28 diciembre, 2015
espesador de relevas
espesador de relaves

Espesador de relaves de la mina Ministro Hales de Codelco. (Foto: Codelco)

En el mes de noviembre Cochilco dio a conocer las proyecciones del uso de agua de mar en minería hacia el 2026, en medio de un escenario donde la palabra escasez cobra relevancia. ¿Los resultados? Alentadores a juicio de la industria, tomando en cuenta el impacto positivo que puede generar el mayor consumo de agua de mar para el sector y el bienestar del país.

Camila Morales
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El pasado 12 de noviembre el gobierno encabezado por la presidenta Bachelet declaró 14 comunas de la región de Coquimbo como zonas de escasez hídrica, designación que busca asegurar el abastecimiento de agua potable para la población e implementar medidas de emergencia para apoyar a la ciudadanía afectada por la sequía.

Días más tarde, Conicyt divulgaba un informe denominado “La megasequía 2010-2015: una lección para el futuro”, documento que recibió el ejecutivo y donde se concluyó que la escasez hídrica podría presentarse en Chile con una periodicidad aproximada de 20 años hacia 2050, en especial si siguen aumentando las emisiones globales de gases de efecto invernadero.

Estos dos hechos son sólo el reflejo de numerosas situaciones que el país ha debido experimentar debido a la escasez hídrica. Es por esta razón que las causas potenciales de este déficit, sus impactos y la vulnerabilidad de ciertas zonas ante esta tendencia, abren más interrogantes que respuestas para el gobierno, las empresas y la ciudadanía.

¿Qué medidas implementará el Estado para aminorar los efectos de la escasez de agua?, ¿qué campañas se desarrollarán para generar conciencia en la ciudadanía?, ¿qué estrategias potenciará el sector privado para optimizar los procesos que involucran recursos hídricos?, son parte de los cuestionamientos.

Frente a este momento de incertidumbre por el que atraviesa el país y el mundo en general, idear métodos efectivos para aminorar el uso desmedido de agua dulce, es un objetivo que atraviesa innumerables industrias. Entre éstas, la minera es uno de los sectores que trabaja en nuevas medidas para aminorar el impacto de la escasez hídrica en el norte de Chile.

Este antecedente fue confirmado por la Comisión Chilena del Cobre en noviembre pasado, al momento de dar a conocer el informe sobre el uso de agua de mar en la minería del metal rojo hacia el año 2026; documento que generó expectativas en el área al proyectar una baja considerable en la utilización de agua dulce.

La consolidación del agua de mar

Dentro de las conclusiones que se desprenden del informe, uno de los puntos que destaca es que la utilización de agua fresca en las operaciones existentes para la producción del cobre -que actualmente es de 13,3 m3 por segundo- disminuirá 19% llegando a 10,8 m3/s, en gran medida gracias a la mayor utilización de agua salada.

“En vista de la escasez hídrica, es importante que el agua de mar aumente su participación en el proceso productivo, y para ello son cada vez más las mineras que se han sumado a la construcción de sus propias desaladoras para enfrentar limitaciones de agua fresca en la medida que esto sea factible, tanto técnica como económicamente”, señaló la ministra de Minería, Aurora Williams.

guillermo donoso

Guillermo Donoso, académico experto en Economía de los Recursos Naturales y del Agua de la Universidad Católica. (Foto: Guillermo Donoso)

En relación a esta baja, Guillermo Donoso, académico experto en Economía de los Recursos Naturales y del Agua de la Universidad Católica, destaca la disminución del consumo de agua fresca en la minería por medio de la desalación, método para separar la sal del agua que ha aumentado un 160% entre 2011 y 2013. Sin embargo, el experto advierte sobre los cuidados que el sector debe mantener para optimizar los procesos.

“Los costos de inversión y operación de las plantas desaladoras resultan determinante para la factibilidad de los procesos. Por ende, esta fuente de agua se consolida como una alternativa para enfrentar la creciente escasez en la zona, pero en la medida que los costos de operación y traslado no afecten la competitividad de la minería”, precisó Donoso.

Tomando en cuenta que las desaladoras funcionando y en carpeta prevén una suma de recursos equivalentes de incluso 11.203 litros por segundo, y que las inversiones requeridas para los proyectos de desalación en carpeta ascenderían US$ 10 mil millones a 2021; la utilización de agua de mar impondría nuevos retos relativos a los costos de las operaciones del rubro.

En relación a este tema, se prevé que el consumo de agua de mar llegue a 10,7 m3/s el año 2026, es decir 4,3 veces el valor esperado para este año, debido a la utilización de agua salada en los nuevos proyectos y por las expansiones de las plantas existentes, entre las que destaca la desaladora Coloso, iniciativa que estima el inicio de sus operaciones en 2017 con una capacidad de 2.500 l/s.

“El uso de agua de mar desalada puede tener un impacto relevante en términos competitivos, alcanzando hasta 27 cUS$/lb bajo los supuestos planteados. Siendo el agua un insumo esencial en la producción minera, se justifica contar con una capacidad prospectiva sobre el uso esperado de este recurso en el largo plazo”, señala el documento de Cochilco.

Para Guillermo Donoso, si bien la desalación es un proceso determinante en esta nueva etapa donde predomina la utilización de agua salada, este proceso mantiene algunos desafíos en los que la industria aún debe trabajar.
“Los potenciales impactos ambientales asociados a la desalación son uno de los desafíos que enfrenta la minería. La incidencia ambiental es variable, pues sus alcances dependen de las características del lugar, la tecnología empleada y la capacidad de la planta. Asimismo, los impactos sociales son importantes debido al incremento de los niveles de ruido que se producen en la operación de la planta”, argumenta el académico.

Proyecciones

Aunque es un hecho que el agua de mar se consolida como la solución a la escasez hídrica en la mayoría de las zonas de producción minera, el dilema en el manejo de este recurso es que las iniciativas que utilizarían agua de mar tienen menor grado de certeza en el catastro de inversiones que los que usan agua fresca, según el informe emitido por Cochilco.

“Si bien el mayor crecimiento del consumo de agua de mar provendría de proyectos de concentración de sulfuros, este crecimiento está ligado a una mayor variabilidad, pues del total esperado al 2026 un 40% se encontraría bajo una condición posible o potencial en su materialización”, precisó Hernández.

De acuerdo al informe emitido por Cochilco, Antofagasta dejaría de ser la región de mayor consumo de agua fresca, descendiendo su participación de 43% a 20% en 2026. (Foto: Icanor)

De acuerdo al informe emitido por Cochilco, Antofagasta dejaría de ser la región de mayor consumo de agua fresca, descendiendo su participación de 43% a 20% en 2026. (Foto: Icanor)

Asimismo, otro punto que destaca en el documento emitido por la Comisión, es que Antofagasta dejaría de ser la región de mayor consumo de agua fresca, descendiendo su participación de 43% a 20% en 2026.

Al respecto, la ministra de Minería, Aurora Williams, indicó que esta disminución es “un avance importante que como gobierno valoramos e impulsamos y que va en beneficio de nuestro país, como también para la minería y sus innovaciones”.

Este punto fue aplaudido por la industria, considerando que el aumento de la competencia entre los sectores industriales que necesitan de grande metros cúbicos de agua, entre estos la minería, están afectando directamente la disponibilidad y la calidad del recurso hídrico, lo cual encarece los costos.

Tal como afirma Guillermo Donoso, “si esta reducción en el consumo de agua fresca por parte de la minería contribuirá a una mayor sustentabilidad del recurso hídrico, depende de que esta disponibilidad de agua fresca no se reasigne a otros usos, permitiendo recargar los acuíferos actualmente sobre-explotados”.

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