2018: Transición energética, una oportunidad histórica

17 diciembre, 2018
Ignacio Santelices - Agencia de Sostenibilidad Energética

“En 2018, sin dejar de avanzar, nos permitimos un momento para mirar nuestro entorno, revisar lo realizado en las últimas décadas, fijar prioridades y proyectarnos hacia el futuro en materia de sostenibilidad energética, contando con marcos adecuados para su despliegue”.

Por Ignacio Santelices, director ejecutivo Agencia de Sostenibilidad Energética

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Tras la transformación energética que hizo posible la revolución industrial hace más de dos siglos, nuestra generación tiene ahora la responsabilidad de llevar a cabo una nueva revolución de la mano de energías limpias, usadas de manera eficiente. Aprovechando la alta capacidad energética de los combustibles fósiles se fue modelando la sociedad actual, pero su intenso uso ha tenido como principal consecuencia negativa el aumento en la temperatura promedio de la tierra. El último informe del IPCC es claro: para alcanzar un aumento de temperatura promedio de solo 1,5°C debemos reducir en un 50% el empleo de combustibles fósiles en menos de 15 años.

Chile no es un gran emisor de gases de efecto invernadero (GEI), pero aun así, como país hemos establecido compromisos de reducción de emisiones, y los actores públicos y privados hemos asumido el desafío de avanzar hacia un desarrollo sostenible. Para ello, las energías renovables y el uso eficiente de la energía son una fortaleza y una fuente de oportunidades. Los acelerados avances de la tecnología juegan a nuestro favor y a la vez nos desafían. Hace apenas una década, por ejemplo, instalar un watt solar a gran escala costaba 7 dólares. Hoy, podemos instalarlo en el techo de nuestra casa a menos de 1,5 dólares.

Quizás lo más desafiante -y que tomará buena parte de nuestra atención en 2019 y durante la próxima década- será el cómo somos capaces de acompañar estos procesos de transformación a tiempo y contando con los marcos adecuados para capitalizarlos de la mejor manera posible.

Esfuerzos desde el Estado como la Ruta Energética 2018-2022, nuevos marcos regulatorios como la actualización de la Ley de Generación Distribuida y el nuevo proyecto de ley de Eficiencia Energética, entre otros, además de transformaciones en la institucionalidad como es el caso de la nueva Agencia de Sostenibilidad Energética, con una mirada más integradora de todos estos desafíos y oportunidades; dan cuenta de que en el país nos estamos haciendo cargo de preparar las condiciones para hacer de buena manera esta transición energética. Diversas iniciativas en marcha y compromisos del sector privado también permiten tener una visión optimista al respecto.

En 2018, sin dejar de avanzar, nos permitimos un momento para mirar nuestro entorno, revisar lo realizado en las últimas décadas, fijar prioridades y proyectarnos en materia de sostenibilidad energética, contando con marcos adecuados para su despliegue. El 2019 será un año de consolidación de estos marcos, y de fortalecimiento del trabajo público y privado a través de una adecuada articulación de actores, para así entrar de lleno en los desafíos de transformación energética que nos traerá la próxima década; fenómeno que estamos seguros, es una buena noticia para Chile.

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